Usted está aquí: lunes 12 de diciembre de 2005 Opinión ASTILLERO

ASTILLERO

Julio Hernández López

Dos tomas

Priísmo peor que el de siempre

Vacíos de AMLO, físicos y discursivos

EL PRIISMO ORGANIZO una toma de protesta de su candidato a la presidencia con olor a funeral. Allí estaban, desde luego, las tradicionales muestras de entusiasmos programados: un grupo musical en vivo que repetía una y otra vez las glorias de alguien con quien hay que estar "brazo con brazo" (poesía que aclama las extremidades superiores para así poder hacer rima con el Madrazo electoralmente idílico); uno que otro gritón convertido en francotirador verbal para lanzar vivas a alguien o a algún estado en cuanto calculaba que habría un respiro en la declamación del discurso principal; batucadas revolucionarias e institucionales; silbatos, sirenas y pitos ferrocarrileros... Pero fuera de esas alegrías obligadas a pasar lista de presente no había nada más, de tal manera que el candidato hubo de obligarse a correr riesgos de equilibrio (físico, desde luego) al caminar a lo largo de la pasarela roja permitiendo que las explosiones de júbilo efímero de sus seguidores al tenerlo al alcance de la mano estuviesen más de una vez a punto de derribarlo.

LA ESCENOGRAFIA ERA la de siempre, pero el discurso madracista ni siquiera pudo generar alguna expectativa favorable entre su audiencia, que se dedicó a sobrellevar como mejor pudo el tedio que provocaba el abanderado que en el podio, solitario en esa inmensidad, pasaba y pasaba las tarjetas que contenían su alocución sin encontrar respuesta entusiasta de nadie. La nomenklatura tricolor estaba al pie del templete, pasando el trago amargo entre obviedades y sonrisas de compromiso. No hay mucho más que decir: si a partir de esa toma de protesta hubiese de arriesgarse un vaticino habría que decir que el PRI está en sus peores momentos, sin capacidad siquiera para remozar sus rutinas antaño exitosas: acarreo desganado, alegrías menores y un discurso pensado para los medios que igualmente pudo haber sido pronunciado en alguna oficina del edificio priísta, sin propuestas de fondo, sin siquiera frases rescatables, sin enjundia ni actitud genuinas de triunfo.

LOPEZ OBRADOR NO PUDO llenar el Zócalo a pesar de que era la expectativa de los organizadores de la toma de protesta presidencial (si no se aspira a multitudes rebosantes, ¿para qué utilizar la Plaza de la Constitución?). Pero el contratiempo no es solamente numérico (aunque con estos errores pareciera haber una confirmación en voz propia de que el lopezobradorismo va a la baja, no sólo en encuestas de opinión, sino en capacidad de convocatoria); de hecho, más que las ausencias masivas, lo más llamativo fueron las faltas individuales: no estuvo Cuauhtémoc Cárdenas (quien a esa hora visitaba en Polanco una tienda de vajillas y candeleros, según la columna Templo Mayor) ni su hijo Lázaro. Tampoco Jesús Ortega. En cambio, volvió a asomarse en el templete de las preferencias pejelagárticas el rey del oportunismo que responde al nombre de Porfirio Muñoz Ledo.

EL DISCURSO DE ANDRES MANUEL tampoco aportó nada nuevo, aunque a este tecleador le pareció detectar un especial tono conciliatorio (note el lector cómo se ha evitado el uso del término "mediatizador"), en especial respecto de los honorables empresarios que hacen negocios limpiamente y sin corrupción (no se asusten señores del dinero: a sus gallos económicos no les será arrancada ni una pluma), y luego en relación con priístas y panistas a los que invita el candidato a que se pasen a las filas acríticas de Al Biento (Alianza por el Bien de Todos), al cabo que la bronca no es con los militantes de bajo o medio nivel, sino con los jefes que, ésos sí, son responsables de culpas que a ellos no se les pueden perdonar, pero a sus ejecutores estructurales sí (siempre y cuando tengan su credencial de elector vigente). Deslizó también el tabasqueño algunos señalamientos tempranos de corresponsabilidad compartida con el pueblo que lo ve más como un salvador individual, como un mesías, que como un constructor de una armazón política y social que no esté sujeta a supuestas virtudes personales. La tarea por venir es tan complicada que no dependerá de una persona, sino de todos, hizo saber el peje en una especie de exculpación como las que tardíamente hace el actual Presidente de la República, que en su momento electoral también concitaba la esperanza ciudadana expresada en la frase, ayer como hoy, de "¡no nos falles!"

ASTILLAS: Comenzó la tregua política que terminará el 18 de enero próximo. Mucho se habla de que esta pausa fue propuesta por las grandes empresas televisoras al IFE para que éste la impusiera, buscando descongestionar las pautas de publicidad que en esta temporada no permiten incorporar fácilmente la propaganda partidista. Lo cierto es que se ha decretado una veda en cuanto a campañas políticas. Pero resulta preocupante que en ese remanso aparezca la voz del arzobispo de Norberto (P)RIvera criticando a quienes se aparecen en tiempos electorales como "mesías" o "magos de las finanzas" que arreglan todo. Su Excelencia habló así en plena liturgia, pero exigió a los reporteros que no le preguntaran de política en la conferencia de prensa al final de la misa dominical en la Basílica. ¿Para qué necesita PRIvera conferencias de prensa politizadas si sus sermones parecen arengas partidistas con dedicatoria?.. Joaquín López-Dóriga habló durante la segunda edición del Premio Nacional de Periodismo Oscar Hinojosa Marcial, en Zacatecas, y llamó al gremio a cerrar filas para detener el embate de intimidación y violencia contra periodistas. Citó los casos de "la estúpida ofensiva, desde el poder de Los Pinos, contra el semanario Proceso y su director Julio Scherer", y la embestida desde los gobiernos de Oaxaca y San Luis Potosí contra Noticias y La Jornada San Luis... Y mientras moneros, columnistas y demás fauna periodística encontramos en estos días algo con lo cual sobrellevar el cese de hostilidades partidistas, ¡hasta mañana, en esta columna din don dan!

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