La Jornada Semanal,   domingo 22 de enero  de 2006        núm. 568

LA JORNADA VIRTUAL
Naief Yehya
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 MIL WATERGATES

YA NO ES LO DURO...

La lista de escándalos que han estallado durante la administración Bush es tan larga que harían falta varias entregas de esta columna para enumerarlos. Sin embargo, los neocones con su notable habilidad para la propaganda han negado los vínculos de la Casa Blanca con la empresa ENRON, han desviado la atención del hecho que la guerra fue lanzada con base en una campaña de mentiras, han enterrado las revelaciones de tortura en Abu Ghreib, han negado toda responsabilidad en el intento de homicidio de la periodista italiana Giuliana Sgrena, que culminó con la muerte del agente Nicola Calipari por balas estadunidenses; han desconocido que una agente de la CIA fue destapada en venganza por las críticas que hizo su marido a la política de Bush, han ignorado que periodistas en EU e Irak han recibido sueldos por expresarse a favor de la administración Bush, se han desentendido de la acusación de corrupción contra el líder de la mayoría republicana de la Casa de Representantes (el poderoso ex exterminador de plagas texano, Tom DeLay, quien tuvo que renunciar a su liderazgo) y se han tratado de zafar del cataclismo desatado por el cabildero "súper sionista" (Mike Issikoff, de Newsweek, dixit) Jack Abramoff, quien al declararse culpable y aceptar ayudar a la fiscalía está a punto de echar a andar el mayor escándalo de las últimas décadas.

ESPIONAJE DOMÉSTICO

Y entonces estalló un escándalo más. El New York Times reveló el 16 de diciembre pasado que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estaba conduciendo un programa de espionaje sin órdenes de juzgado en contra de sus propios ciudadanos ordenado por el propio Bush contra todos aquellos que tuvieran comunicación telefónica o electrónica con cualquier sospechoso de pertenecer a Al Qaeda en el extranjero. Después de negarlo, el gobierno de Bush pasó a defender agresivamente el programa y lanzó una investigación furiosa en contra de quien filtró la información a la prensa. Como tantas otras cosas, la justificación de este programa estrictamente ilegal fueron los atentados del 11/IX/2001. Miles de personas han sido objeto de este espionaje, aunque obviamente las agencias de inteligencia carecen de la capacidad de procesar semejante volumen de material y es bien sabido que no hay suficientes intérpretes del árabe, pashtun o farsi como para traducir las conversaciones. Además debemos preguntarnos: ¿qué clase de terrorista no sabe que el teléfono no se usa para nada confidencial o secreto?

OTRO TRIUNFO DEL TIMES

Pero si algo resulta revelador al respecto de este sórdido episodio es que el New York Times sabía de este programa desde "hace más de un año" pero no publicó nada, aparentemente por petición directa de Bush. Podemos suponer que este silencio se debió a no querer revelar información clasificada o querían proteger sus fuentes, como aseguró el editor Bill Keller, o que el caos desatado por el escándalo de Judith Miller (quien fue a la cárcel para no revelar sus fuentes en el caso de la agente de la CIA, Valerie Plame) obligó al diario a ejercer la prudencia. Pero lo que es innegable es que el asunto era gravísimo y pudo tener un impacto definitivo en las elecciones del año pasado. De tal manera el Times contribuyó activamente a la reelección de Bush.

SHARON: HOMBRE DE PAZ

Tuve una pesadilla la otra noche. En ella un microscópico buldózer blindado se había metido al cerebro del primer ministro Ariel Sharon. Una y otra vez pasaba por el lóbulo frontal y parietal arrasando todo a su paso. Luego regresaba sobre el surco parietooccipital para despedazar más circunvoluciones. Millones de neuronas gritaban, lloraban, suplicaban que se detuviera. Pero el pequeño buldózer los ignoraba y seguía arrasando la corteza cerebral. Al despertar recordé algunos de los grandes "hits" del "hombre de paz" que en 1953 fundó la Unidad 101 que aterrorizaba y asesinaba palestinos en campos de refugiados, pueblos (incluso Qibya, en Jordania, donde asesinaron a sesenta y nueve) y campamentos de beduinos (como en Al Auja, donde mataron a docenas de civiles) para obligarlos a salir de Palestina; que en 1971 pacificó Gaza a fuerza de demoliciones de casas, asesinatos y buldózeres; que en 1982 invadió Líbano masacrando a miles de civiles y dejando a medio millón sin hogar; que la comisión Kahane acusó de "responsabilidad personal" por la masacre (calificada como genocidio por la ONU) de Sabra y Chatila de septiembre de 1982; que el 28 de septiembre de 2000 incursionó en la mezquita Al Aqsa, en Jerusalén, con un millar de policías y guardias, con lo que provocó la segunda intifada que lo llevó al poder.