Usted está aquí: viernes 30 de septiembre de 2005 Opinión La desbandada

Luis Javier Garrido

La desbandada

El futuro de México en el próximo sexenio dependerá no sólo de quienes habrán de gobernarlo, sino de la capacidad de las fuerzas populares para defender desde ahora un proyecto de país, pues la desbandada del foxismo ante el estrepitoso fracaso de la derecha en el poder no hace más que presagiar una reacción de esa misma derecha, aun antes del proceso electoral, para imponerse al margen de cualquier elección.

1. El fin anticipado de gobierno que decretó Vicente Fox desde el tercer año de su gestión, al decretar el inicio anticipado de la carrera presidencial, evidenciar su de-sidia para seguir en el cargo y dedicarse a mentir sobre su gestión en una interminable campaña de propaganda, ha terminado por producir una desbandada de quienes antaño preconizaban que se estaba produciendo "un cambio".

2. El desastre institucional que está viviendo el país tiene muchos responsables: desde los grupos empresariales hasta los partidos políticos, pero el principal es sin lugar a dudas el propio Vicente Fox.

3. El gobierno foxista fue incapaz de entender que el país requería de una transición política y, aunque desarrolló una retórica sobre "el cambio", fue un gobierno de continuidad con los gobiernos de la tecnocracia priísta en el fondo y en la forma. Definió un equipo de colaboradores entre los que predominaban los priístas, mantuvo las estructuras corporatistas y de corrupción a las que estaba aliado a través de Carlos Salinas de Gortari y de Elba Esther Gordillo, se sometió a muchos de los poderosos intereses creados -en las finanzas, en la industria y en el narco- y, en la expectativa de contar con su respaldo legislativo, fue haciendo concesión tras concesión a los priístas, que muy pronto le tomaron la medida hasta ejercer una especie de cogobierno con él.

4. La obsesión de Fox fue desmantelar al Estado posrevolucionario en nombre del neoliberalismo, entregando sus funciones a los grupos privados y olvidando que su obligación era gobernar, y lo único que logró fue destruir sus propias posibilidades.

5. La ausencia de autoridad moral y política del Ejecutivo panista ha sido una característica del régimen que muchos han subrayado en los últimos años. La revelación de que muchas de las acciones de gobierno se han estado decidiendo más en la casa de Salinas que en Los Pinos, en un escenario que hizo recordar los años del maximato callista -durante los cuales "no mandaba el presidente"-, no ha sorprendido por lo mismo a nadie. El hecho de que Francisco Gil (secretario de Hacienda) terminara por reconocer que sí ha acordado asuntos de gobierno con Salinas (26 de septiembre) y que un día después Carlos Abascal (titular de Gobernación) confirmara que él también lo ha venido haciendo (27 de septiembre), no ha logrado más que ahondar el desprestigio de todos.

6, Un gobierno de tecnócratas, empresarios y empleados de empresarios, que no tuvieron más proyecto que apoderarse del aparato del Estado para aplicar los programas de los organismos financieros internacionales y entregarse a los negocios en escandalosos actos de corrupción, no podía tener principios ni creer en su jefe. De ahí que tampoco sorprenda que se sumen a la desbandada dos secretarios de Estado más: Javier Usabiaga (Agricultura), quien en pleno conflicto con los cañeros tira el arpa, y Fernando Elizondo (Energía), quienes luego de sus desastrosas gestiones buscan como trapecistas políticos cargos electivos (28 de septiembre), dejando el gabinete que más cambios ha tenido en la historia mexicana.

7. Porque lo que más ha caracterizado al gobierno de Vicente Fox, además de sus políticas antipopulares y antinacionales, de su entreguismo a Washington y a las trasnacionales y de su voracidad para hacer negocios a costa del pueblo, ha sido su ineptitud. Y si el pueblo ha terminado por repudiarlo como a los peores gobernantes priístas, la derecha empresarial y eclesial también ha llegado a despreciarlo y ahora ve con preocupación el futuro inmediato, tomando iniciativas.

8. La desbandada de la clase política foxista, los desastres de Acción Nacional en los últimos comicios locales y los cada vez más airados reclamos populares por la deplorable gestión del foxismo, que presagian un desastre electoral para el PAN y muy probablemente también para el PRI en 2006, han llevado a Fox, en pleno abandono de sus responsabilidades, a intensificar sus campañas de autopropaganda. Pero han concitado también una reacción de Washington y de la derecha empresarial mexicana vinculada a los centros de decisión de Estados Unidos, que desde ahora tratan de asegurar sus intereses.

9. La desbandada de los grupos empresariales que abandonan al presidente más derechista que ha tenido México se ha venido a su vez manifestando desde hace meses y no presagia nada bueno para los mexicanos, muchos de los cuales tienen la mirada puesta en las elecciones y se les olvida que las decisiones de importancia se toman fuera del marco electoral, y así proliferan las iniciativas. Aspe y Salinas buscan renegociar "como particulares" el TLC en Washington, grupos de académicos hacen campaña por la integración y El Tigrito Azcárraga pretende definir en nombre de Televisa el proyecto nacional y atarle las manos al nuevo gobierno.

10. El voto popular tiene en México una importancia estratégica, pero no debe olvidarse que la disputa por el poder se da más allá de ese marco electoral y que la movilización popular debe ser permanente si se quiere salvar a la nación.

 
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