Usted está aquí: martes 29 de noviembre de 2005 Opinión Vargas Llosa y Restrepo

Vilma Fuentes

Vargas Llosa y Restrepo

Recibí de dos editoriales francesas dos libros que, después de abrirlos, me hicieron pasar algunas noches en vela: Délire, de Laura Restrepo (Calman-Levy) y el Dictionnaire amoureux de l'Amérique Latine (Plon), de Mario Vargas Llosa. Ambos son traducciones del español al francés. El libro de Restrepo sé que existe en lengua española (de Colombia, como prefieren aclarar los editores). El de Vargas Llosa, como libro, sólo existe en francés, aunque cada página exista en español, pues se trata de una selección de textos escritos a lo largo de los años, compilados especialmente para una colección de diccionarios amorosos solicitados a distintos autores.

Desde luego hubiese preferido leer la novela de Restrepo y el diccionario de Vargas Llosa en español, pero debo reconocer que los traductores de ambos (Françoise Prébois y Albert Bensoussan, respectivamente) son excelentes.

¿Cómo puede leerse un diccionario si no saltando de un texto a otro, que no se sigue necesariamente en la paginación? Uno lleva a otro y éste otro a veces a releer alguno. Pero la curiosidad mantiene al lector insomne frente a las páginas que constituyen, según las palabras del autor: "este libro es el revés de una autobiografía".

En efecto, a pesar del desorden que implica para la cronología de su vida el orden alfabético de las personas, los lugares, los hechos y la fidelidad elogiable de Vargas Llosa a sus escritos y a sus cambios de visión política, moral, de escritura incluso, permite asomarse a su biografía de escritor y hombre.

Personalmente prefiero sus retratos, sus descripciones y sus relatos a sus análisis. El retrato animado que hizo de Carlos Fuentes en 1967 es para mí superior, mucho más atractivo que el riguroso análisis universitario de la obra de García Márquez hecho en el mismo año.

El lector puede ver a Carlos Fuentes tal cual es, en carne, hueso, alma y pensamiento: desembarcado en Londres la víspera, cae en casa de Vargas Llosa, a quien anuncia lo que debe verse, leerse, asistir... sin contar todos los proyectos en marcha que lo ocupan. Retrato delicioso. El análisis de la obra de García Márquez es el análisis de un profesional universitario, todo está en regla, pero...

Hay, desde luego, los "encuentros", porque no hay verdadera relación: con Fidel Castro (capaz de extenuar a todos y él aún vivaz al final de algunas horas de monólogo), con Juan Rulfo, una línea que renvía a otro texto titulado "Chile, indigenismo", a propósito de una visita a la casa de Neruda. Algo pobre el texto sobre mi tan querido Juan Rulfo, el más grande escritor latinoamericano desde Sor Juana.

La mirada mixta de Mario Vargas Llosa, peruano cuyos principales estudios lleva a cabo en París, donde, según sus palabras, él descubre su amor por América Latina, nos ofrece el regalo de esta doble visión: Europa y América Latina. De ahí, acaso, que sus textos más extensos sean dedicados a Jorge Luis Borges y a Octavio Paz.

Yo sé que en la escuela uno conoce a sus compañeras de clase y, a veces, sabe de las más grandes. Quién sabe por qué no se ve hacia abajo, las más pequeñas de edad. Es tal vez una manera de negar la idea de los años y la proximidad de la muerte.

Pero, puesto que recibí, por un azar objetivo, la novela de Laura Restrepo el mismo día, me hubiese encantado leer un retrato de ella en el diccionario de Mario Vargas Llosa.

Escuché hablar de ella durante mi última visita a México. No sé si alguien la ha leído verdaderamente, es decir, página a página. Yo lo hice y no sólo no me arrepiento, fue un descubrimiento.

Historia de tres generaciones, cada una acechada por la locura, el retrato de Escobar se entremezcla en los años. El lector quiere saber más, pero el más es el amor infinito de un hombre que sigue amando a una mujer sin razón.

Nada que ver con sor Juana: la mujer está ausente, loca. Y el hombre extraña incluso todos los momentos, los actos, los gestos de ella que le eran desagradables, pero que él preferiría a esa ausencia. Escasas veces he leído una descripción tal del amor. Laura Restrepo la ha logrado.

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