Usted está aquí: sábado 3 de diciembre de 2005 Opinión PERFORMANCE

PERFORMANCE

Víctor Ortega

Taller de Documentación Visual: el libro

Ampliar la imagen Jes�el Diablo

EN 1984 SE fundó el Taller de Documentación Visual (TDV). Su nacimiento coincide con la desaparición de los grupos que florecieron en la década de los 70 y cuya influencia vemos en el arte de muchos jóvenes (aunque algunos no lo sepan ni lo reconozcan) hoy día. De aquel movimiento, el TDV retomó la preocupación por el compromiso social del arte, así como la idea de que éste es una fuerza transformadora de la sociedad.

LA CREACION DE Proceso Pentágono, Suma, Mira, Germinal, No grupo El colectivo, TAI y otros, estuvo marcada por la experiencia política que sus integrantes adquirieron en el movimiento estudiantil de 1968, del cual casi todos fueron actores. El TDV, en cambio, lo fundan personas de una generación que, para bien o para mal, no fueron partícipes de esta vivencia.

LA NOSTALGIA POR el arte político que les precedió sale a la luz cuando observamos la temática del TDV en sus primeras obras, en las cuales recurre a los iconos de la lucha social de las décadas de los 60 y 70: la guerra de Vietnam, Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, la guerrilla urbana, los presos y desaparecidos políticos del 68. Pero ya desde esos primeros años se dejan ver los temas que definirían la personalidad futura del colectivo: el homoerotismo y, más adelante, la lucha contra el sida.

EL TDV PRODUJO durante sus 15 años de vida (1984-1999) una cantidad enorme de piezas que van de la pintura de caballete a la instalación y el performance, pasando por el arte-objeto, la serigrafía, la fotografía y llegando, incluso, hasta el diseño gráfico, medio con el que pudieron penetrar en el ámbito de los espacios públicos masivos.

A LO LARGO de esos tres lustros transitaron por el taller 12 personas: Gabriel Castro Rocha, Marco Aulio Prado, Francisco Marcial, Israel Mora, Ricardo Serrano, Rubén Gómez-Tagle, Gustavo Guevara, Víctor Hugo Martínez, Enrique Méndez, Sergio Carlos Rey, Carlos Veloz y -su fundador y líder- Antonio Salazar, quien permaneció esos 15 años al frente del proyecto y lo concluyó de manera formal en 1999.

EL PASADO 24 de noviembre se presentó el último producto del colectivo: un libro de casi 600 páginas, en el cual vemos compiladas sus obras más importantes, tanto visuales como escritas. El cuerpo lo forman tres grandes apartados: una sección de presentaciones elaboradas por personalidades artísticas y académicas; 24 páginas con la historia del taller y un perfil de sus 12 integrantes; otra de casi 200 páginas denominada "Teorizar para visualizar", con escritos acerca de teoría del arte, estética, crítica, sida y homosexualidad, y, finalmente, 452 imágenes a todo color. Todo esto arropado por una excelente encuadernación en pasta dura y por un diseño gráfico exuberante y ecléctico que con frecuencia aparece como protagonista de la publicación.

CON ESTA OBRA póstuma del TDV, Antonio Salazar concluye su trabajo al frente del proyecto, inscribiéndolo con mayor fuerza en la ya larga historia del arte político mexicano. Debemos felicitarlo por ello y por materializar así el testimonio de tantos años de constancia, trabajo y convicción ética y estética.

* UAM-Xochimilco

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