407 ° DOMINGO 9 DE OCTUBRE DE 2005
 

Las víctimas animalizadas, puro invento
Nueva Orleáns, rumores que fueron noticia

Brian Thevenot y Gordon Russell

El jefe de la policía de Nueva Orleáns le dijo a Oprah Winfrey que había "bebés" violados y su jefe, el alcalde Ray Nagin, habló de "cientos de miembros de bandas armadas" matando y violando gente dentro en el Superdomo. Algunos damnificados, en declaraciones que dieron la vuelta al mundo, hablaron de niños que saltaban sobre tantos cuerpos que "no pudimos contarlos".
Reporteros del diario The Times-Picayune, el mismo que anticipó en 1992 la tragedia que se abatiría sobre la capital del jazz, buscaron los cuerpos y las denuncias concretas sobre supuestos hechos que conducían a pensar en "masas empobrecidas recurriendo a la depravación, atacándose al azar los unos a los otros así como a la policía que intentaba protegerlas".
Una imagen ilustra lo que hallaron. El 3 de septiembre, un equipo llegó con un camión-refrigerador de nueve ejes para comenzar a remover (creían) los cientos de cadáveres: encontró seis cuerpos.



Fotografía: Reuters
Tras cinco días de lidiar con situaciones cercanas a los disturbios, horrores médicos y condiciones de vida indecibles dentro del Superdomo, el coronel de la Guardia Nacional de Luisiana, Thomas Beron, se preparó para entregar los muertos a los representantes de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA). Después de días de reportes, difundidos por todo el mundo, de asesinatos, violaciones y violencia entre bandas dentro del Superdomo, el doctor de FEMA ­Beron no recuerda su nombre­ llegó preparado para una escena tétrica: trajo consigo un camión-refrigerador de nueve ejes y tres médicos para procesar los cuerpos.

"Tengo reportes de que hay doscientos cuerpos en el Superdomo", recuerda Beron que dijo el médico.

El total de muertos real era de seis, dijo Beron.

De esos, cuatro murieron de causas naturales, uno por una sobredosis, y otro saltó a su muerte en lo que parecía ser un suicidio, dijo Beron, quien supervisó personalmente la entrega de cuerpos de un congelador en el Superdomo, donde estaban apilados sobre bolsas de hielo. Los funcionarios del Departamento de Salud estatal encargados de la recuperación de cuerpos fijaron la cuenta de muertos en el Superdomo en 10, pero Beron afirmó que los otros cuatro cuerpos fueron encontrados en una calle cercana. Ambas fuentes dijeron que nadie había sido asesinado dentro.

En el Centro de Convenciones Ernest N. Morial, sólo fueron recuperados cuatro cuerpos, a pesar de los reportes de que había pilas de cadáveres dentro del edificio. Sólo uno de los muertos parecía haber sido asesinado, dijeron funcionarios policiales y de salud.

El que la primera línea de manejo de emergencias del país pensara que el saldo rojo parecería el de una guerra es sólo uno de tantos ejemplos de los mitos sobre el Superdomo y el Centro de Convenciones que fueron tratados como hechos por los evacuados, los medios e inclusive los principales funcionarios de Nueva Orleáns, incluidos el alcalde y el superintendente de policía. Conforme la niebla que dejó el huracán Katrina se disipa, la gran mayoría de las atrocidades reportadas, supuestamente cometidas por los evacuados, han resultado falsas, o al menos sin ninguna evidencia para probarlas, según importantes funcionarios civiles, militares, policiales y médicos.

"Creo que 99% de todo eso es basura", dijo el sargento de primera clase Jason Lachney, quien jugó un papel clave en el trabajo humanitario y de seguridad dentro del Superdomo. "No me malentiendan, pasaron cosas malas, pero no vi ningún asesinato ni ninguna violación ni a nadie degollando gente ni nada... 99% de la gente en el Domo se portó bien."

El doctor Louis Cataldie, administrador del Departamento estatal de Servicios Humanos, que supervisó la recuperación de cuerpos dijo que sus equipos fueron inundados con reportes falsos sobre el Superdomo y el Centro de Convenciones.

"Peinamos ambos edificios varias veces, porque seguíamos recibiendo reportes de más cuerpos ahí", dijo Cataldie, "pero sencillamente no era el caso".

