Usted está aquí: lunes 26 de septiembre de 2005 Opinión Los padrinos del PAN

Carlos Fazio

Los padrinos del PAN

Mientras consolida su presencia militar en Colombia y prepara las condiciones óptimas para librar una guerra balcanizadora en el corazón de América Latina -mediante la ampliación y modernización de la base castrense de Mariscal Estigarribia en la inhóspita región del Chaco, en el noroeste de Paraguay, adonde serán destinados 400 soldados del Pentágono-, Estados Unidos no ceja en sus afanes desestabilizadores e intervencionistas sobre Cuba y Venezuela.

La reciente Cumbre Mundial de Naciones Unidas en Nueva York fue el último escenario de la larga y ríspida confrontación verbal de la administración de Bush con los gobiernos de La Habana y Caracas. Ante la Asamblea General, en obvia alusión a los gobiernos de Fidel Castro y Hugo Chávez, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, se refirió a "estados débiles, mal gobernados" que se "han vuelto más peligrosos" que las grandes potencias. La lógica militar que impregna todas las acciones de la Casa Blanca se vio refrendada en la cumbre, donde, mediante chantajes, la delegación estadunidense logró imponer a la ONU una agenda que incluye la doctrina de la guerra preventiva, la ambigua "responsabilidad de proteger" poblaciones y una Comisión de Reconstrucción para la Paz, medidas interpretadas como una "carta blanca" para justificar invasiones en el mundo.

Por vía paralela, en su afán de fabricar una "disidencia" interna en Cuba y apoyar grupos golpistas en Venezuela, la administración de Bush viene preparando una reunión en Tallin, capital de Estonia, una de las ex repúblicas soviéticas del Báltico. Así, mientras arroja napalm sobre la población iraquí de Fallujah y enfrenta una huelga de hambre de los prisioneros de guerra retenidos de manera ilegal en un campo de concentración en la base de Guantánamo, Washington se apresta a llevar a cabo un nuevo show propagandístico bajo la cobertura de la "defensa" de los derechos humanos en la isla y Venezuela. Para ello, una vez más contará con el apoyo subordinado de los partidos Popular (PP) de España y Acción Nacional (PAN) de México. En la lista de invitados aparecen dos pesos pesados de la diplomacia de guerra estadunidense, Madeleine Albright y Jeane Kirpatrick; el español José María Aznar, los ex presidentes Luis Alberto Lacalle (Uruguay), Mireya Moscoso (Panamá) y Francisco Flores (El Salvador), los intelectuales de derecha Mario Vargas Llosa, Jorge Castañeda y Enrique Krauze; el presidente nacional del PAN, Manuel Espino, y su correligionaria Adriana González.

La reunión de Tallin, financiada por el Departamento de Estado y en cuya organización participa de manera activa la terrorista Fundación Nacional Cubano Americana, con sede en Miami, forma parte de las acciones de desestabilización diseñadas por la Comisión de Apoyo a una Cuba Libre que presidiera el ex secretario de Estado, Colin Powell, y sigue la zaga de la reunión de Praga (septiembre de 2004), donde se acordó "apadrinar" a mercenarios cubanos en la isla. Manuel Espino, la diputada González y la senadora Cecilia Romero (los tres del PAN) encabezan el Programa Padrino en México.

Ambas actividades están conectadas con el lanzamiento del Comité Internacional de Jóvenes por la Democracia en Cuba (México, 27 de agosto) y la presencia aquí de los ex golpistas venezolanos Julio Borges y Amalia Belisario, del Partido Primero Justicia, quienes abonaron la campaña de propaganda estadunidense con señalamientos sobre "el caciquismo, la demagogia y el populismo" de Hugo Chávez; arremetieron contra el nuevo canal de televisión Telesur e insistieron con la rudimentaria historia sobre un envío de armas del gobierno venezolano al EPR. El 3 de septiembre Borges, cuyo partido formó parte del efímero gabinete de Pedro Carmona y es apoyado en Venezuela por el Opus Dei, fue recibido por el presidente Vicente Fox en Guanajuato. Según Espino, el PAN apoyará a Primero Justicia en los comicios presidenciales de 2006 para que Venezuela pueda alcanzar "democracia, libertad y emancipación".

Uno de los participantes en la reunión organizada por el PAN el 27 de agosto fue el legislador uruguayo Jaime Trobo, del Partido Nacional, quien el año pasado protagonizó un sonado incidente con las autoridades de Cuba. Trobo promovió una "cuestión de fueros" en el Parlamento de su país y a raíz de ello salió a relucir que manejaba una "cuenta especial" que era cubierta con dinero proveniente de grupos de contrarrevolucionarios cubanos radicados en Miami y República Dominicana. Quedó claro, entonces, que la contraparte de su dinámica solidaridad con la "disidencia" cubana era el dinero. ¿Ocurrirá lo mismo con los "padrinos" del PAN?

 
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