Usted está aquí: jueves 10 de noviembre de 2005 Cultura Me parecería fantástico ser ''un escritor maldito''

ENTREVISTA / SALVADOR ELIZONDO NARRADOR

Me parecería fantástico ser ''un escritor maldito''

Presentan edición conmemorativa por los 40 años de Farabeuf

Ampliar la imagen Ante los intentos de autores y especialistas por clasificar Farabeuf, Salvador Elizondo desentra�l misterio: "la � clave que hay es que no es seguro que sea una novela" FOTO Carlos Cisneros Foto: Carlos Cisneros

Con cinco ediciones en México de su obra emblemática, traducida a varios idiomas, el escritor manifiesta su interés por profundizar en los conocimientos que adquirió sobre los rudimentos de la cultura china

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Muchos han sucumbido a la idea de clasificar Farabeuf. Escritores y ensayistas tratan de encontrar y ofrecer la clave para leer ese volumen escrito hace cuatro décadas: lo ligan con Georges Bataille, la clasifican de una novela sobre la tortura y el erotismo, metafísica o experimental.

Salvador Elizondo, su autor, desentraña el misterio: ''La única clave que hay es que no es seguro que sea una novela. Yo lo considero un libro. Un libro para ser leído".

Además rechaza, en entrevista con La Jornada, la casilla de ''escritor maldito" en la que se le ha colocado.

''Eso de escritor maldito viene por un libro que escribió Verlaine sobre algunos de sus contemporáneos. A mí me parecería fantástico ser un escritor maldito como los que Verlaine pone en su libro. Maldito, ¿en qué sentido?, les diría yo, si he sido feliz toda la vida y no siento que recaiga, hasta ahorita, ninguna maldición sobre mi vida, más que esta operación que me hicieron hace casi dos años que era una cosa necesaria."

Es un poco irónico, añade, ''porque siento que eso de Farabeuf fue un divertimento, echar relajo, una vacilada en comparación con lo que me hicieron (en la intervención quirúrgica). Nunca me imaginé que iba a ser personaje de mi propio libro, porque me parecía descabellado y desmedido''.

Una obsesión

''La anestesia -prosigue Elizondo- fue fantástica. Es conocer la muerte, por eso ya no le tengo miedo. La muerte es nada. ¡Nada! Creo que si hay infierno y cielo será muy divertido. Las 10 horas que estuve con anestesia son las mejores que he pasado en mi vida, sumido en la nada: ni más grande ni más chico, ni más bueno ni más malo, ni más corto ni más largo. Todo da igual."

Farabeuf, con cinco ediciones en México y traducciones al inglés, francés, alemán y polaco, entre otros idiomas, se publica de nueva cuenta en una edición conmemorativa, realizada por el Fondo de Cultura Económica (FCE), por el 40 aniversario de la obra, y se presenta hoy en la librería Octavio Paz.

Al respecto, manifiesta Elizondo, poeta, ensayista, crítico, dramaturgo y traductor: ''Hubo un momento en que me supe Farabeuf casi de memoria, porque era una obsesión, como se ve claramente al leerlo, pero ya no lo he visto mucho desde entonces''.

La conversación fue en su casa de Coyoacán, en una pequeña sala que da la bienvenida al jardín. Su saludo es firme. Su mirada, curiosa.

Pocos conocen este libro, continúa Elizondo, autor, entre muchos otros, de Elsinore y Teoría del infierno, e integrante de la Academia Mexicana de la Lengua y de El Colegio Nacional.

Imagen atroz, pero sublime

De Farabeuf ''se hacen muchos análisis, pero esto pasa con muchos libros. Esa es la suerte de cada texto. Es un libro de más difícil lectura que muchos de los que salen todos los días, como tal vez también fue de más difícil escritura que la que se emplea normalmente para escribir libros. Eso lo comprendo.

''Hay autores que publican tres o cuatro libros al año que son muy fáciles y que se leen con la misma facilidad con la que fueron escritos, pero éste me costó mucho trabajo en ese momento.

''Fue un trabajo placentero, no digo que me haya conturbado mucho. Estaba naturalmente conturbado por mi juventud y mis problemas íntimos, pero no tenía una turbación como la que me produce, por ejemplo, el próximo año en México, mucho más tremendo que el chino descuartizado."

Se refiere a la imagen fotográfica que surca a todo lo largo y ancho Farabeuf: un chino ejecutado mediante el suplicio de los Cien pedazos o Leng Tch'e, es decir, cortes en todo el cuerpo y después viene el desmembramiento.

En mi caso, añade, ''esa imagen no tiene nada que ver con las imágenes atroces que pasan. La imagen del libro es algo sublime que tiene que ver con otras cosas, no con esas cosas que hacen los estadunidenses o los nazis, no tiene nada que ver con eso.

''Tiene que ver con la escritura, son cosas de la escritura, o que yo sólo las entiendo como cosas de la escritura. No me importa que al chino le estén cortando los brazos, me da igual, lo que me importa es lo que eso dice en términos de una escritura."

Cervantes y Joyce

Ya no me preocupa nada de mi escritura porque, explica Elizondo, ''lo que quería saber ya lo medio aprendí. Ahora me gustaría profundizar en los conocimientos que adquirí hace muchos años de los rudimentos de la cultura china, que yo creo que es la única salida que existe para la literatura, porque es otro sistema de escritura.

''El mismo Ezra Pound se dio cuenta de eso y comenzó a utilizar ideogramas chinos, porque en inglés había cosas que no podía decir y los ideogramas funcionan de otra manera. Con ellos sí se pueden decir cosas que no se pueden expresar en las lenguas de Occidente.''

Esa es la causa por la que no lee lo que se publica actualmente en México. ''No leo porque me cuesta mucho trabajo y lo nuevo no está en chino. Me gustaría ver si alguien, con más enjundia que Pound, se atreve a emplear el chino, que es una lengua muy fácil y clara".

Con 72 años, cumplirá 73 el 19 de diciembre, Salvador Elizondo no abandona la escritura: ''No son cosas para publicar. Son para mí, por ahora. Me gustaría que hubiera un indiscreto que se interesara por leerlas, pero ni eso encuentro".

Carga en su bolsillo una libreta clásica de escritor, sobre la mesa yace otro cuaderno negro de tapa dura y hojas blancas en el que escribe por las tardes; por la noche se dedica a su diario: un cuaderno grande de actas. ''Escribo todos los días, constantemente".

Dos de los autores que no abandona son Miguel de Cervantes, con El Quijote, y James Joyce con Ulises:

''Ellos son para mí los dos extremos de la literatura moderna y quienes leen deben pensar en ese trayecto que va de Don Quijote de la Mancha al Ulises."

La edición conmemorativa de Farabeuf se presenta hoy a las 18:30 horas en la librería Octavio Paz del FCE, en Miguel Angel de Quevedo 115, colonia Chimalistac.

 
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