El fiscal de la Parroquia de Orleáns Eddie Jordan dijo que las autoridades confirmaron sólo cuatro asesinatos en Nueva Orleáns en la estela de Katrina ­fue una semana típica en una ciudad que prometía unos doscientos asesinatos este año. Jordan expresó rabia ante los reportes de muchos medios nacionales de que las víctimas de la inundación se habían convertido en bandas callejeras y salvajes descontrolados.

"Tenía la impresión de que habían ocurrido al menos 40 o 50 asesinatos en los dos sitios", dijo. "Es algo desafortunado que hayamos visto esta clase de historias diciendo que se habían cometido crímenes en una escala masiva. Y ellos [los medios nacionales] no han hecho ningún seguimiento en ninguno de los casos, simplemente aceptaron lo que la gente [en la calle] les dijo... No es consistente con los estándares más altos del periodismo."

Conforme las aguas de la inundación forzaban a decenas de miles de evacuados a refugiarse en el Superdomo y el Centro de Convenciones, noticias de actos indecibles fluían por los medios nacionales: evacuados disparando a los helicópteros que trataban de salvarlos; mujeres, niños e incluso bebés siendo violados; gente asesinada por agua y comida; una niña de siete años violada y asesinada en el Centro de Convenciones. La policía, según su jefe, Eddie Compass, se vio involucrada en tiroteos dentro de ambos refugios, fue forzada a correr hacia los puntos de fuego para desarmar a los criminales; supuestamente0 francotiradores dispararon contra médicos y soldados desde los edificios del centro.

En entrevista con Oprah Winfrey, Compass habló de "bebés" violados, y el alcalde Ray Nagin mencionó a "cientos de miembros de bandas armadas" matando y violando gente dentro del Superdomo. Evacuados sin identificar describieron a algunos niños saltando sobre tantos cuerpos que "no pudimos contarlos."

La imagen que resultaba era la de masas de empobrecidas víctimas de la inundación recurriendo a la depravación, atacándose al azar los unos a los otros así como a la policía que intentaba protegerlas. Nagin le dijo a Winfrey que la multitud había descendido a un "estado casi animal".

Cuatro semanas después de la tormenta, pocas de las muy difundidas atrocidades han sido respaldadas con evidencia. Las pilas de cuerpos nunca fueron encontradas y los soldados, policías y personal de rescate en la primera línea dijo que aunque a veces reinaba la anarquía y la gente sufría indignidades inimaginables, la mayor parte de los peores crímenes reportados nunca ocurrió.

Militares, policías y médicos están de acuerdo en que la cantidad de evacuados ­unos 30 mil en el Superdomo y un estimado de entre diez y 20 mil en el Centro de Convenciones­ sobrepasó al personal de seguridad. Los 400 o 500 soldados en el Superdomo hubieran sido fácilmente rebasados por las multitudes cada vez más agitadas, pero eso nunca sucedió, dijo el coronel James Knotts, un oficial de nivel medio en el lugar. En el Centro de Convenciones, nunca designado como refugio, no había seguridad. La autoridades no proveyeron comida, agua o medicamentos hasta que las tropas aseguraron el edificio, el viernes después de la tormenta.

Mientras el Centro de Convenciones vio bastantes maldades, incluyendo saqueos masivos y disparos aislados, y muchos de los que se encontraban en su interior se escondieron, asustados, la mayor parte de los evacuados no recurrieron a la violencia, contra lo que dice la leyenda.

"Todo se adornó, todo se exageró," dijo el segundo del superintendente de policía Warren Riley. "Si alguien dice que vio seis cuerpos, y entonces otro tipo dice que vio a los mismos seis, y otro dice que también los vio, entonces aquello se convertía en 18 cuerpos."

Un soldado con un disparo ­que se dio él mismo.

Dentro del Superdomo, donde guardias nacionales llevaron a cabo rigurosas revisiones de seguridad antes de admitir a alguien, sólo se ha verificado un disparo. Inclusive ese incidente, en el que el guardia de Luisiana Chris Watt, del 527° Batallón de Ingenieros salió herido, ha sido ampliamente mal reportado, dijo el mayor David Baldwin, quien encabezó el equipo de soldados que arrestaron a un sospechoso.

Watt fue atacado dentro de uno de los vestidores del Domo, al que entró con otro soldado. En la oscuridad, caminando en unos quince centímetros de agua, Watt fue atacado con un palo de metal, la pieza de un catre. Pero la bala que entró en la pierna de Watt salió de su propia pistola ­se disparó accidentalmente en la confusión. El atacante nunca le quitó la pistola, dijo Baldwin. La policía de Nueva Orleáns investigó a fondo el caso y envió al sospechoso a la cárcel de Breaux Bridge, según explicó Baldwin.


