La Jornada Semanal,   domingo 22 de enero  de 2006        núm. 568
LAS ARTES SIN MUSA
 
Alonso Arreola
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BANDÚLA, NIÑOS DE LA SELVA MUSICAL

Cuando Nietzsche pone en boca de Zaratustra su discurso de las "Tres transformaciones", la imagen del niño se nos aparece como la más fuerte y necesaria para crear nuevos mundos: "Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir ." Palabras que empatan con las de Jorge Luis Borges, quien, recordando ocurrencias de su hermana, compartió en entrevista una formidable exclamación de ella: "Los niños… ¡esos turistas!" O qué tal esa línea de Milan Kundera en uno de sus libros (no recuerdo ni el título ni las palabras exactas): "La risa de los niños es la mejor porque aún no tienen nada que recordar." Es decir que, como plantea Nietzsche, los chavales son inocentes hasta del cargo de la memoria porque recién han llegado al mundo, porque en muchos sentidos son un puro impulso sorprendido y sin objeto.

Es entonces que los primeros conceptos se vuelven definitorios. Música, familia, comida… Todo ingresa en la infancia aterrando su fondo, asentando la base para futuras construcciones. Es entonces que buscamos posibilidades para tristemente toparnos —aquí en México— con Chabelo, Tatiana, el Canal 5, Moderatto, Rebelde... Aunque afortunada y escasamente, también nos topamos con el Canal 11, con Mario Iván Martínez, con los Qué Payasos o con Bandúla...

Conocí al fundador de Bandúla, Carlos Pelusa Rivarola, en una comida a finales de año. Tras platicar con él y escuchar uno de sus discos, me decidí a compartir aquí un breve intercambio de palabras a propósito de su grupo y del asunto que denominaremos "La música para niños en México, o de cómo al gobierno le vale madre lo que escuchan los chiquillos y las chiquillas". Cabe decir, además, que su conjunto se ha presentado en numerosos festivales de México, Brasil, Uruguay, Colombia y Estados Unidos, y que cuenta tres discos editados: Que chévere guateque, El carnaval de la lectura, basado en cuentos infantiles, y Arcoiris, por los derechos de los niños (www.bandula.com.mx).

—Como pasa con otros géneros, el de la música infantil también ha sido convertido en etiqueta. ¿Qué lo diferencia en realidad?

—De por sí suena raro: "música infantil"… parece que no llegara a la mayoría de edad... La música es una sola, lo que pasa es que dentro de ella hay melodías, armonías y ritmos que son más accesibles para los niños. Nosotros en Bandúla hacemos una música que básicamente llamamos alegre. Encontramos inspiración en la música mexicana, latinoamericana, caribeña, en el funk... La base fundamental son los textos, los juegos de palabra, la imaginación, décimas bien rimadas, mensaje, reflexión. Nuestro dicho es: "la letra con ritmo entra".

—¿Cuál es el papel de la música y de la danza en la vida de los niños?

—Hay un dicho en África que dice: "antes del tambor está la danza". En el show de Bandúla, desde el principio, se planteó la incorporación de la danza. La música te mueve, pero más nos mueve cuando vemos a alguien bailarla. Nos quita rigidez, disfrutamos, coqueteamos, adquirimos más conocimiento de las posibilidades del cuerpo, nos vuelve más abiertos como seres humanos.

—¿Cuál es la realidad de los proyectos infantiles en los organismos culturales del gobierno mexicano?

—Que siempre los dejan para el último y que normalmente no llegan hasta el final. Hay una falta de sensibilidad y en algunos casos de inteligencia (y en otros de ambas), pues titiriteros, cuentacuentos, teatreros, músicos y cirqueros padecemos la miopía de estas dizque Secretarias de Cultura. Falta un proyecto que trascienda los seis años, que vea la interacción y el respeto por las culturas que perviven y sobreviven en México. A veces siento que los gobernantes dejan cómodamente la cultura en manos de Televisa y de TV Azteca. Como dijo Álvarez de Icaza el otro día, "siempre estamos diciendo que el niño es el futuro, pero no nos engañemos, ¡el niño es hoy!" La idea de recuperar la niñez tiene que ver con rescatar algo de lo mejor de esa época, la capacidad de asombro, la ternura, el juego… Pero el capricho, el egoísmo, la maldad, también comprenden ese mundo y lamentablemente es lo que termina predominando en muchas vidas.

—¿Qué papel han jugado los medios en el entretenimiento infantil?

—La única preocupación de los medios comerciales es el dinero. Si la programación cada vez es mas chafa, no importa, todo se justifica con ganancias. Luego lavan sus pecados con teletones y juguetones. El Canal 11 es uno de los mejores de Latinoamérica, pero tendría que verse bien en todos los estados. Eso sería un granito de arena ante la avalancha impúdica de la tele comercial. Y, ¿por qué el Canal 22 no tiene programación infantil? Ellos tampoco están cumpliendo con su responsabilidad. ¿Y los festivales como el Cervantino, el del Centro Histórico, el Tajín…? Ninguno contempla en su programación actividades culturales suficientes para los niños.

—¿Tú también crees que hay un niño dentro de cada adulto?

—Claro que sí. Hay que buscarlo y enternecernos con esa parte nuestra.