Usted está aquí: domingo 22 de enero de 2006 Opinión Fumando espero...

Angeles González Gamio

Fumando espero...

Quién no recuerda ese melancólico tango que ofrecía consolación en el humo del tabaco; ya plenamente comprobadas las maldades que causa al organismo el vicio de fumar, es cada día más mal visto, particularmente por los ex fumadores, que suelen volverse ferozmente intransigentes ante el que se atreva a prender un cigarrillo en sus alrededores.

Sin embargo el problema no se erradica tan fácilmente y muchos que dejan el cigarro se consuelan con el puro, al que no se le da el golpe, posee un aroma profundo, su textura es suave y deleitosa y se suele disfrutar espaciadamente, como lo hacía el emperador Moctezuma.

Vamos a recordar un fragmento de la crónica del notable soldado-cronista Bernal Díaz del Castillo, donde describe las opíparas comidas del sibarita gobernante azteca, que remataba con unas buenas fumadas: "En el comer le tenían sus cocineros sobre treinta maneras de guisados, hechos a su manera y usanza, y teníanle puestos en braceros de barro por que no se enfriasen (...) entre muchas otras, le guisaban gallinas, gallos de papada, faisanes, perdices, codornices, pajaritos de caña y palomas y liebres y conejos y muchas maneras de aves y cosas que se crían en estas tierras que son tantas que no las acabaré de nombrar tan presto (...) si hacía frío, teníanle mucha lumbre de una leña que no hacía humo, poníanle delante una como tabla labrada de oro y él sentado en un asentadero bajo, rico y blando y la mesa también baja y allí le ponían sus manteles de mantas blancas y unos pañizuelos largos de lo mismo y cuatro mujeres muy hermosas y limpias le daban agua a manos para que se lavara (...) traíanle frutas de cuantas hay en la tierra. Traían en unas como a manera de copas de oro fino, una bebida hecha de cacao con su espuma y algunas veces al tiempo de comer, estaban unos indios corcovados que entre ellos eran chocarreros que le decían gracias y otros que cantaban y bailaban porque Montezuma era aficionado a placeres y cantares (...) también le ponían en la mesa tres cañutos muy pintados y dorados y dentro tenían liquidámbar revuelto con unas hierbas que se dice tabaco y cuando acababa de comer, tomaba el humo de uno de aquellos cañutos, muy poco, y con ello se adormía."

Esa mesurada manera de gozar el tabaco debe hacer más bien que mal, aunque estoy consciente de que probablemente reciba la reclamación furiosa de algunos lectores enemigos radicales del tabaco. Para los otros me permito recomendarles la famosa tabaquería Hermanos Petrides, situada en la calle de Uruguay 22, que desde hace 60 años ofrece a los fumadores todas las marcas de cigarrillos, puros, tabacos para pipa y todos los adminículos relacionados con la materia: cortapuros, encendedores, cigarreras, humidificadores, ceniceros portátiles, cigarreras, portapuros, tabaqueras, sacabocados, maquinitas para hacer cigarros y muchos más.

Un buen sitio para saborear un buen puro con un café express después de un festín, es el restaurante del nuevo hotel NH Centro Histórico, de la famosa cadena española, que se caracteriza por ofrecer buenas instalaciones a excelentes precios. Recientemente adquirieron un viejo edificio de oficinas en la esquina de Palma y Venustiano Carranza y lo remodelaron magníficamente, con una moderna decoración que combina maderas oscuras con mármoles y tapicerías color arena que dan luz y alegría.

El restaurante, que ofrece buffet con precios accesibles, o a la carta, se encuentra en el último piso, con la vista de una bella ornamentación de azulejos art-noveau, que decoran el edificio de principios del siglo XX, que se encuentra en la acera de enfrente, que originalmente fue la sede del Correo Francés, elegante tienda departamental que hizo las delicias de las bisabuelas.

Además de confortables habitaciones con mini bar, televisión con cable, cafetería, internet, películas y servicio a cuartos las 24 horas, tiene gimnasio, centro de negocios, periódicos gratuitos, lavandería y salones de distintos tamaños. Para los amigos lectores que viven en la entrañable provincia y, ¿por que no?, para los capitalinos amantes del Centro Histórico, puede ser una buena opción alojarse aquí un fin de semana, disfrutando como turistas algunos de los cerca de 50 museos, restaurantes, teatros, plazas, cantinas, monumentos, tiendas, auditorios y bares, como El Zinco, que se encuentra en el espléndido edificio art-decó ubicado en la esquina de 5 de Mayo y Motolinia, que fue la sede del Banco Mexicano y ahora, remodelado, tiene en la planta alta preciosos departamentos y en sus viejos sótanos, con una decoración muy neoyorquina, por las noches se puede escuchar buen jazz.

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