Tú saqueas, nosotros disparamos Fotografía: Ap

Respecto de los otros tiroteos, dijo Baldwin, "patrullamos activamente 24 horas al día y nadie escuchó ningún otro disparo."

Doug Thornton, vicepresidente regional de SMG, que maneja el Superdomo, recorrió el complejo desde antes de la tormenta hasta la evacuación final y llevó un meticuloso diario. En una entrevista del 9 de septiembre, dice haber oído reportes de violaciones y asesinatos, pero ninguno fue confirmado.

"Recorrimos el espacio todos los días y no vimos nada de lo que se está reportando," dijo Thornton, uno de los 35 empleados del Superdomo que esperaron a que Katrina pasara en el edificio y ahí vivieron en los días posteriores a la tormenta. "Nunca nos sentimos amenazados. Es difícil establecer qué es real y qué no lo es."

Ninguna víctima

Los rumores de violencia generalizada dentro del Centro de Convenciones han resultado, también, difíciles de probar, aunque las masas de evacuados tuvieron que aguantar condiciones inhumanas.

Jimmie Fore, vicepresidente de la autoridad estatal que maneja el Centro de Convenciones, permaneció en el edificio con un grupo de 35 empleados hasta el 1 de septiembre, el jueves después de Katrina. Estaba anonadado ante lo que vio. Una banda violenta robó 75 grúas pequeñas y carros eléctricos, y saqueó comida y alcohol de todos los cuartos en el edificio pero, al igual que sus empleados, dice que nunca vio que se cometieran crímenes violentos. Algunos, sin embargo, sí dijeron haber visto hombres armados deambulando por el edificio, y Fore dice haber escuchado disparos a lo lejos en al menos seis ocasiones.

Los 20 miembros del equipo de acciones especiales del capitán de la policía de Nueva Orleáns, Jeff Winn respondieron en al menos diez ocasiones a llamadas del Centro de Convenciones, generalmente después de reportes de disparos. El grupo encontró gente acostada en posición fetal, tirada en el piso para evitar balas o corriendo hacia las salidas. También escucharon historias de violaciones, robos armados y otros crímenes violentos, pero ninguna víctima se acercó a los oficiales a reportar nada, declaró Winn.

"Qué es cierto y qué no, no lo sabemos," dijo después.

Los rumores de la violencia rampante en el Centro de Convenciones llevaron al teniente de la Guardia Nacional de Luisiana, Jacques Thibodeaux, a reunir una fuerza de mil soldados y policías con equipo de batalla para asegurar el Centro el 2 de septiembre, alrededor del mediodía.

Les tomó unos 20 minutos controlar el sitio y los soldados no encontraron resistencia, dijo. Lo que los soldados sí encontraron ­ancianos y niños a punto de morir por falta de comida, agua y medicina; las multitudes viviendo en la inmundicia­ los impresionó más que cualquier cosa que hubieran visto en zonas de combate en el extranjero. Pero no encontraron evidencia, testigos o víctimas de ningún asesinato, violación o ataques, dijo Thibodeaux.

Otro oficial, el teniente coronel John Edwards, de la Guardia Nacional de Arkansas, dijo que la multitud dio la bienvenida a los soldados. "Me recordó a la liberación de Francia en la II Guerra Mundial. Había gente echando porras, un niño hasta hizo el saludo militar," dijo. "Nunca ­ni siquiera una vez­ encontramos gente hostil."

Una historia que circuló ampliamente, contada al Times-Picayune por un grupo de evacuados y dos guardias nacionales de Arkansas, sostenía que "30 o 40 cuerpos" estaban almacenados en el congelador del Centro de Convenciones. Pero, dijo Edwards, quien dirigió la investigación, un reporte oficial de la Guardia de Arkansas sobre la cuestión descubrió más tarde que ningún soldado había efectivamente visto los cadáveres y que la información venía de rumores que se oían en la cola de la comida para militares, policías y rescatistas frente al casino Harrah de Nueva Orleáns.

Es posible que más de cuatro personas hayan muerto en el Centro de Convenciones. Fore, el vicepresidente del Centro, dijo que vio otro cuerpo fuera del edificio, a principios de la semana posterior a la tormenta, cubierto de desperdicios sobre el pavimento en la calle Julia, cerca de la parte trasera del Centro de Convenciones. No está claro si el cuerpo terminó en la entrada de servicio cercana, donde más tarde fueron encontrados cuatro cuerpos.

