Usted está aquí: miércoles 11 de enero de 2006 Opinión Trampeada continuidad

Luis Linares Zapata

Trampeada continuidad

Para continuar por la ruta marcada por el modelo de gobierno en boga, la administración de los gerentes no duda en recurrir a dos palancas del antiguo régimen, ya denostadas por ilegales y onerosas. La más notable quizá sea la traición a los mismos principios neoliberales de la eficiencia y la neutralidad política en el uso de los recursos públicos. Y de pilón intentar el manipuleo electoral de una secretaría de gobierno especialmente dotada para ello: Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso).

Traición porque los programas sociales que impulsó el desaforado ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, y que tanto estigmatizaron con el motejo de populistas, ahora los tratan de usar en la contienda por la Presidencia. Manipulación porque, a pesar de la clara sospecha que despertarían entre la ciudadanía, no han dudado en enviar a Josefina Vázquez Mota a reforzar la campaña del abanderado del PAN: Felipe Calderón. Con ella se moverá todo un complejo de operadores, contactos y conocimientos precisos, en un movimiento de inocultable uso faccioso (que incluirá a los delegados federales cuidadosamente panistas, cuando menos) para empujar las aspiraciones del michoacano.

La pinza queda cerrada al nombrar a otra aliada incondicional de Calderón en la Sedeso: Ana Teresa Aranda, personaje sin las cualidades mínimas para ocupar tan compleja posición, pero con todo el ánimo y la determinación de cumplir su misión en esta Tierra de infieles: ahora sí, meter al verdadero PAN a Los Pinos. Y, como complemento, Fox trae a Ana Rosa Payán, la luchadora yucateca, famosa también por sus cuestionables prácticas de mapache, y le encarga el DIF. Todo ello revestido con el disfraz de una cuestión de género que nadie se tragará.

Sin el menor rubor por la reciente, contradictoria e incongruente postura adoptada, el presidente Fox ha decidido dar un seductor golpe de timón en política social, al que acompaña con una extensa, insistente, cara campaña de propaganda en cuanto medio tiene a su alcance. Todo por empujar la continuidad de un modelo que hace agua a raudales. Modelo que se juzga indispensable y, por tanto, obligado por el amor a México. Hay que garantizar su continuidad. ¡Ah! Y así como de impensado trámite, detener al indeseado. Tal operación de Estado exige abrir el gasto público en este año crucial para llevar a cabo programas de corte social, sobre todo aquellos que tanto éxito tuvieron en la ciudad de México, pero dándoles el nivel nacional requerido. Las pensiones a la tercera edad -sentido programa de López Obrador- se unirá, revestido con oropeles adicionales, al fantasmal Seguro Popular. De esta manera, ese cambio que quedó flotando en el éter de lo inmaterial tendrá el cuerpo suficiente para usarlo, machaconamente como es costumbre, en respaldo de Calderón y la continuidad.

Oportunidades, esa derivación corregida del célebre paquete que formó el Solidaridad de Salinas y pasando por el Progresa de Zedillo, podrá disponer de los recursos tan solicitados como ahora urgentes para ampliar su cobertura y beneficiar a mayor número de familias, cuyos nombres, situación y direcciones precisas conoce Vázquez Mota. A pesar de las negativas oficiales sobre estas maniobras en ejecución forzada, nadie puede llamarse a engaño. La Sedeso de tal señora utilizó sus mecanismos, recursos y organización como instrumentos electorales en repetidas ocasiones (Veracruz, Oaxaca y estado de México) y con distintos grados de efectividad. Los tratará de emplear de nuevo con Felipillo, en combinación, directa o indirecta, con Aranda y Payán.

Fox se encamina a la defensa a ultranza del modelo neoliberal que ya arroja, a estas alturas de su aplicación tajante, cuentas defectuosas, a excepción de los equilibrios macro tan mencionados, es decir, control de la inflación, déficit público, reservas y estabilidad cambiaria, que no son poca cosa. Porque en lo relativo al crecimiento, inversiones, reparto del ingreso, empleos, infraestructura, control del gasto corriente, cuentas externas, (balanzas comercial y de pagos), deuda pública (aumento exponencial de la interna), encadenamientos de la fábrica nacional, migración, salarios, política externa, respeto entre poderes, marco jurídico, seguridad pública, calidad de vida y otros renglones que sería largo enumerar, los resultados son por completo distintos.

La Cepal ha publicado en días pasados datos de sus estudios comparados del desenvolvimiento económico del país. Y el panorama para la gestión del gobierno panista de Vicente Fox, a un año de su término, deja mucho, pero mucho que desear. Quizá el desempeño negativo de mayor calado sea el despilfarro que durante su administración se hizo de la fortuna recibida, sin mérito alguno de su parte, y que no fue aprovechado para impulsar el desarrollo, sino el consumo desorbitado de la sociedad. En particular se habla de los más de 70 mil millones de dólares en remesas. Los miles de millones de dólares adicionales por los hidrocarburos exportados (más de 100 mil mdd) hasta las inversiones externas directas (70 mil mdd) pueden agregarse a esta lista. Poco, muy poco de ello se nota, al menos en los índices de crecimiento del PIB (1.9 por ciento de promedio), uno de los más bajos de una Latinoamérica que va inclinándose a la izquierda.

 
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