Usted está aquí: lunes 23 de enero de 2006 Cultura Exitosa muestra de las muñecas hechas para ayudar a las costureras en 1985

Arranca iniciativa para protestar por la violencia contra mujeres en Juárez

Exitosa muestra de las muñecas hechas para ayudar a las costureras en 1985

FERNANDO CAMACHO SERVIN

El terremoto de 1985 en la ciudad de México dejó tras de sí un rastro de sufrimiento y destrucción que a 20 años de distancia todavía provoca escalofríos. Edificios enteros derrumbados, miles de personas muertas, heridas o damnificadas y una urbe herida en lo más hondo, como si fuera una zona de guerra.

Pero de esa tragedia brotó también una ola de solidaridad humana como pocas veces se había visto, y aun los que perdieron todo reunieron fuerzas para empezar otra vez.

Ese fue el caso de las costureras del sindicato 19 de Septiembre, quienes luego de los sismos que les arrebataron sus fuentes de trabajo y la vida de muchas de sus compañeras, retomaron las agujas y el hilo y crearon muñecas que les sirvieron al mismo tiempo para darse empleo y curarse del dolor.

La exposición 100 muñecas de colores. Memoria del terremoto, que se clausuró la noche del pasado sábado en la Casa de Cultura Jesús Reyes Heroles, en el centro de Coyoacán, reunió muchas de esas muñecas de trapo como testimonio de una lucha que continúa hasta hoy, pero de una manera lúdica y festiva.

Al perder sus empleos, las y los trabajadores de la costura que se encontraban en los talleres de San Antonio Abad decidieron crear una cooperativa que fabricara muñecas, con el apoyo solidario de varios reconocidos artistas, y las vendiera para sobrevivir.

La idea fue exitosa y el Museo de Arte Carrillo Gil se encargó de organizar ventas y exposiciones de estas piezas de artesanía entre 1985 y 1990, pero con el paso del tiempo muchas de ellas quedaron desperdigadas, hasta que el trabajo de Beatriz Ramírez, María Jiménez y Tessa Brisac las reunió otra vez.

En los salones de la casa de cultura pudieron verse las primeras muñecas realizadas por la cooperativa, algunas de ellas inconclusas, con diseño austero y materiales que se consiguieron regalados. Los rostros de tela y botones reflejan "la mueca del dolor por el que estábamos pasando", pero pudo más la necesidad de crear y "saber que estábamos vivas", comentó una de las organizadoras.

Entre sirenas aladas con cola de lentejuelas, animales fantásticos y otras muñecas de los más variados estilos y materiales, se colocaron las fotos de sus creadores, entre ellos los artistas Vicente Rojo, Helen Escobedo, Arnold Belkin, Marta Chapa, Beatriz Zamora, Lourdes Almeida y Rogelio Naranjo.

Diódoro Ortega es uno de los costureros participantes en la cooperativa, y al recordar esa época siente una mezcla de alegría y dolor. El proyecto, según contó, tuvo buen recibimiento de la gente, pero llegó a su fin en 1998 luego de que la mayoría de sus integrantes emprendió negocios por su parte o volvió a sus lugares de origen.

En total se realizaron 300 muñecas y el trabajo para encontrarlas todavía sigue, explicó por su parte Tessa Brisac. La labor es contactar a sus dueños y convencerlos de que las presten para ser exhibidas, lo cual no siempre resulta sencillo. Algunas incluso están "perdidas" en un museo de Alemania.

Mientras continúa la búsqueda, un grupo de costureras retomó la estafeta para poner en marcha la iniciativa Corazones contra la violencia, una serie de piezas de tela bordadas e impresas con un mensaje de alerta por la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez. Las ganancias obtenidas se destinarán a las víctimas del feminicidio.

 
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