Varias organizaciones, también, mencionaron el cuerpo del nonagenario Booker T. Harris, sentado en una silla en el Boulevard del Centro de Convenciones durante varios días después de que muriera en la parte trasera de un camión mientras era evacuado.

Según Winn, uno de los pocos policías que pasaron algún tiempo patrullando el Centro de Convenciones después de que fuera asegurado, sólo uno de los muertos falleció a consecuancia de un juego sucio. Winn, que peinó el edificio, dice que un cuerpo parecía tener heridas de arma blanca, pero no estaba seguro. Baldwin dijo también que sólo uno de los muertos parecía haber sido asesinado, aparentemente refiriéndose al mismo cuerpo que Winn describió. El portavoz del Departamento de Salud y Hospitales confirmó también que sólo había habido un posible homicidio en el Centro de Convenciones, aunque dijo que la víctima había fallecido por disparos, no por puñaladas.

Un reporte del Washington Post citó a otro soldado que concluía que tres de las cuatro personas parecían haber sido golpeadas hasta la muerte, incluyendo a una mujer mayor en silla de ruedas.

Pero Mikel Brooks, un miembro de la Guardia Nacional de Arkansas que dijo haber llevado el cuerpo de la mujer a la entrada de servicio, dijo que parecía haber muerto de causas naturales. Brooks dijo también que la mujer había expirado sentada junto a su esposo, que lo sorprendió cuando le pidió que devolviera la silla de ruedas.

El Post también citó al evacuado Tony Cash y otras tres fuentes anónimas que dijeron que un niño había muerto de un ataque de asma, pero múltiples funcionarios no pudieron confirmar la muerte.

Un ataque frustrado

(...)

(Circularon) también acusaciones probadamente falsas. Para empezar, no se econtró el cuerpo de una niña ­de edad estimada en cualquier punto entre los siete y los 13 años­ que, según múltiples relatos, fue violada y degollada en el Centro de Convenciones.

El 3 de septiembre muchos evacuados en el Centro de Convenciones trataron la historia como evangelio y le sumaron otras atrocidades: un bebé pateado a muerte y varias violaciones de niños.

Salvatore Hall, parado en la esquina de la calle Julia y el Boulevard del Centro de Convenciones ese día, justo antes de la evacuación, dijo que "violaron y mataron a una niña de diez años en el baño."


Revisión en el Centro de Convenciones
Fotografía: Ap

Ni él ni la gente a su alrededor que corroboraron el asesinato lo habían presenciado ni vieron nada.

Las historias de violaciones y asesinatos en el Superdomo fueron tan persistentes que llevaron a un río continuo de evacuados a empezar a irse el 31 de agosto, desafiando las aguas negras que llegaban hasta los tobillos en la calle Poydras. Muchos dijeron que iban a sus casas en los vecindarios inundados.

"Están violando y matando gente ahí dentro," dijo Lisa Washington, de Algiers, que había ido al Superdomo con otros 25 amigos y familiares. "La gente se está enfermando. Es como si estuviéramos en Afganistán. Ahora estamos peleando por nuestras vidas."

Uno de los familiares afirmó con la cabeza. "Ha habido unas catorce violaciones ahí," dijo.

La voz oficial.

En muchos casos, las autoridades dieron credibilidad a las imágenes de violencia transmitidas por todo el mundo.

Compass le dijo a Winfrey el 6 de septiembre que "algunos de los bebés han sido violados" en el Superdomo. Nagin respaldó esto con su propio cuento de horror: "Hay gente parada ahí, han estado en el maldito Superdomo por cinco días viendo cadáveres, viendo a los hooligans matar gente, violar gente."

Si embargo ambos se han retractado un poco.

"Pensé que la información que tenía en ese momento era creíble," dijo Compass, concediendo que sus declaraciones anteriores eran falsas. Cuestionado sobre la fuente de la información, dijo no recordarla.

Nagin reconoció francamente que no sabe a qué grado llegó el desastre en el Superdomo y el Centro de Covenciones ­y quizá nunca lo sepa.

"Estoy pasándolas negras tratando de encontrar un buen saldo de muertos", dijo.

