Amadísimo carnal
Ampliar la imagen Marcial Alejandro abraza a Hilda Saray, viuda del homenajeado FOTO Roberto Garc�Ortiz Foto: Roberto Garc�Ortiz
Pinche Emilio:
Quiero hablarte con el alma
con la suficiente calma
que tú dices que yo tengo.
Debes saber que mantengo
con la sobriedad más cruda
de que tú te me hayas muerto
es más, seguro no es cierto.
Cómo pasas a creer
que yo te pueda perder
así nomás porque sí.
Desde que te conocí
supe que eras espeso
yo te respeté por eso.
El cariño apareció
y creció creció creció
me invitaste a tu cabina
y de la canela fina
del micrófono en tu voz.
Yo no sé pero a los dos
completamente distintos
nos juntaron los instintos.
Por lo mismo no me salgas
con que tus chorreadas nalgas
no se vuelven a sentar
en nuestra mesa de bar
donde todas tus jaladas
arrancan las carcajadas
del variado personal.
Amadísimo carnal
te pasas deveras cabrón
provocas la sinrazón
a pesar de tu cultura
a pesar de tu ternura
y tu sentido común.
Sólo te digo que aún
con todo lo sucedido
yo no te doy por perdido.
Puedes nadar de muertito
si gustas, pero repito
si te ofendo me perdonas
pero es la peor de tus bromas.