La Jornada Semanal,   domingo 2 de octubre  de 2005        núm. 552
 
Leonora Carrington nació en Inglaterra y volvió a nacer en México. En los días de sus nacimientos había una epidemia de langostinos. Los ingleses se defendieron con su niebla. En cambio, los mexicanos fueron devorados y de sus restos nació una clase política especialmente voraz y siempre solemne como un langostino con bombín. Pinta Leonora, esculpe, hace teatro, escribe cuentos. Todo lo hace tan bien que merece no morirse y andar naciendo con la mayor frecuencia que permitan los calendarios. Le dedicamos estas páginas y le pedimos perdón por hablar bien de ella y de lo que hace. El número, en terrible contraste, se completa con un admirable ensayo de Marco Antonio Campos sobre el nefasto 2 de octubre de 1968. En la plaza de los sacrificios aulló el monstruo presidencial y el teponaxtle sonó en Tlatelolco.