Usted está aquí: sábado 1 de octubre de 2005 Cultura La "amante secreta" de Sánchez Vázquez

La "amante secreta" de Sánchez Vázquez

Poesía, volumen del filósofo que reúne su obra completa en ese género literario

ANGEL VARGAS

Ampliar la imagen Adolfo S�hez V�uez, fil�o y poeta, maestro e investigador em�to de la UNAM, durante una entrevista en diciembre de 2002 FOTO Cristina Rodr�ez Foto: Cristina Rodr�ez

Ampliar la imagen Adolfo S�hez V�uez durante el homenaje que se rindi�los decanos del exilio republicano, en el Ateneo Espa� hace tres a�FOTO Carlos Cisneros Foto: Carlos Cisneros

El ejercicio de la poesía es una de las aristas menos conocidas de la obra de Adolfo Sánchez Vázquez. Tan es así que el connotado filósofo de origen español, quien hace unos días cumplió 90 años, se ha referido a esa vertiente como su "amante secreta".

Si bien cuenta en su haber con un título en tal género, El pulso ardiendo, la primera aparición de éste se remonta a hace más de 60 años, 1942, y el resto de su obra se halla "dispersa desde hace ya muchos años en diferentes publicaciones, hoy de difícil acceso", explica el propio autor.

De allí la trascendencia del libro Poesía, editado por el Fondo de Cultura Económica y el Centro Cultural de la Generación del 27, de Málaga, España, que comenzará a circular en breve en México.

En dicho volumen, con un total de 163 páginas, se recoge de manera íntegra el trabajo poético de este gran pensador y humanista, uno de los filósofos marxistas más reconocidos a escala mundial. De hecho se incluyen algunos textos que hasta ahora habían permanecido inéditos, así como el citado primer volumen.

Investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México, el maestro, autor de Entre la realidad y la utopía y A tiempo y destiempo, partió ayer a España para participar en el programa de actividades culturales, artísticas y académicas que ese país ha preparado para rendir homenaje al ex presidente mexicano Lázaro Cárdenas del Río.

En ese contexto, anticipó a La Jornada, dictará la próxima semana la conferencia "Las humanidades y el exilio en México" en la Casa de América, ubicada en Madrid.

De acuerdo con Sánchez Vázquez, quien se refiere a él en tercera persona, el trabajo contenido en Poesía resulta, sin propósito deliberado, "un diálogo con el tiempo o más exactamente con los tiempos que tan intensamente le tocó vivir al autor: el incierto y convulso, esperanzador y frustrado, de la Segunda República española; el de la Guerra Civil, desatada al ser (aquélla) agredida brutalmente desde dentro y desde fuera por el fascismo nacional y extranjero y, por último, el del exilio en México".

A partir de esos tres tiempos, que marcaron tan profundamente la vida personal y pública del filósofo, y en consecuencia las relaciones respectivas de su poesía con ellos, las obras reunidas en el volumen se agrupan en tres partes.

"Los de la primera, 'Poesía en vela' (1933-1936), fueron escritos -como ya se decía en El pulso ardiendo- en España, ya en vigilante y dramática espera de la tragedia colectiva que se avecinaba", explica el autor en la nota introductoria del libro.

"La segunda parte, 'Poesía en guerra' (1936-1938), comprende los poemas escritos -algunos en el frente- durante la cruenta contienda; se trata, en verdad, de poesía en guerra, pues como escribió María Zambrano por entonces, en tiempo de guerra la poesía no puede dejar de estar también en guerra.

"Y, por último, la tercera parte, 'Poesía en exilio' (1940-1954), recoge los poemas escritos en los años más duros, nostálgicos e ilusionados a la vez del exilio en México, de un exilio vivido -no obstante la generosa acogida del gobierno y del pueblo mexicanos- como el desgarrón más doloroso de la patria perdida, con la obsesión constante y esperanzada de una vuelta que no se cumplió y que, cuando pudo cumplirse, el destierro ya se había convertido, para los supervivientes, en 'trastierro'."

Antes que filósofo, Sánchez Vázquez fue poeta. Sus primeras incursiones en ese terreno se producen en los albores de la década de los 30, cuando formaba parte del Bloque de Estudiantes Revolucionarios dentro de la FUE, e ingresó en la Juventud Comunista que luego se integraría en las Juventudes Socialistas Unificadas.

Según nos cuenta la investigadora María Gutiérrez Nava, en el prólogo de Poesía, el primer texto poético del pensador, ''Romance de la ley de fugas'', apareció en la revista Octubre. Escritores y artistas revolucionarios, publicada en Madrid por Rafael Alberti y María Teresa León.

"La colaboración de Sánchez Vázquez aparece firmada con el seudónimo de Darin. Según el autor, la elección de éste se debió a una moda juvenil entre estudiantes de izquierda a imitar lo que utilizaban los revolucionarios rusos (Lenin, Stalin).

De acuerdo con la especialista, la obra poética de Sánchez Vázquez se inscribe en la historia literaria española al final de la llamada Edad de Plata, y en el contexto de la dialéctica política del siglo XX.

Y agrega: ''Una vez reunida su obra encontramos en ella una cierta unidad, una coherencia interior. Sánchez Vázquez es un poeta del tiempo que le toca vivir, nos proporciona un testimonio estremecedor de la Guerra Civil, su gestación, sus consecuencias inmediatas y el exilio posterior".

Adolfo Sánchez Vázquez

El sol se enreda en las cumbres
de la tarde agonizante.

La luz se quiebra rojiza

en los trigos y olivares.

Eran cinco los que iban
al agonizar la tarde.

Cinco obreros esposados

por el camino adelante.

Yo los vi
cuando moría la tarde.

Los civiles eran tres

y tres eran los fusiles,

tres los afilados sables.

Yo los vi cómo doblaban
por bajo unos encinares.

Iban cortando veredas.

No vieron ellos a nadie.

Yo los vi cómo les dieron
con los fusiles y sables,

en los hombros y las piernas

cuando intentaban pararse.

Abandonó el sol las cumbres,
los trigos, los olivares...

La luna se hundió escondiéndose

temblorosa bajo el aire.

Los civiles mientras tanto
retrasaban sus andares.

Yo los vi cómo se echaban

los fusiles a la cara...

... Yo los vi cómo apuntaban.

Un grito de muerte
cruzó por el aire.

¡Un grito rebelde!
¡Cómo temblaron los

trigos!

¡Cómo temblaron los

árboles!

¡Cómo temblaron la tierra
y los olivares!

Los cinco cuerpos cayeron
revolcándose en la sangre.

Yo los vi cómo cayeron

en la tarde agonizante.

Eran cinco los que iban
por el camino adelante.

Cinco cuerpos en la tierra

dejaron sobre su sangre.

(Málaga, julio de 1933)
Poema incluido en Poesía, libro que reúne toda la obra lírica del filósofo

 
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