Usted está aquí: lunes 23 de enero de 2006 Cultura Coyoacán guarda sorpresas culturales ocultas

Coyoacán guarda sorpresas culturales ocultas

El centro histórico de Coyoacán es uno de los puntos donde confluyen por ocio y diversión miles de capitalinos, sobre todo en fin de semana. Su oferta cultural es bien conocida, pero hay algunos espacios que quizá no han sido explorados lo suficiente todavía.

Uno de ellos es el Museo Nacional de la Acuarela, que al ser un proyecto independiente, sin apoyo de ninguna institución oficial, y dada su lejanía del núcleo principal de atracciones, no es tan conocido por la gente que se limita a transitar por el Jardín Centenario, las cafeterías y el tianguis de ropa y artesanías.

A pesar de ello, el recinto fundado por el maestro Alfredo Guati Rojo se ha ido dando a conocer a un público más amplio.

Según cálculos de la dirección del museo, cada semana recibe la visita de al menos 800 personas, 200 el sábado y domingo por separado, y un promedio de 80 a 100 de martes a viernes. Nada mal para un lugar con casi nula publicidad.

Esas son las cifras para la colección permanente, pero hay algunas exposiciones que atraen más público, como el Salón Nacional de la Acuarela, que se realiza en noviembre de cada año; la Bienal de la Acuarela, los concursos de aficionados y algunas muestras de pintores reconocidos, como la dedicada al sinaloense Edgardo Coghlan, que atrajo unos cuatro mil visitantes.

Parte del éxito del museo en la tarea de atraer gente, dice su directora, Beatriz Gaminde, reside en saber qué ofrecer a cada segmento de público que los visita, de acuerdo con su edad y circunstancia, mediante cursos y talleres, conferencias, convocatorias y, por supuesto, exposiciones.

Por ejemplo, los empleados de dependencias de gobierno tienen un programa de actividades pensado para ellos, como lo tienen también los grupos de educación secundaria, los estudiantes de arte y los de niños en riesgo de calle.

Esa flexibilidad los hizo llegar a un rango de asistentes más diverso, con perfiles distintos. Antes, por ejemplo, casi todas las personas que iban a sus salas eran adultos de entre 45 y 60 años de edad, y ahora la mayoría son estudiantes de preparatoria y universidad, de entre 20 y 30 años, así como un buen porcentaje de niños.

Renovarse de manera constante también puede ser un atractivo extra: el Museo Nacional de la Acuarela organizó 14 exposiciones en 2005. En ocasiones especiales, parte de su acervo ha sido mostrada en otros recintos, como en el Ex Convento de Culhuacán y el museo Soumaya de Plaza Cuicuilco. Con ese esquema de cooperación, el lugar diseñado por Alfredo Guati Rojo se da a conocer más allá de los límites de Coyoacán.

Fernando Camacho Servín

 
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