Usted está aquí: domingo 22 de enero de 2006 Opinión Energéticos: los tiempos y los engaños

Antonio Gershenson

Energéticos: los tiempos y los engaños

En la actual fase final del sexenio, no faltan funcionarios que quieren seguir haciendo negocios: más concursos, más ganadores agradecidos. Y, claro, impulsar a los que ya tenían. Para ambas cosas se recurre a falsear la realidad, inclusive en los tiempos de posible ejecución de las obras.

Ya habíamos comentado que mientras la versión "oficial" para consumo interno ha sido durante años que la forma más barata de generar electricidad es con gas natural, los datos publicados por la Agencia Internacional de Energía, que obviamente deben provenir de México, dicen lo contrario: es más barato el kilovatio-hora generado por combustóleo con alto contenido de azufre que el generado con gas natural. Y, agregamos, hay varios medios técnicos para evitar las emisiones de compuestos de azufre, con cuyo costo sigue siendo más barato generar con combustóleo.

Nos referimos ahora a anuncios de fechas de terminación de obras. Funcionarios de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) han dicho que la presa La Parota, en Guerrero -que ha causado oposición y polémica, y que afirman se iniciará en octubre del presente año-, entrará en servicio en 2011. Se trata de hacer creer, como se ve, que entrará en el próximo sexenio. La realidad, basada en datos oficiales del mismo organismo, nos dice lo contrario.

La CFE elabora cada año un Programa de Obras e Inversiones del Sector Eléctrico (POISE). En el de 2002, la terminación de La Parota estaba programada para 2010, pero en los hechos no hubo obra; y en el POISE de 2003 esa planta ya está programada para concluirse en 2011. Es bien sabido que es hora que no empieza la obra y, según los funcionarios, se iniciará en octubre de 2006. Habrán pasado otros tres años. ¿Cómo es posible que la fecha de terminación siga siendo 2011? Aun suponiendo que se ganara un año por trámites previos a la obra, y concediendo que los funcionarios hayan sido lentitos, se "ganaría" un año, y de todos modos la terminación no podría ser antes de 2013. Esa es la cruda realidad: entrará en el sexenio que sigue del que sigue, por lo que los pagos de deuda que deba hacer el próximo gobierno para liquidar lo que corresponda de los más de mil millones de dólares con los que endrogan el país los funcionarios, ni siquiera se verán compensados con algo de energía adicional.

Otro caso es el de la regasificadora de Altamira. En su afán por aumentar la dependencia del país en relación con las importaciones de un producto estratégico, como es el gas natural, los citados funcionarios comprometieron a la CFE a compras de largo plazo, a precios superiores a los que se pagan por el gas que se adquiere en la frontera y que entra por gasoducto; cantidades enormes de gas natural que llegaría licuado sería nuevamente convertido en gas, precisamente en Altamira.

A algunos funcionarios se les ha hecho fácil declarar, una y otra vez, que esta planta será terminada en noviembre de 2006. Ya otras fuentes ponían en duda esta afirmación. Pero ahora aparece la más reciente edición de LNG Observer, publicación mensual de Oil and Gas Journal, en la que se publica, continente por continente, la lista de todas las obras en curso en el mundo en materia de plantas regasificadoras. De México hay sólo dos (para adelantarnos a futuros anuncios, o recientes, como el de Manzanillo) en construcción: Energía Costa Azul, que sería terminada en 2008, y Altamira, para entrar en operación a fines de... 2007. Un añito más que lo declarado. Es obvio que a esa publicación le llegaron los datos de México, no de Tailandia o algo así. De modo que se tienen unas cifras para las personas respetables del exterior y otras para consumo interno, creyendo que, en el sexenio que ofreció un crecimiento de 7 por ciento y la solución al problema de Chiapas en 15 minutos, para citar sólo los ejemplos más choteados, ahora sí nos la vamos a tragar.

Pero se les hace poco. No les basta ese historial de fracasos que va, por lo menos, desde el aeropuerto de Atenco hasta el proyecto petroquímico de El Fénix. Al cuarto para las 12, y tal vez en el tiempo que les deja libre el estar haciendo sus numerosas maletas, anuncian con bombo y platillo que todavía pueden vender otro pedazo del país: otra regasificadora, ahora en Manzanillo. Aunque las versiones sean contradictorias, y primero el secretario de Energía diga que lo va hacer sólo la CFE, y ahora se afirme que serán conjuntamente CFE, Pemex y empresas privadas, se hace todo un acto oficial para demostrar a las empresas que controlan el negocio del gas licuado que, a pesar de sus múltiples fracasos, se portan bien.

También anuncian que van a reanudar la entrega de amplias franjas del territorio nacional a empresas extranjeras, por conducto de los llamados contratos de servicios múltiples. De hecho, se trata de concesiones disfrazadas por 15 o 20 años, de las cuales ya se entregaron algunas, que cubren partes importantes de Nuevo León y Tamaulipas. Con esto no sólo se viola la Constitución. Se viola, entre otras, la ley de obras federal.

Las mentiras no son novedad; pero, ¿por qué, a última hora, esta nueva fiebre de vender lo que se pueda de lo que queda del país? De La Parota, cuando mucho dejarían puesta la primera piedra y tal vez algunas más. De otros casos, sólo firman o firmarán contratos a 15 o 20 años.

Aunque a algunos les duela, éste es el año de Benito Juárez. Confiemos en que se sume a los anteriores fracasos de funcionarios derechistas, tecnócratas y socios el intento de convertirlo en año de Hidalgo.

 
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