Usted está aquí: lunes 26 de diciembre de 2005 Sociedad y Justicia Agravan los días festivos restricciones en los servicios públicos de salud

Medicamentos agotados hacen pasar vía crucis a derechohabientes del IMSS

Agravan los días festivos restricciones en los servicios públicos de salud

"Aquí eso no vale", replican a una enferma beneficiaria del Seguro Popular

ANGELES CRUZ MARTINEZ

Médicos y enfermeras están de vacaciones, pero las enfermedades no saben de eso y ahí están. El día de la Nochebuena los hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) estuvieron llenos; sus áreas de urgencias también, a pesar de los esfuerzos que hacen los pocos galenos que en este periodo se quedaron de guardia para dar de alta lo más rápido posible a los pacientes.

"Si en los días normales es difícil, se tarda uno varias horas para ser atendido, imagínese ahorita, que son tan poquitos (empleados)", comentó una señora cuyo hermano era atendido en el hospital regional número 25 del IMSS. "No tenemos más que esperar y confiar en que todo salga bien", indicó.

En las unidades de alta especialidad del instituto, adonde llega un porcentaje mínimo de los derechohabientes, la situación parece controlada. Aunque el número de citas se redujo al mínimo, los derechohabientes han tenido que batallar con el desabasto de medicamentos.

El viernes pasado, la farmacia del Centro Médico Nacional Siglo XXI carecía de varios fármacos, entre ellos calcio efervescente y Celecoxib, para el dolor reumático; ambos están "agotados" desde hace un mes. También faltaba Prednisona, para para evitar el rechazo del órgano en los pacientes trasplantados.

Aunque todavía era día hábil, el módulo de atención y orientación al derechohabiente, localizado en la entrada de la farmacia, permanecía vacío y sucio. El único consuelo era el buzón en el que el IMSS recibe "insatisfacciones, sugerencias y reconocimientos".

A Felipe Solano, originario de Acapulco, le practicaron un trasplante de riñón hace tres meses y viaja al complejo hospitalario cada 15 días para revisión y reabastecerse de medicinas. El IMSS le paga los viáticos para el traslado y debe regresar el mismo día, nada más que este viernes se fue sin uno de sus fármacos.

Situación similar padeció Wilfrido Burgos, trasplantado de riñón hace 15 años. "Fíjese cuánto he sobrevivido, ¿usted cree que lo voy a echar a perder por estos burócratas?" El necesitaba que le surtieran ciclosporina. Su médico le recetó la cantidad necesaria para dos meses y hasta entonces le programó otra cita, pero en la farmacia le dieron medicina sólo para un mes.

El problema es, comentó, que si regresa al hospital antes de la fecha de su cita -28 de febrero- "no me van a atender porque por eso yo firmé en el consultorio que me llevaría medicina para los dos meses. Así me pasó ya antes", aseguró.

Burgos llevaba una segunda receta con Prednisona y Azatioprina, que tampoco pudo surtir, pues aunque de la segunda sí había en la farmacia, al aceptarla le habrían cancelado la prescripción y ya no podría pedir el primer fármaco. "Así funciona esto, ¿usted entiende por qué?", preguntó, sonrió y se encogió en hombros.

Otras claves que también faltaban en esta farmacia eran complejo B, ácido fólico, gatifloxacino (antibiótico), y furosemida (diurético).

Mientras, en el Hospital General de México (HGM), con su área de urgencias en remodelación desde septiembre pasado, recibe a los enfermos por un acceso en la calle de Doctor Jiménez. El viernes fue tranquilo. "Casi así como entramos nos atienden", dijo una señora.

Ahí también estaba la familia de Leonor Ortega, quien desde el miércoles permanecía en urgencias a causa de insuficiencia renal, diabetes e hipertensión arterial. Llegó al HGM luego de que en el hospital Gustavo Baz, en Nezahualcóyotl, donde ella vive, no le proporcionaron la atención que requería. "Ni siquiera porque está afiliada al Seguro Popular. Nos dijeron que eso no valía y desde mayo dejaron de darle los medicamentos" que requiere para controlar sus padecimientos, dijo una de las hijas de la paciente.

El colmo fue cuando su madre requirió una cirugía para destaparle las arterias del corazón y un doctor de apellido Vera informó a la familia que en ese momento en el hospital Gustavo Baz "no había cirujano ni catéter (sonda de cirujano)".

Así llegaron al HGM, donde la operaron y luego de un mes fue dada de alta, pero su salud se deterioró nuevamente y tuvo que reingresar a urgencias, donde todavía continúa.

En el área de hospitalización, el personal dio de alta a la mayoría de los pacientes, de tal suerte que en áreas como ortopedia la ocupación era de menos de la mitad.

Donde no hay manera es en ginecoobstetricia. Mañana, tarde y noche, comentaron algunos empleados, "aquí siempre trabajamos".

En el ISSSTE, el Hospital Regional Zaragoza también reportó actividad normal en cuanto a la cantidad de enfermos hospitalizados. Las salas están prácticamente llenas, "lo que falta es personal", comentaron algunos derechohabientes. Aunque también se dio de alta a muchos; tuvieron que continuar internadas las personas con enfermedades en fase terminal, o quienes se recuperan de alguna cirugía.

El sábado llegó una mujer con la pierna fracturada. Según le dijeron requiere de cirugía, pero, supuestamente, por la inflamación que llevaba, sólo le colocaron una férula y le dijeron que regresara el próximo jueves.

Otro asegurado del ISSSTE comentó que "las enfermeras se enojan porque tienen mucha carga de trabajo, pero no importa. Yo necesito el servicio y aquí me lo tienen que dar porque tengo derecho", afirmó.

 
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