Usted está aquí: sábado 29 de octubre de 2005 Opinión MEXICO SA

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Efectivo cabildeo de tabacaleras para sortear alza de impuestos

Crece concentración en esa industria

Controla precios de cosechas e incide en regulaciones

Las rebanadas del pastel:

HORRORIZADOS POR LA posibilidad de que sus nombres aparezcan públicamente relacionados en corruptelas ("cabildeo", le llaman) con las dos trasnacionales tabacaleras que operan en el país, diversos legisladores utilizaron la tribuna de San Lázaro (algunos por primera vez) para "limpiar" su nombre y dejar "muy en claro" que a ellos "nadie" les ordena.

CON O SIN MAICEO, lo cierto es que por sexto año consecutivo el duopolio trasnacional del tabaco que opera en el país de nueva cuenta la libró en materia fiscal y lejos, muy lejos, se encuentra de enfrentar un nivel impositivo como el máximo de 180 por ciento registrado en 1988.

LA RECIENTE DENUNCIA sobre actos de corrupción presuntamente cometidos por un grupo de legisladores que fueron "convencidos" por las trasnacionales Phillips Morris Co (asociada con el Grupo Carso, de Carlos Slim, por medio de Cigarrera La Tabacalera Mexicana) y Britsh America Tobacco (BAT), sólo repite la presentada con igual motivo en octubre de 2004, que a su vez reprodujo lo sucedido en años anteriores, siempre en momentos en los que el Legislativo toma decisiones en materia fiscal.

SIN EMBARGO, EL problema es mayor y de ello dan cuenta los especialistas Fernando Meneses González, Margarita Márquez Serrano, Jaime Sepúlveda Amor y Mauricio Hernández Avila, en su estudio La industria tabacalera en México, que publicó el Instituto Nacional de Salud Pública, del que en este espacio se da cuenta de manera resumida.

MEXICO, SEÑALA, NO queda excluido de los procesos de concentración y monopolización de bienes y la industria tabacalera mexicana, al igual que la industria internacional, ha seguido un patrón de concentración de empresas y en consecuencia de capitales. En 1900 se tenían registradas 743 empresas tabacaleras; para 1975 sólo eran 6 (La Moderna, El Aguila, Tabacalera Mexicana, Fábrica de Cigarrillos Baloyán, Fábrica de Cigarrillos La Libertad y Cigarrera Nacional).

SIN EMBARGO, AL final del siglo XX la industria se había concentrado en tres empresas: Cigarrera La Moderna (Cigamod), Cigarrera La Tabacalera Mexicana (Cigatam) y La Libertad (LL). Aun cuando están presentes estas tres empresas en el mercado nacional del cigarrillo, el control de 99 por ciento del mercado que tienen Cigamod y Cigatam, clasifica esta actividad como un duopolio. (En 1997 el Grupo Pulsar, de Alfonso Romo, vendió a BAT -mil 752 millones de dólares- el 50 por ciento de Cigarrera La Moderna, mientras que Phillip Morris amplió su participación en Cigatam, de Carlos Slim, de 21 a 49.99 por ciento, mediante el pago de 428 millones de dólares).

LA ESTRUCTURA MONOPOLICA de esta industria le confiere la capacidad de dominio del mercado en los diferentes procesos de producción-comercialización del producto. El ejemplo de esto son el control de precios y marcas que se promueven en el país y la capacidad única que tienen ambas empresas de fijar los precios de las cosechas y de influir, por ejemplo, en la normatividad y regulación de la publicidad y control de la venta de cigarrillos.

LA PRODUCCION DE cigarrillos de las empresas tabacaleras mexicanas en un primer momento se basó en el manejo de marcas propias y, a posteriori, en la adquisición y manejo de licencias de las empresas cigarreras internacionales, con el agravante del pago de regalías por la venta de la marca, pago por consultoría y asistencia técnica de las dueñas de las marcas, lo que al final representaba un gasto importante para las tabacaleras mexicanas y una fuga importante de capitales para el país.

CIGATAM, POR EJEMPLO, contaba con la licencia de producción de Marlboro, Benson & Hedges y Commander, propiedad de Phillip Morris Co. Al contar con esta licencia, tenía la obligación de pagar 36 centavos de dólar por cada mil cigarrillos vendidos de las dos primeras marcas, y 15 centavos de dólar por cada mil de la tercera. En el paquete de compromisos que incluía la licencia estaba también el pago por asistencia técnica y, además, un pago anual de 50 mil dólares por la consultoría.

NO SE CUENTA con datos del costo que representaba para las tabacaleras mexicanas el pago de regalías por la adquisición de la licencia de marca, pero es posible deducir que, en el marco de los procesos devaluatorios que han estado presentes en la economía mexicana desde hace poco más de un cuarto de siglo, el pago en dólares de los compromisos adquiridos con las regalías contribuyesen al proceso de endeudamiento de las empresas tabacaleras. Por ejemplo, Cigamod refirió que 60 por ciento de sus pasivos los tenía comprometidos como deuda externa; en el caso de Cigatam, 83 por ciento de los pasivos eran deuda interna.

PARA EL ULTIMO lustro del siglo XX, las tabacaleras mexicanas en realidad eran, en mayor o menor medida, empresas endeudadas y con el agravante de contener una deuda en dólares, con una tendencia comercial hacia la baja, tanto de las ventas como de las utilidades, y con un mercado interno deprimido; de allí que fuese más rentable la cesión del control accionario a otras empresas que mantenerlas en esas condiciones de operación tan desventajosas.

EN ESTE ESCENARIO económico nacional, sumado a las restricciones gubernamentales que Estados Unidos había impuesto a la industria tabacalera doméstica (PM y BAT, particularmente) que la obligaba, para mantenerse como rentables, a la búsqueda de nuevos mercados de consumo y producción, se efectuó a partir de 1997 la compra venta de las empresas tabacaleras mexicanas, pasando de ser capitales nacionales a capitales internacionales mayoritarios.

ESTA VENTA RESPONDIO a la necesidad de la gran industria tabacalera de obtener utilidades por la venta de cigarrillos en otros países, y con ello atenuar la pérdida que significa pagar el costo de los daños por el consumo de tabaco que legalmente les han exigido en sus países de origen; esto es posible gracias al potencial mercado de clientes, al esquema de control arancelario bajo, a la amplia apertura publicitaria y a la gran permisividad social en estos países, incluido México.

EN CANCUN SE "acabó la emergencia" y los hoteleros adoran a Fox, pero a éste los damnificados de a pie le gritan: hoy, hoy, hoy queremos ayuda. El inquilino de Los Pinos ofreció asistencia inmediata a los barones del turismo; a los mexicanos rasos "disculpas por la tardanza".

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