Usted está aquí: viernes 18 de noviembre de 2005 Sociedad y Justicia Estigmas, obstáculo en la lucha antisida: Montagnier

Estigmas, obstáculo en la lucha antisida: Montagnier

El descubridor del virus busca hacer realidad el sueño de que el organismo erradique el mal

ANGELES CRUZ MARTINEZ

La deficiente prevención, la estigmatización del enfermo y la carestía de los medicamentos siguen siendo los principales obstáculos a vencer en la lucha contra el sida, señala Luc Montagnier, descubridor del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), hace 22 años. De entonces a la fecha el investigador ha seguido empeñado en obtener una vacuna que libere a la humanidad de la epidemia y de cualquier otro padecimiento que pudiera tener el mismo devastador impacto económico y social, sobre todo en los países más pobres.

Advierte, sin embargo, que la posible solución tardará todavía varios años. El sueño sigue siendo que las personas infectadas logren erradicar el virus por sí mismas y poder dejar atrás los tratamientos antirretrovirales, que desde mediados de la década de los 90 han logrado mejorar la calidad y esperanza de vida de los enfermos.

De 73 años de edad, Montagnier, presidente de la Fundación Mundial contra el Sida, de la UNESCO, está de visita en México y ayer dictó una conferencia magistral como parte de la segunda Jornada Académica del Instituto Científico Pfizer. Antes concedió una entrevista a La Jornada, en la que expuso su preocupación por el incremento constante en el número de personas que se infectan con el VIH/sida y los intereses económicos alrededor de la enfermedad, aunque confió en que la comunidad científica internacional tendrá "buenas ideas" para vencerla.

El académico identificó el VIH y su mecanismo de acción en 1983, en lo que fue uno de los mayores descubrimientos de las últimas décadas del siglo XX. En México, más de 90 mil personas han contraído el virus y, aunque ha alcanzado ya la cobertura universal de medicamentos, el problema fundamental sigue siendo la deficiente prevención. Esta es una preocupación que Montagnier comparte, igual que el estigma y discriminación que sufren los pacientes, lo cual representa el mayor obstáculo de cualquier campaña preventiva.

-¿En qué momento se dio cuenta de la repercusión social del sida?

-Empezamos a pensar que sería un problema mundial cuando descubrimos la presencia del virus en Africa, que no se limitaba a algunos grupos con características particulares, sino que podía extenderse al mundo entero, tal como ocurrió.

-¿Se ha hecho lo correcto en investigación en estos años?

-Es como un vaso medio lleno o medio vacío. Se ha avanzado en el conocimiento del virus y de la enfermedad. Existen medicamentos eficaces, pero la epidemia sigue aumentando, además de que también es un problema social, económico y cultural. Sin embargo, confío que las investigaciones propondrán soluciones definitivas.

-¿Qué debe seguir en cuanto a la investigación sobre sida?

-Lo que ha avanzado más rápidamente es la creación de nuevos medicamentos. Tenemos dos generaciones nuevas de fármacos no tóxicos, pero son muy caros y las compa-ñías farmacéuticas no los pueden dar a precios bajos a los países y pacientes que más los requieren.

"El reto es la accesibilidad de los tratamientos y vencer las barreras que estigmatizan a los afectados, que son la causa de que los portadores del VIH no quieran saberlo y sigan contagiando a sus parejas sexuales. Una vez que se venzan estos obstáculos será posible incidir de manera efectiva en el control de la epidemia.

"En cuanto a la prevención, todo mundo piensa en una vacuna que no llegará pronto, y aunque existiera, tampoco podría aplicarse en masa, por lo que deben abordarse enfoques que no se limitan al uso del condón, sino que abarcan aspectos de higiene, buena alimentación y nutrición. Se sabe que si las personas tienen un buen sistema inmunitario el riesgo de infección disminuye, lo que significa que se requieren campañas para responsabilizarlos, invitarlos a cuidarse y tener una conducta responsable".

-¿Qué opina del creciente problema social que representa el sida y los intereses económicos que lo rodean?

-No estoy nada satisfecho. No me corresponde hablar de eso, pero presido una fundación que fundamentalmente trabaja en Africa, donde la epidemia implica problemas médicos, económicos y culturales todavía sin solución. Resulta alarmante también porque en Europa ha aumentado el número de infectados, en Rusia y Ucrania en particular, y lo mismo ocurre en China, India y Japón.

-¿Cuál es su línea de investigación en la actualidad?

-Todavía es un sueño, pero ya se ha visto que, a nivel médico, la única solución a largo plazo es que una persona VIH positiva se vuelva negativa. Trabajo en una vacuna terapéutica con la que se podría inmunizar al afectado contra la proteína del virus, pero esto no es posible cuando el VIH está solo, porque deprime el sistema inmunológico. Por ello, el paciente primero debe someterse a terapia para disminuir la carga viral; en ese momento el sistema inmunitario se fortalece y puede responder a una vacuna. Ese es el principio, pero es más difícil de aplicar que de platicar.

-¿En qué etapa de la investigación se encuentra?

-Empecé en 1983, cuando descubrí el VIH, y espero ver el fin.

-Después de la disputa legal que mantuvo con el doctor Robert Gallo, de Estados Unidos, sobre la paternidad del descubrimiento, ¿qué lo llevó a iniciar trabajos conjuntos con él?

-Tenemos buenas relaciones, algunos problemas en lo que se refiere a Africa, pero ya no hay conflictos. Cada quien tiene su laboratorio y podemos tener proyectos conjuntos.

-¿Qué opina sobre esa corriente que parece resurgir y que pregona que el VIH no es la causa del sida?

-No es una hipótesis sostenible. Sin el virus no habría epidemia.

-Existe preocupación entre los médicos por la resistencia del VIH y la posibilidad de que éste avance más rápido que el desarrollo de nuevos medicamentos

-Es un problema, porque el virus se adapta a los medicamentos, y por la resistencia y los efectos tóxicos no podemos tratar a una persona durante muchos años. De ahí la importancia de indagar sobre la "cura espontánea".

"La resistencia es un peligro, pero también es cierto que los virus resistentes no siempre son muy virulentos. Así que tampoco hay que exagerar. Lo que se requiere es que los pacientes cumplan con las prescripciones del médico, que no abandonen el tratamiento, porque el virus regresa.

"A largo plazo, la solución es encontrar otro tipo de tratamientos, inmunitarios principalmente, para que después ya no se requiera utilizar medicamentos que pudieran crear resistencia."

-Es su línea de investigación.

-Una parte. De lo que se trata es de tener una vacuna terapéutica que inmunice a las personas contra su propio virus y encontrar tratamientos coadyuvantes que permitan prevenir la infección, a fin de que los sujetos inmunosusceptibles logren erradicar el virus. Es decir, tenemos que encontrar el mecanismo para que el sistema de defensas sea suficientemente fuerte en forma general.

-¿Qué espera del trabajo de la comunidad científica internacional?

-Que tenga buenas ideas.

 
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