Usted está aquí: sábado 3 de diciembre de 2005 Cultura La música multicultural de don Felipe Vidrio

La música multicultural de don Felipe Vidrio

El martes 11 de octubre se presentó por primera y última vez en México uno de los proyectos más ambiciosos y mejor logrados del compositor y tecladista Philip Glass: Orion, que ideó para la Olimpiada Cultural de Atenas 2004 y que sólo presentó en la capital griega, luego en Chicago (acontecimiento que reseñamos en estas páginas, el 30 de junio de este año) y finalmente en Guanajuato (también registrado en La Jornada, el 13 de octubre) y tan tán.

Pero he ahí que acaba de llegar a México este proyecto en un álbum de dos discos compactos (el sello discográfico, independiente, se llama ''orange mountain music") en el que se reproduce íntegro el concierto que sólo en tres ocasiones han presenciado multitudes en el mundo, la última en la Alhóndiga de Granaditas de Guanajuato.

En los altavoces esplende la música que compuso Philip Glass (para los cuates se puede traducir como Felipe Vidrio) en colaboración con músicos de primer orden provenientes de lo que los imperialistas llaman tercer mundo, entre ellos Ravi Shankar, con quien Glass grabó hace lustros un disco más que ilustre, una joya musical, una obra maestra. Debido a la edad avanzada del maestro Shankar, el proyecto Orion ha caminado sin su presencia física. En Guanajuato fue suplido por su paisano Kartik Seshadri, y en el disco que hoy recomendamos por Gaurav Mazumdar, por supuesto en la cítara.

Suena el oleaje intenso que hace inconfundible la música de Philip Glass, suena su irresistible encanto. Suena la magia.

En el mismo orden en el que se presentaron en vivo, desfilan en este álbum doble sonidos de la tierra nacidos en Australia, China, Canadá, Gambia, Brasil, India y Grecia, que son los países de donde provienen los nueve músicos que conjuntó Felipe Vidrio en Atenas, Chicago y Guanajuato, como solistas del prodigioso Philip Glass Ensamble, con don (siempre con condón) Felipe Vidrio en un teclado, el derecho, y el maestro Michael Riesman en el izquierdo. Porque ya lo dijo Woody Allen: las teclas siempre viajan en pareja.

Luego de un tutti atronador, se inicia el desfile de estrellas en Orion: primero el australiano Mark Atkins con su didjeridoo que hace trepidar la Tierra. Enseguida aparece la pipa, ese instrumento de cuerda milenario chino puesto en órbita por la maestrísima Wu Ma. Sigue el canadiense Ashley MacIsaac, violinista zurdo punk, luego el gran maestro africano Foday Musa Suso y después los brasileños que conforman el grupo Uakti, a quienes sigue la cítara de Gaurav Mazumdar, y para coronar esta catedral sonora llega por último, pero no el último (last but not least) la belleza griega Eleftheria Arvanitaki.

En la crónica del 13 de octubre donde reseñamos este concierto, por falta de espacio no cupo la explicación del nombre del grupo brasileño: Uakti es una deidad femenina que, de acuerdo con la mitología indígena, habita en el Amazonas, y cuando se desplaza produce una música arrobadora, de sutil y avasallante encantamiento, pues su cuerpo está cundido de agujeros que al contacto con el viento producen los sonidos de un embrujo.

En el disco hay también variantes estupendas en el capítulo de la música de la India, donde nuevamente se funden las mentes creativas y los corazones de Felipe Vidrio y don Ravi Shankar, aquí su música interpretada por el citarista Mazumdar.

Encienda el aparato reproductor (je) y disfrute de la constelación de Orión.

Pablo Espinosa

 
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