Usted está aquí: lunes 16 de enero de 2006 Deportes ¿LA FIESTA EN PAZ?

¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Más sobre Anguiano

"CON RESPECTO A su columna ¿La fiesta en paz? de ayer domingo, titulada Anguiano y los toros -escribe Dolores Fernández- quisiera aclararle a sus lectores que tal vez usted, el maestro o ambos recordaron mal, 'ya que el delicioso dibujo de un torero con montera fechado en 1922, titulado Retrato de Gaona, en realidad se titula Gaona a secas y es un dibujo acuarelado de 22 x 16 cm, realizado en 1920, cuando Raúl Anguiano tenía apenas cinco años de edad y que guardaba con especial afecto en su colección particular."

"EL DIBUJO DE marras -continúa Dolores- muestra en efecto una figura con montera, si así se le puede llamar a una proporcionada mancha oscura sobre la cabeza que anticipa ya el trazo preciso que caracterizaría al maestro, pero además otros rasgos reveladores del afortunado sincretismo que le acompañaría a lo largo de toda su vida.

"ESTE GAONA DEL niño Anguiano -ilustra quien fuera también una de las modelos con más fuerza expresiva del maestro-, posee un rostro regordete, mirada fija y pequeño bigote, relación tal vez con el mostacho que gastara en su época Ponciano Díaz, los brazos abiertos y, en cada mano, una minúscula banderilla que si no fuera por el arponcillo más parecería minúsculo buscapiés.

"EN VEZ DE la clásica chaquetilla bordada del torero, el niño Anguiano vistió a su Gaona con un chaleco campirano, una extraña banda que le cruza el pecho, cinturón con una oscura pistola del lado izquierdo y, a guisa de taleguilla, unos pantalones como de charro, ya que los bordados laterales más parecen botonaduras. En la parte superior izquierda, con clara letra de molde, inclinada de más la n, el apellido del Indio Grande de México a manera de título.

"LE PUEDO CONTAR todo esto -prosigue Dolores Fernández- porque conocí a Raúl Anguiano desde 1972. Lo fui a ver a su casa para comprarle un dibujo tras años de admirar su obra en galerías y museos. Ese día adquirí un desnudo y se inició una amistad profunda con él y con su esposa Brigita. A lo largo de años pasamos muchas horas juntos, aprendí un poco más sobre arte y mucho sobre Raúl, sus raíces, su trayectoria, su lugar en la pintura mexicana, sus ideales, sus metas y su valor como artista.

"HIJO MAYOR DE un padre revolucionario y una madre trabajadora y cariñosa que lo mima, lo apoya y lo alienta a seguir una vocación temprana y firme. El niño Raúl era enfermizo, motivo por el cual pasa largas temporadas en Atoyac, Jalisco, con sus tías, que también lo consienten y lo cuidan.

"DESDE PEQUEÑO DIBUJA con pasión. De él se conservan dibujos desde los cinco o seis años en los que se nota ya cierta habilidad potencial. Atoyac lo nutre de mexicanidad; el niño se fija en todo: en los patios de las viejas casas, en los paisajes de los alrededores, en las calles del pueblo y sobre todo en los rostros, en los cuerpos, en las actitudes y en las expresiones de la gente, indios y mestizos. 'Lo más plástico de México son sus gentes', decía Anguiano. Creo que esto lo descubrió en Atoyac cuando era niño", termina nostálgica Dolores.

 
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