Compass dijo que los rumores habían entorpecido muchas veces la respuesta de las autoridades a los reportes de ilegalidades, enviando recursos muy necesarios a situaciones que resultaron inexistentes. Ofreció su propio e intensamente personal ejemplo: el día antes de la tormenta, oyó a "algunos civiles" hablando de cómo una banda de asesinos armados había invadido el hotel Ritz-Carlton y comenzado a violar mujeres ­incluyendo a su hija de 24 años, que se quedó ahí durante la tormenta. Corrió a la escena sólo para descubrir que aunque un grupo de hombres había tratado de entrar en el hotel, no estaban armados y fueron fácilmente rechazados por la policía.

Compass, sin embargo, dio validez a algunos de los rumores sin sustento, en entrevistas en las que se caracterizó a sí mismo y a sus oficiales como guerreros en desventaja enfrentando a bandas armadas en cada esquina.

"La gente nos disparaba y no podíamos responder por la presencia de familias," dijo Baldwin a un reportero del (Bridgeport) Connecticut Post que lo entrevistó en un juego de futbol en Nueva York, donde estaba como huésped del comisionado de la NFL Paul Tagliabue. "Todo lo que pudimos hacer fue correr hacia los fogonazos."

Compass agregó que él y sus oficiales lograron arrebatar 30 armas de criminales usando la técnica de seguir el fogonazo, según la historia que contó.

"Conseguimos 30 así," dijo Compass.

Cuestionado sobre la historia de los fogonazos hace un par de semanas, Compass dijo que "eso sí le pasó" al equipo de reacción especial de Winn en el Centro de Convenciones.

Pero Winn, cuando se le preguntó en una entrevista aparte sobre los supuestos tiroteos, dijo que su unidad sólo vio fogonazos y escuchó tiros una vez. A pesar de que arrestó agresivamente a varios sospechosos, su equipo no recuperó ningún arma. Su unidad, además, no encontró a nadie que hubiera sufrido un disparo.

Muchos soldados y trabajadores humanitarios están ahora de acuerdo con que, si bien un número de actores cometieron actos violentos o criminales, los evacuados respondieron bien considerando el infierno por el cual habían pasado.

"Esa gente ­nuestra gente­ no hizo nada malo," dijo Sherry Watters del Departamento de Servicios Sociales, que trabajaba con la unidad médica en el Superdomo y notó la creciente frustración de la multitud. "Ningún ser humano debería vivir así ni siquiera un minuto."

Entran las multitudes

Conforme las autoridades finalmente movilizaban los camiones para evacuar el Superdomo, el 2 de septiembre, muchos evacuados estaban a punto del colapso. Baldwin dijo que los soldados no habrían podido controlar a la multitud por mucho tiempo. Expulsaron a un puñado de personas que intentaban desatar un motín, gritando a los soldados y empujando a la gente a la revuelta.

"¡No somos prisioneros de guerra; nos están tratando como detenidos!", recuerda que le gritó uno de ellos.

Pero muchos otros buscaban calmar estas voces. En el espacio fuera del Superdomo, el 1 de septiembre, el día antes de que llegaran los autobuses, algunos religiosos se dieron a la tarea de guiar a la agitada multitud hacia los rezos y los cantos.

"Todos debemos ayudar a los soldados", recuerda Baldwin que dijo uno de ellos. "Aquí todos somos familia."

Unos 15 más se unieron a la operación médica, conforme la gente se colapsaba por el calor y el cansancio, dijo Baldwin.

"Algunos de estos chicos parecen asesinos, con los pantalones colgándoles bajo la cadera", opinó. "Pero estaban trabajando como locos, limpiando y corriendo con la gente a la Arena (de Nueva Orleáns)" junto al Superdomo, donde tuvo lugar la operación médica.

Conforme se vaciaba el Superdomo, el 3 de septiembre, Beron, comandante de la Guardia Nacional, ideó un plan para lidiar con los muertos. Sabía de los seis cuerpos en el congelador, pero esperaba muchos más. Él y el comandante de la Guardia Nacional de Ohio enviaron 450 tropas para buscar en cada rincón del Superdomo, de arriba abajo. Les dijeron que marcaran los lugares donde encontraran cuerpos en un mapa del Superdomo para sellar posibles escenas de crímenes, y que dejaran luces químicas junto a cada uno para poder recuperarlos más tarde.

"Esperaba encontrar más muertos, por homicidios o por causas naturales", dijo.

No encontraron nada.

Jeff Duncan y Gwen Filosa contribuyeron a este reportaje.

Tomado de The Times-Picayune. 26 de septiembre de 2005. Traducción: Eugenio Fernández Vázquez.