Usted está aquí: sábado 7 de enero de 2006 Cultura Tamtok: esplendor arquitectónico y natural en la Huasteca potosina

Prodigios poco difundidos de la ciudad prehispánica ''más femenina del país''

Tamtok: esplendor arquitectónico y natural en la Huasteca potosina

Elena Poniatowska y Jesusa Rodríguez llaman a rescatar el monolito ''Las niñas''

Insuficiente, el equipo de dos custodios encargado de resguardar ese sitio arqueológico

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

''Tienes que ir a Tamtok", le dijeron un día a Jesusa Rodríguez y le contaron de los prodigios de la ciudad prehispánica ''más femenina del país", enclavada en la Huasteca potosina.

Ahora, después de ver la magnificencia arquitectónica y natural del lugar, llena de asombro y emoción, la actriz extiende la invitación a todo el que puede: ''¡Tienes que ir a Tamtok!"

Por razones de trabajo, hace tres años la actriz y dramaturga fue a Tamuín, donde tuvo oportunidad de conocer el que es considerado el alineamiento piramidal más grande del mundo y de visitar el museo de zona.

-Me quedé sorprendida y avergonzada por mi ignorancia respecto de esa cultura, sobre todo porque mi madre es de la Huasteca. Desde entonces me quedé con la idea de volver.

Este año, Roberto Vázquez, secretario de Cultura de San Luis Potosí, le habló de la zona arqueológica y le contó de un hallazgo reciente, sin precedentes en la arqueología mexicana. Fue Vázquez quien le dijo a Jesusa: ''Tienes que ir a Tamtok".

Urbe antiquísima

Jesusa Rodríguez evoca el viaje, en entrevista:

-En cuanto pude, le dije a Elena Poniatowska que fuéramos. Era un buen pretexto para secuestrarla y obligarla a descansar unos días. En ese plan fuimos. Nos acompañaron Liliana Felipe y mi sobrina Paula Mónaco.

''Volamos del Distrito Federal a Tampico y de ahí por carretera a Taninul, una hermosísima hacienda cerca de Tamtok, con un manantial de aguas sulfurosas y una gruta.

''Como todo en la zona, la hacienda fue propiedad del cacique Gonzalo N. Santos (para más señas: el que dijo que moral es un árbol que da moras). Después fue expropiada y ahora es un hotel administrado por un sindicato de cañeros. Ahí nos hospedamos."

La actriz y la escritora llegaron a Tamtok por la mañana: ''Había una neblina tan densa que supusimos que iba a ser imposible ver algo, que nos había tocado un mal día.

''Nuestra sorpresa fue enorme cuando a eso de las diez y media de la mañana ya se había despejado totalmente y quedó ante nosotras una ciudad antiquísima y una claridad infinita.

''Conocimos al arqueólogo Guillermo Ahuja, director del proyecto, quien vive entregado al lugar. El nos mostró toda la zona. Nos empezamos a asombrar por segundo, nos dimos cuenta de que estábamos en una ciudad antiquísima del periodo formativo; que Tamtok es como un Teotihuacán femenino. De esas dimensiones y de esa belleza.

''Digo que es como un Teotihuacán femenino, porque en Teotihuacán vemos una arquitectura de más aristas, mucho más guerrera, mucho más militar, mientras que en Tamtok son puras plataformas redondas, todo está redondeado y la monumentalidad es más sutil."

Plataformas con piedras de río

Bajo la guía del arqueólogo Ahuja, Elena Poniatowska, Jesusa Rodríguez y sus acompañantes iniciaron el recorrido: ''Primero subimos a la gran plataforma, que habitaba el cacique y desde donde se ven las cinco lagunas que rodean el lugar. Todas las plataformas están consolidadas con piedra de río, pero de colores blanco y amarillo. Elena hizo un comentario bellísimo, dijo que parecían granos de maíz.

''Así nos fue llevando el arqueólogo a cada parte de la zona, haciéndonos el suspenso. Nos mostró una fuente maravillosa que parece haber sido un distribuidor de agua. De pronto dice: ahora sí, vamos a 'Las niñas'.

''No puedo describir la sorpresa cuando llegamos ante ese monolito de ocho metros de largo, cuatro de alto y 30 centímetros de grosor. Se encuentra volcado de cabeza sobre el nacimiento de un manatial, roto por la mitad. Así lo encontraron.

''En la parte visible se aprecia una talla extraordinaria, de una síntesis, de una perfección y de una belleza pocas veces vistas.

''El problema es que el agua lo está deteriorando. Es desesperante verlo de cabeza, igual que el mundo, roto por la mitad, igual que la humanidad. ¿Y el Instituto Nacional de Antropología e Historia?, me pregunté.

''El INAH elaboró un dictamen que dice que es urgente rescatar la pieza. Hasta donde sé, no es un problema de falta de recursos, porque el gobierno de San Luis Potosí y la Organización de Ciudades Ambientalistas, promotora del Foro Mundial del Agua, ya ofrecieron los 500 mil pesos que se necesitan para levantar el monolito.

''¿Por qué no se hace el rescate? Hago un llamado urgente a las autoridades del INAH para que levanten a 'Las niñas'. Mientras no las veamos de frente, el mundo seguirá de cabeza."

Piedra maravillosa

La emoción y el asombro de Elena Poniatowska, colaboradora de La Jornada, por la belleza de Tamtok y la trascendencia de los hallazgos, no son menores que los de Jesusa Rodríguez.

''Yo tampoco conocía Tamtok. Ahora que la conozco -explica Poniatowska- me vuelvo a dar cuenta de la riqueza de nuestro pasado, que no siempre hemos sabido valorar. Por ejemplo, la cultura huasteca ha sido muy poco estudiada.

''Claro, tenemos a estudiosos como Miguel León-Portilla, el padre Angel María Garibay o Alfredo López Austin, pero como que no todos nos damos cuenta. En el caso de Tamtok me impresionó la magnificencia del lugar bajo un aire transparente, luminosísimo.

''Esa piedra maravillosa que encontraron, que el arqueólogo Ahuja llama 'Las niñas', está a la altura de lo que se ha encontrado en las zonas arqueológicas de Yucatán u Oaxaca. Es como la Coyolxauqui, porque de cierta manera nos habla de los orígenes. Es una pieza única y para mí fue un gran privilegio verla.

''Ahora hace falta que la saquen del agua y la levanten para que se le estudie bien y todo mundo la pueda admirar, ahí mismo en su lugar de origen. El poeta Carlos Pellicer, quien hizo los grandes museos de Tabasco, decía que las piezas había que dejarlas donde se encontraban y no empezar a transportarlas a todas partes."

Lo que a Poniatowska le preocupa es que un equipo tan pequeño se encargue de resguardar la zona: dos custodios para cuidar 133 hectáreas son muy pocos.

De cualquier modo -de acuerdo con los testimonios de Elena Poniatowska y Jesusa Rodríguez- la parte rehabilitada y abierta al público de ese sitio prehispánico ofrece al visitante una experiencia excepcional.

 
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