Usted está aquí: martes 8 de noviembre de 2005 Opinión Por mi raza el espíritu hablará

Javier Flores

Por mi raza el espíritu hablará

La Universidad Nacional Autónoma de México, la UNAM, ha sido incluida entre las 100 mejores universidades en el mundo. Es sin duda un motivo de orgullo para todos, para nuestra nación.

Se trata del resultado de una evaluación realizada con una metodología muy rigurosa. La UNAM ocupa el lugar 95. Es la única universidad latinoamericana que se ubica en el grupo selecto de las 100 mejores del planeta. Es más, de acuerdo con esta evaluación, es la mejor universidad de Iberoamérica. Por debajo de ella se encuentran todas las instituciones españolas, algunas tan prestigiosas como la Universidad Autónoma de Madrid.

Y no pocas de Estados Unidos, como la Universidad Estatal de Michigan, la Universidad del Sur de California, la Universidad de Maryland, la de Carolina del Norte, la Universidad Rice, la de Minessota, Colorado, Stony Brook de Nueva York, Alabama, Notre Dame, Pittsburgh y muchas otras. Nuestra universidad se encuentra situada también por encima de varias instituciones canadienses, como la Universidad de Montreal, de Alberta, Waterloo, Mc Master y Western Ontario. Y de muchas universidades europeas como las de Nottingham, Sussex y Glasgow, en el Reino Unido; la Universidad Técnica de Munich y la de Humboldt, en Berlín; las universidades Louis Pasteur y de París I, en Francia; las de Florencia y la Sapienza, de Italia. También de Asia, como el Instituto de Tecnología de Tokio y la Universidad de Osaka, y un etcétera que sí corresponde, pues las que faltan se pueden encontrar en www.these.co.uk

La metodología empleada en esta clasificación es importante. Se consideraron cinco aspectos: una evaluación de pares, que corresponde a 40 por ciento de la calificación, incluyó la consulta a 2 mil 375 expertos en todos los campos del conocimiento de las regiones económicamente más activas del planeta; 20 por ciento correspondió al número de citas en la literatura científica internacional. Otro 20 por ciento representa la actividad docente, en especial la relación entre el profesorado y los estudiantes. El restante 10 por ciento se determina por el perfil internacional del personal académico y los estudiantes, y la inserción de éstos en el mercado de trabajo. Esto está avalado por instituciones de gran prestigio internacional.

De acuerdo con estos parámetros, la UNAM es una de las mejores universidades. Ocupa el lugar 20 en artes y humanidades, es decir, es una de las grandes potencias en estos campos en el mundo. En estas áreas está por encima de instituciones como The University College de Londres, por citar sólo a la que le sigue en la clasificación internacional. Este dato llama la atención cuando en nuestro país se ha intentado, y se intenta, desaparecer a las humanidades e inexplicablemente nuestros gobiernos desprecian las artes.

En la ciencia, la UNAM también está entre las primeras 100 del planeta: ocupa la posición 93. Este punto es importante, pues en la calificación obtiene un número reducido de citas en la literatura científica internacional (5.5); sin embargo, tiene alta calificación en la evaluación por pares (29.4), lo que significa que si bien se trata de una comunidad pequeña, con pocos recursos, la calidad de su trabajo es apreciada y reconocida en el mundo entero. Pocos saben fuera de México que se le quiere aniquilar, reduciendo todavía más el presupuesto nacional a la investigación.

Hay aspectos que no entran en la evaluación que se describe. La Universidad Nacional es de las mejores cosas que le han ocurrido a este país. Es una institución generosa en la que se cultiva con celo la libertad de cátedra e investigación, la discusión libre de las ideas, donde se desarrollan todas las áreas del saber y se forman los profesionales y los líderes de nuestra nación. Forma parte de los capítulos claves de la historia de México. Ahora es reconocida en el mundo como una de las mejores universidades.

Este reconocimiento se debe al trabajo de los universitarios, pero en especial al talento del rector de la UNAM, el doctor Juan Ramón de la Fuente.

Algunas conclusiones: la UNAM ha cumplido. No hay por qué regatearle los recursos que requiere para el desarrollo y fortalecimiento de sus funciones. Pero para salir de los lugares comunes, el modelo de la Universidad Nacional debe ser adoptado por las instituciones de educación superior en México. Y todavía más: la Universidad Nacional Autónoma de México debe extender sus actividades académicas y científicas a todo el territorio nacional. Sus recursos humanos y la formación de nuevos profesores e investigadores deben ser la base para que los jóvenes de todo el país cuenten con la opción de una formación de alta calidad. No estoy hablando de una masificación, sino de un plan a mediano y largo plazos, que desde luego deberá contar con el apoyo decidido del gobierno federal y los gobiernos estatales. Es decir, estoy soñando.

 
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