Usted está aquí: miércoles 21 de diciembre de 2005 Opinión Irak: el costo del espectáculo

Alejandro Nadal

Irak: el costo del espectáculo

Cuando Saddam Hussein presidía algún desfile militar le gustaba disparar un rifle en señal de desafío. Así aparecía con su sombrerito tipo bombín y un poderoso Mannlicher-Schoenauer haciendo disparos al aire. El dictador nunca se percató de lo ridículo del vestuario; al contrario, se sentía muy elegante con sus trajes hechos a la medida por el mejor sastre de Estambul.

Ahora sus captores le han dado la oportunidad de volver a usar sus trajes azul marino profundo con finas rayas blancas o gris claro, el clásico pinstripes. Acusado principal en el montaje preparado como juicio por sus crímenes, lució sus trajes frente a las cámaras, como cualquier político que sabe que su negocio es el espectáculo. Cada vez que buscaba su pluma para anotar un comentario del fiscal se veía la etiqueta del fabricante: Cesur, de Estambul. Las cámaras de televisión han transmitido esa imagen a todo el mundo, y con ese modelo vistiendo los trajes Cesur la publicidad no pasó desapercibida.

Para el sastre de origen kurdo, el juicio es una bendición. Sus ventas se triplicaron desde que comenzó a ser transmitido por televisión; hoy vende 5 mil trajes al mes en Medio Oriente, diez veces más que lo que vendía hace cinco años. Y el precio de cada trajecito también aumentó hasta los 500 dólares por el modelo más barato à la Saddam.

El precio de los trajes que viste Saddam es lo de menos. Pero para Estados Unidos el costo de la guerra de Irak ya rebasa los 227 mil millones de dólares. Con esos números resulta mucho más costosa que la Primera Guerra Mundial, que a dólares constantes de 2005 implicó erogaciones por 205 mil millones de dólares.

Aunque la aventura en Irak todavía está por debajo del costo de la guerra de Vietnam, sin duda rebasará su costo en poco tiempo. Vietnam costó 531 mil millones de dólares, pero la intervención estadunidense duró 15 años. En cambio la guerra en Irak apenas va a cumplir tres años el próximo marzo y su costo ya se acerca a la mitad del de la guerra en el sudeste asiático.

Es posible que ahora las guerras cuesten más. La doctrina militar del Pentágono implica que deben ser más intensivas en capital que en carne de cañón. Por ejemplo, en la guerra de Vietnam se gastó un millón 6 mil dólares por soldado. En contraste, en Irak está gastando un millón 600 mil dólares por cada soldado que ocupa ese país. Es decir, el Pentágono gasta hoy 52 por ciento más por hombre en la antigua Mesopotamia, que lo que invertía en Vietnam.

Hoy los armamentos son más caros y además hay que pagar salarios por esta guerra. No se debe olvidar que hoy el ejército de Estados Unidos es de mercenarios. Hay una gran diferencia entre el papel del ejército de voluntarios con el que soñaba Jefferson, y este cuerpo de desempleados, marginados y pobres que tuvo que ir a Bagdad a buscar oportunidades para salir adelante en su propio país. Por eso hay que pagar salarios, mientras en Vietnam se trataba de "voluntarios" llevados a la guerra a través de un absurdo sistema de levas.

Otro elemento de comparación es el costo mensual de la guerra en Irak que hoy rebasa los 6.8 mil millones de dólares. En cambio, la guerra de Vietnam costaba cada mes 5.1 mil millones de dólares, descontando la inflación. A ese ritmo de gasto (unos 230 millones de dólares diarios) es evidente que si la guerra dura unos dos años más, su costo superará el de la guerra de Vietnam. Y eso no es todo: el Pentágono ya solicitó una asignación "puente" de 50 mil millones de dólares para cerrar el año y para 2006 se han requerido otros 100 mil millones.

Sin embargo, hay quien piensa que lo importante es la capacidad de absorción del esfuerzo bélico en términos del PIB. La guerra de Vietnam tuvo un costo anual equivalente a 12 por ciento del PIB, mientras la guerra de Irak solamente llega a 2 por ciento del PIB de Estados Unidos. Pero la guerra en Irak se está financiando con un déficit presupuestal de dimensiones colosales que puede duplicarse en unos años. Ese desequilibrio macroeconómico es un tema de gran preocupación para la economía mundial.

Las paradojas de la historia reflejan siempre todo al revés. El juicio de Saddam Hussein ha servido para demostrar dos cosas. Primero, que los estadunidenses son los agresores y que la ocupación de Irak es ilegal. Segundo, que Saddam los puede poner en evidencia porque su porte ridículo rivaliza con la hipocresía de los invasores. "Soy el presidente de Irak", respondió al juez cuando le pidieron que se identificara. Tiene razón. El mismo Kofi Annan ha vuelto a decir que la invasión de Irak es ilegal. Saddam Hussein sigue siendo presidente de Irak con todo y su traje Cesur.

 
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