Usted está aquí: lunes 12 de diciembre de 2005 Cultura Demetrio Vallejo, a los 20 años de su muerte

Elena Poniatowska

Demetrio Vallejo, a los 20 años de su muerte

Fue muy emotivo ver el busto de Demetrio Vallejo con el brazo levantado rindiéndole protesta a la lucha proletaria, que siempre fue su prioridad en la vida, en la Cooperativa Pascual Boing frente a un centenar de trabajadores, entre quienes había varios ferrocarrileros. También fue emocionante escuchar a Alejandro Encinas rendirle homenaje frente a la mirada bondadosa del procurador Bernardo Bátiz y a la historiadora Begoña Hernández, que pronto publicará una exhaustiva biografía del líder. Niños y niñas vinieron de Matías Romero, Oaxaca, y bailaron al son de la marimba con sus floreados vestidos de tehuana y escuchamos el himno a Vallejo que nos hizo escuchar en sus ritmos el chacachaca de las ruedas de la locomotora sobre los rieles. Sin embargo, nada me impactó tanto como las palabras de Dionisio Noriega Aparicio, quien conoció a Vallejo de niño, y ha visto, porque vivió cerca de La Villa de Guadalupe, y vio todas las peregrinaciones imaginables, multitudes enormes camino a la Basílica, pero ninguna tan impactante como la de los miles de trabajadores reunidos en torno a Vallejo, "ese personaje bajito que recibía tranquilo los gritos de 'Vallejo, seguro, a los charros dales duro'".

Dionisio también habló del nacimiento de la lucha de los trabajadores de Pascual y de la fuerza y la confianza que les dio Vallejo en su lucha y dijo textualmente:

"Durante la lucha de los tres primeros años de la cooperativa Pascual podríamos decir que la palabra final era la que daba el compañero Vallejo, todos confiados en su experiencia, todos seguros de su honestidad, pero a veces nos asustaban sus decisiones. Una cosa que tardamos tiempo en digerir fue la recomendación de ir a ver a Fidel Velázquez. De principio no entendimos cómo nos mandaba a hablar con el representante de la corrupción sindical, con el jerarca de los personajes siniestros que representan los peores defectos del ser humano (corruptos, traidores, asesinos, hipócritas y serviles). Ahí nos vimos sentados junto a Fidel Velázquez, quien negaba y desconocía a los charros del sindicato de protección de Pascual (Fidel Velázquez aseguraba que el sindicato no pertenecía a la CTM), y de manera mágica nos recomendó a uno de sus alumnos más avanzados (Armando Neira Chávez), actual diputado federal, actual secretario de la CTM en el estado de México, quien sigue manejando a los trabajadores de la industria refresquera y cervecera del país, dirigente obrero que viaja en Mercedes, que tiene caballos en el hipódromo, dueño de mansiones en las Lomas, cacique de Valle de Bravo y sus alrededores. Poco a poco fuimos entendiendo que la única manera de destrabar el conflicto en la Secretaría del Trabajo era con la influencia de Fidel Velázquez y al poco tiempo le dimos una patada en el trasero a Neira Chávez.

"Hubo otro momento que nos causó gran impacto: en una reunión como las que teníamos casi a diario con Vallejo los representantes de los trabajadores de Pascual y los asesores, nos quedamos mudos cuando nos propuso cerrar la Secretaría del Trabajo. En aquellos años la secretaría, que se ubicaba en Río de la Loza y Doctor Vértiz, era un conjunto de edificios que albergaba a la secretaría, a la junta de conciliación y arbitraje, la junta local, y a una guardería para los hijos de los trabajadores de este conjunto. Teníamos que cerrar casi una manzana que ocupaba la construcción; nos mirábamos y nadie se atrevía a contradecir la recomendación. Yo he de confesar que estaba muerto de miedo. Pasaron los días y la recomendación no se cumplía, decíamos que con qué pretexto íbamos a tomar la secretaría, el compañero se burlaba y decía que teníamos miedo y sí, teníamos miedo, hasta que, aprovechando la intervención que tuvieron granaderos y policías especializados del Departamento del Distrito Federal que protegían la entrada de los esquiroles a las plantas y al ser golpeados por éstos salimos en marcha por La Viga hacia la Secretaría del Trabajo y fue posible llegar y cumplir el compromiso de cerrar la secretaría, que durante muchas horas permaneció con gente afuera y gente adentro, no recuerdo exactamente, pero se hablaba de cientos de juicios en las juntas locales y federal que no se habían celebrado. La acción permitió forzar al secretario, Sergio García Ramírez, a retomar las pláticas que se habían quedado estancadas, y así como estos ejemplos podríamos hablar de muchos más. Es indudable que en el triunfo de Pascual la figura de Demetrio Vallejo fue determinante."

Acompañé a Vallejo a muchas giras de trabajo por el país, también por el corredor ferrocarrilero; era emocionante ver a los ferrocarrileros de Matías Romero, hombres recios y valientes, tratar al compañero Vallejo con tanta dulzura y tanto respeto; era emocionante verlo a las puertas de los talleres ferrocarrileros del país aglutinando a centenares y centenares de ferrocarrileros en sus centros de trabajo, era un gusto verlo convertirse en un soberbio guerrero; Demetrio Vallejo, el hombre que estuvo en la cárcel 11 años, cuatro meses y tres días, incorruptible, honesto con él y con los demás, inteligente y audaz, pero sobre todo valiente. En la lucha de Pascual Vallejo fue clave, en la lucha de los obreros de este país será recordado por su inquebrantable honestidad, ejemplo y maestro de muchos que lo tratamos."

Dionisio Noriega Aparicio coincidió con Alejandro Encinas en que Vallejo fue un gran luchador de la izquierda mexicana.

 
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