Usted está aquí: miércoles 21 de diciembre de 2005 Cultura Eternidad fugitiva invita a reflexionar sobre el peso político de las fotografías

MUSEOS DE MEXICO

Eternidad fugitiva invita a reflexionar sobre el peso político de las fotografías

Entender nuestro pasado visual permite acercarnos a la historia moderna, dice el curador Alfonso Morales

La muestra, testimonio de la vorágine mundial y lectura con varios mensajes

MERRY MACMASTERS

Ampliar la imagen Fotograf�de Gordon Coster titulada Figure skater, de 1940

El recorrido de la exposición fotográfica Eternidad fugitiva, en la Sala Nacional del Museo del Palacio de Bellas Artes, empieza de manera por demás fuerte.

Después de una reflexión, a modo introductorio, sobre el tiempo, y cómo el hombre mediante la foto, el cine y la tecnología actual ha tratado de asirlo, se desencadenan escena tras escena de Metralla, Catástrofe y Escombros.

Tal es la devastación presentada, debida tanto al paso del tiempo y los desastres naturales como a las guerras, que el visitante empieza a creer que ésta será la constante del conjunto de más de 400 imágenes, así como una selección de documentales videográficos y de audio, algunos realizados especialmente para la muestra, cuya base proviene de las colecciones fotográficas de Fundación Televisa, aunque dialogan con material de otros archivos, que literalmente llenan el edificio marmóreo que a sus 76 años cada día se ve mejor.

¿Tiene un mensaje la exposición Eternidad fugitiva?, se le pregunta al curador Alfonso Morales. Más que uno solo, habría muchos mensajes. Respecto de un subtexto explícito, el especialista expresa: "En años pasados acontecimientos como el tsunami, la invasión a Irak, digamos, la manera en que el mundo en convulsión se ha transformado en espectáculo visual, requiere de un contexto y en este sentido conviene ver el pasado fotográfico desde esa actualidad.

"El testimonio más antiguo de una guerra, al menos de acuerdo con la versión de algunos historiadores, serían los daguerrotipos tomados durante la invasión de Estados Unidos a México en 1847, que requerían de mucho tiempo para ser fijados. A final de cuentas no ha pasado demasiado tiempo entre esa fecha y la caída de las Torres Gemelas en 2001, que fue un espectáculo contemplado de forma simultánea, en vivo y en directo. Te das cuenta en qué medida la imagen ha participado de nuestra comprensión del mundo y de nuestra valoración política de los sucesos.

"Si hubiese ese mensaje al que te refieres, tendría que ver con la importancia de construir una nueva cultura visual. No podemos darnos el lujo de ser analfabetas frente a la imagen. Es el espacio de construcción, de poder, de disputa, de los intereses en conflicto. Desde esa conciencia del valor que ahora tienen las imágenes, hay una cita de Susan Sontag que me gusta mucho (se reproduce en la muestra), de que ahora no se puede hablar tanto de contar una historia, sino de evocar una imagen.

"El peso de las imágenes (del tsunami, de la invasión a Irak) nos coloca frente a una responsabilidad de conocimiento de un mundo aparentemente empequeñecido por la fuerza de las imágenes, por su circulación voraz. Es frente a esa realidad tan iconofágica, tan devoradora, tan poblada de imágenes, que tenemos que ver el pasado de la fotografía, que es a final de cuentas una de las raíces, de las fuentes básicas, del iconósfero en que hoy estamos inmersos.

Las imágenes, tan fáciles de consumir como desechables

"Conviene no olvidar acontecimientos hoy muy próximos con aquellos aparentemente muy lejanos, como la invasión de Estados Unidos a México en 1847, porque de la misma manera que las imágenes son tan fáciles de consumir, también son desechables.

"Entonces, sí se podría reducir ese mensaje, aunque no me gusta el asunto de mensaje; hay que estar preparados para entender las imágenes porque la cultura visual se transforma a velocidades muy rápidas y hay una historia de las imágenes, de la manera en que han sido producidas, en que sus tecnologías nos han permitido vernos, ver a los otros, construir a los otros como enemigos, entender a los otros, abrazarnos, rechazarnos. Entender ese proceso de las imágenes es también de algún modo entender la historia moderna del planeta, el continente y de México en esos contextos.

"En cierta medida la historia mundial lo es a partir de que las imágenes permitieron la circulación de eventos sucedidos en lugares lejanos que se volvieron familiares. Las imágenes abrieron una ventana mediante la cual entró el mundo y los horrores del mismo. Pero esa ventana y esa percepción de ese mundo puede no ser necesariamente un acercamiento comprensivo, como le preocupa a Susan Sontag.

"La exposición en ese sentido no pretende sólo lucir o mostrar la riqueza de una extraordinaria colección, sino reflexionar con ella en torno al valor de las imágenes de raíz fotográfica y finalmente ahora en un mercado tan confuso y tan versátil donde ya se mezcla lo fijo y lo móvil, y lo virtual y lo analógico, en fin, reflexionar sobre el peso político que tienen las imágenes."

Los otros núcleos temáticos de la muestra son Partitura (Cuadrángulo, Mirador, Danza y Noche), Paisajes de la materia, Párpados cerrados, Cuerpo, Máscara y Caverna. Están más vinculados a la idea de la fotografía como testimonio de la imagen como construcción. Morales hace hincapié en el apartado Selene, que gira en torno a las láminas de un solo libro, La Luna considerada como planeta, mundo y satélite, publicado en 1874 por el ingeniero escocés James Nasmyth y el astrónomo británico James Carpenter. Mediante grabados e imágenes de muy diferente producción técnica, el volumen construye "una imagen de la Luna que anticipa de cierta manera el viaje del Apolo XI". Agrega: "Si el mundo se divide en vigilia y sueño, entre eso habría una tercera zona que es la iconografía".

En Eternidad fugitiva es evidente que "mucha de la visión contemporánea de cómo se puede aproximar a la fotografía y entender tanto su presente como su pasado tiene que ver en la medida que dialogue con otras formas y medios como el video, las películas y el material audiovisual en otros formatos.

"Un ejemplo muy obvio es el autorretrato de Hippolyte Bayard, donde posa como si fuera un ahogado, que en cierta medida dialoga con las propuestas de Cindy Sherman muchos años después. Además, la foto de Bayard inspira un documental de Peter Greenaway en torno a los ahogados del río Sena", concluyó Morales.

 
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