Usted está aquí: jueves 5 de enero de 2006 Capital Empeño, el ritual que resurge cada enero

Empeño, el ritual que resurge cada enero

Largas filas en la casa matriz y varias sucursales del Monte de Piedad

LAURA GOMEZ FLORES

Después de las fiestas decembrinas y para hacer frente a los gastos de Día de Reyes, miles de personas se ven obligadas a asistir al banco de los pobres para empeñar alhajas, relojes, ropa, aparatos eléctricos, discos compactos y hasta automóviles. "Lo importante es salir al paso, no quedar mal con los niños y que la ilusión no muera, aunque nos ahorquemos", declaran algunos.

A dichos gastos se suma la necesidad de la gente de acudir al doctor y pagar las medicinas para su recuperación, renovar su licencia de operador de transporte federal, liquidar proveedores o simplemente asegurar el pipirín de la familia mientras llega la quincena o se encuentra empleo.

Acompañados de un familiar o a escondidas de la pareja, para "ayudarle en los gastos o evitar una nueva bronca o golpes", los pignorantes, en su mayoría mujeres maduras y ancianas, invaden las instalaciones de la casa matriz del Nacional Monte de Piedad, ubicadas en el Zócalo, luego de evadir a decenas de coyotes que se instalan a diario en los alrededores del inmueble.

La gente se forma frente a las cajas donde se reciben los bienes, que en 90 por ciento de los casos son alhajas y el resto artículos varios, cuyas características se asientan en una boleta en la que se determina el monto del préstamo -no rebasa la mitad del valor real de la prenda- y una tasa de interés de 2 por ciento mensual por la cifra y de uno por ciento sobre el avalúo.

Con ello se asegura el bien empeñado -hasta por 17 meses de refrendarse- y, en caso de alguna desgracia o robo, se garantiza el pago de ciento por ciento de la prenda con base en el avalúo, explica Gustavo Méndez Tapia, vocero institucional del Nacional Monte de Piedad, quien agrega que para "sortear la cuesta de enero" se cuenta con 544 millones de pesos a fin de atender la solicitud de 529 mil familias en el país.

La mayoría de pignorantes, indica, empeñan alhajas, electrodomésticos, aparatos electrónicos o hasta camionetas y automóviles, estos últimos por tres o cinco días, para el pago de la nómina o mientras liberan sus cuentas, aunque se tiene registro de casos excepcionales.

Hace muchos años un hombre empeñó un violín Stradivarius y, tras obtener el dinero del préstamo, solicitó a los encargados que le permitieran tocarlo una hora diaria para evitar su deformación, mientras en otra de las 130 sucursales, en la costa, un señor dejó una mandíbula de tiburón unida por cuerdas musicales, la cual recuperó después.

Lo mismo sucedió en una sucursal de provincia, donde un valuador se vio en la necesidad de ayudar a un campesino que le dejó por tres días sus "gallinitas y maicito", que desempeñó al término del plazo. Otros casos fueron los de un cd y un rebozo desgastado, cuyos propietarios no aceptaron las dádivas de los trabajadores del Monte, sino un préstamo de 30 pesos que cubrieron en el tiempo establecido.

Guadalupe Hernández reconoce que es asidua visitante de la institución para empeñar o refrendar sus joyas y, así, "ir sobreviviendo y pagar los gastos que van surgiendo. Ya hasta lo considero mi segundo marido, pero éste sí me mantiene y no se queja". Mientras, para Damaris, Olga y Enriqueta se ha convertido en un "ángel guardián" que incluso las lleva de vacaciones.

Las enfermedades son otra causa de que asista la gente al Monte de Piedad, pues "no hay dinero que alcance, y si no estás bien, no trabajas y nadie te va a mantener, ni modo", dice Teresa, que a escondidas de su pareja acudió ayer a empeñar esclavas y anillos.

Sin embargo, la falta de trabajo, el pago de la licencia de operador de transporte foráneo y la liquidación de proveedores o la nómina son otras constantes que, por ejemplo, obligan a Yadira, Rodolfo y Juanita a acudir a alguna sucursal o la casa matriz, donde los conocedores aseguran que la mejor caja es la 5. "Su encargado es sensible y siempre nos presta más que el resto, por eso la fila." Y así se constató.

 
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