Editorial
Pemex regala el petróleo
Por segunda ocasión en menos de un año, Petróleos Mexicanos (Pemex) ha decidido unilateralmente rebajar 2.25 dólares por barril en el precio del crudo tipo Maya, medida que comenzará a aplicarse a partir del primero de noviembre. Esta reducción, que forma parte de la nueva estrategia del Grupo de Trabajo Interinstitucional de Comercio Exterior de Hidrocarburos, implica una pérdida para las arcas del país de unos 100 millones de dólares mensuales, recursos que una nación con las carencias de México no puede darse el lujo de dejar ir.
Por ejemplo, en estos momentos más de 2 millones y medio de personas de los estados de Chiapas, Veracruz, Puebla, Oaxaca e Hidalgo requieren ayuda urgente ante los estragos causados por el ciclón Stan; el presidente Vicente Fox anunció ayer sábado una partida de entre mil 500 y 2 mil millones de pesos para los damnificados. El dinero que se dejará de percibir por el generoso descuento bien podría servir para equilibrar las finanzas nacionales tras la emergencia ocasionada por el fenómeno meteorológico.
La paraestatal justificó esta reducción debido a los daños ocasionados por los huracanes Katrina y Rita a la infraestructura de refinación en el Golfo de México, lo que generó en Estados Unidos menor actividad petrolera que se tradujo en la caída de la demanda y la sobreoferta de crudos amargos, como el Maya. Es decir, sin la reducción, supuestamente Pemex perdería clientes. No es casualidad que la rebaja de 2.25 dólares por barril se aplique a las refinerías de la costa oeste de Estados Unidos (Pacífico), que permanece intacta. Así, tal parece que la medida anunciada por Pemex busca aliviar la situación petrolera en el vecino país del norte cuyas reservas se encuentran comprometidas además por la próxima llegada del invierno en vez de una presunta estrategia para mantener la cuota de mercado de los crudos mexicanos.
Por si fuera poco, Pemex también decretó más rebajas para otras regiones del mundo, aunque no tan drásticas: el tipo Maya para el resto del continente americano perderá 1.85 dólares por barril, y el Istmo y el Olmeca para esta región disminuirán 40 y 30 centavos, respectivamente. Todos estos ajustes a la baja obligarán a otros productores, como Venezuela, a reducir las cotizaciones de sus crudos para mantener su competitividad en el mercado, con lo que México se convierte en el caballo de troya o esquirol de la Casa Blanca dentro del conjunto de países exportadores de petróleo.
Esta no es la primera vez que Pemex disminuye unilateralmente el precio de sus crudos. En noviembre de 2004, la paraestatal redujo en tres dólares la cotización del petróleo destinado a sus clientes estadunidenses, sobre todo el Maya, supuestamente para mantener la competitividad. Sin embargo, algunos analistas señalaron entonces que esa justificación era una falacia, pues las refinerías que usan el tipo Maya tendrían que hacer una onerosa reconversión de sus instalaciones para poder trabajar con otras clases de crudo, por lo que en realidad son clientes cautivos de Pemex. De hecho, estas rebajas son más que nada un regalo para Washington, ya que sólo benefician a las empresas estadunidenses. Con la reducción de tres dólares, refinadoras como Shell, Exxon-Mobil, Valero, British Petroleum, Marathon, Conoco-Phillips, Citco, entre otras, obtuvieron una ganancia extra de ocho dólares por barril.
Entonces como ahora, los descuentos anunciados por Pemex significan una merma en los ingresos del país, por lo que cabe preguntarse con qué criterios se adoptan estas decisiones, contrarias a los intereses de México. Esta actitud de entreguismo revela que los recursos naturales han dejado de ser propiedad de la nación, como establece la Constitución, para ser parte del esquema hegemónico estadunidense sin necesidad de pasar por un proceso de privatización del sector energético.