Usted está aquí: sábado 3 de diciembre de 2005 Cultura Paloma Villegas recibió el Sor Juana Inés de la Cruz

Acto en el faraónico recinto de la Expo Guadalajara

Paloma Villegas recibió el Sor Juana Inés de la Cruz

Deplorable deterioro de la escultura de la Décima Musa, en espera de más atención que la foto anual por el galardón

JUAN CARLOS GARCIA CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Paloma Villegas, poeta, traductora, novelista y cr�ca literaria FOTO Arturo Campos Cedillo Foto: Arturo Campos Cedillo

Guadalajara, Jal., 2 de diciembre. Desde ahora novelista antes que poeta, traductora o crítica literaria, Paloma Villegas se vio acongojada durante la develación de la placa que la acreditaba como ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz en su versión de este año.

Y aunque estaba feliz no sólo por el honor de inscribir su nombre junto al de las nueve galardonadas anteriores -Margo Glantz, Silvia Molina, Laura Restrepo y Marcela Serrano, entre otras-, por los 10 mil dólares que conlleva el reconocimiento y por las traducciones y edición de su novela titulada Agosto y fuga, que también forman parte del premio, el dejo de amargura no la abandonó durante la ceremonia mañanera.

El motivo, no expresado pero evidente, era el estado en que se encuentra la escultura que representa a Sor Juana Inés de la Cruz. Sus dos metros de bronce desmerecidos por el pésimo mantenimiento, costras de pintura que caen como si fueran hojas en otoño, indiferencia ante lo inocultable por parte de quienes ceremoniosas sonreían y hacían sonreír a Paloma para la foto, enmarcada junto a lo que parecía un armatoste abandonado a las inclemencias de otras palomas.

En terrenos municipales de Guadalajara, en de una de las colonias con residentes con alto nivel económico de la ciudad y aportada por un patronato de la no menos rica Feria Internacional del Libro (FIL), la escultura de Sor Juana Inés de la Cruz espera desde hace mucho que alguien se acuerde de ella, así sea solamente para la foto anual del premio que se otorga en estas fechas.

Pero no fue así y Paloma Villegas no se vio con la alegría necesaria para acto tan significativo de su vida. El desagravio, como el olvido, vendría después, por la tarde, ya dentro del faraónico recinto de la Expo Guadalajara, donde la ganadora recibió como se debe su premio sin escultura que aguara la fiesta.

 
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