Usted está aquí: sábado 1 de octubre de 2005 Ciencias Uso forrajero de la caña de azúcar para aliviar la crisis de la industria

Afirma el investigador de la UAM Gustavo Viniegra que es la mejor alternativa

Uso forrajero de la caña de azúcar para aliviar la crisis de la industria

Sería nutritivo para el ganado vacuno, lo cual ayudaría a elevar la producción de leche

Asegura que los jarabes fructosados y el alcohol etílico son aprovechamientos en desuso

AGENCIA CONACYT

Ampliar la imagen Zafra en los campos del ingenio azucarero El naranjo, en San Luis Potos�OTO Archivo Foto: Archivo

Con base en un estudio económico, el doctor emérito Gustavo Viniegra, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), plantel Iztapalapa, propone producir forraje para el ganado vacuno a partir de la caña, lo cual ayudaría a resolver la crisis de la industria azucarera en el país.

Según el doctor Viniegra, el conflicto de los cañeros tiene su origen en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, con el cual se permitió la importación de jarabes fructosados derivados del maíz producido y subsidiado en Estados Unidos, además de que se restringieron las cuotas de exportación de azúcar hacia ese país.

Para el investigador, la mejor opción a corto plazo es renovar la industria de la caña con un producto de mayor rentabilidad: un forraje para alimentar al ganado vacuno, el cual puede ser almacenado durante todo el año.

"Esto ofrecería una alternativa rentable a 90 mil hectáreas de caña, daría un alivio a la crisis económica y de empleo en esa industria y, lo más interesante, no requeriría de un subsidio fiscal, como ahora se aplica a la banca y al rescate de las inversiones para construir carreteras de cuota", señaló el investigador del Departamento de Biotecnología de la UAM.

Sólo una máquina para picar y revolver

El doctor Viniegra mencionó que la tecnología de aprovechamiento forrajero de la caña ya había sido propuesta hace cinco lustros en un estudio financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y el Centro de Investigación Internacional de Desarrollo de Canadá (IDRC, por sus siglas en inglés). Los resultados se publicaron en revistas nacionales e internacionales.

Estas conclusiones fueron comprobadas en trabajos posteriores de Tailandia, República Dominicana, Colombia y Vietnam, dice el doctor Viniegra. Inclusive se pueden consultar en la página electrónica de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés).

La tecnología necesaria comprende "un molino o una máquina picadora y revolvedora. La caña sería transformada en un forraje jugoso y abundante que mantendría al ganado vacuno en un nivel basal adecuado, es decir, su nivel de actividad durante el reposo y sin gastos energéticos de producción de leche. Su conservación puede realizarse mediante silos forrajeros de bajo costo.

"Y además del forraje para alimentar a las vacas se elaboraría un suplemento a base de una mezcla de grano, harina de semillas oleaginosas -como las de algodón y girasol-, fosfatos y urea", explicó Gustavo Viniegra.

Todo es muy barato, aseguró, lo más costoso es el grano de cereal que se compraría en el mercado, cuyo precio es de dos pesos por kilogramo.

"Con esta tecnología, una hectárea de caña puede alimentar parcialmente a 13 vacas lecheras de rendimiento moderado -nueve litros diarios- para que produzcan, con un suplemento alimenticio apropiado, aproximadamente 28 mil litros al año."

Este mismo suplemento resolvería el problema de las vacas rústicas, las cuales, por falta de alimentación, producen menos de cinco litros diarios de leche durante la estación seca del trópico.

Así se ahorrarían casi 70 millones de dólares de leche importada en forma de polvo y se proporcionaría materia prima para producir queso, leche fermentada, crema y suero industrializado, todo con un valor de 24 mil millones de pesos.

Gustavo Viniegra aseguró que existen posibilidades en desuso de aprovechamiento de la caña, primero, la producción de alcohol etílico, la cual necesitaría del subsidio federal, y segundo, la elaboración de jarabes fructosados, que requeriría también ser subsidiada para competir con este producto importado de Estados Unidos o derivado del maíz importado y trasformado en México.

 
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