Usted está aquí: martes 24 de enero de 2006 Cultura Restauran 36 capillas familiares otopames en San Miguel Ixtla

Buscan recuperar identidad, superar la pobreza y difundir ese patrimonio rural

Restauran 36 capillas familiares otopames en San Miguel Ixtla

La especialista Renata Schneider ideó un proyecto autogestivo

Incluye la edición de un libro de cuentos y teatro ilustrado por niños de esa comunidad guanajuatense

MONICA MATEOS-VEGA

Como una manera de recuperar su identidad, desdibujada por la pobreza y la necesidad de migrar de algunos de sus habitantes, así como dejar constancia de que en México existe un patrimonio rural importante, el pueblo de San Miguel Ixtla, Guanajuato, en colaboración con un grupo de especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), restaura las 36 capillas familiares otopames que se encuentran en la localidad.

Se trata de un proyecto a largo plazo (planteado a 24 años), en el que se avanza con lentitud por falta de recursos económicos; sin embargo, los primeros logros se advierten en la comunidad: de 1997 a la fecha, arquitectónicamente, se han recuperado cuatro capillas y un templo.

En cuanto a la restauración de la valiosa pintura mural de los inmuebles, se han concluido los trabajos en la capilla conocida como La Pinta y se ha adelantado en la rehabilitación pictórica en otros dos recintos.

Contra el olvido de una tradición

La conservación y mantenimiento de las capillas de Ixtla (que datan de los siglos XVII y XIX) depende del interés y apoyo que la comunidad genere dentro y fuera de sus confines geográficos. Por eso la restauradora Renata Schneider ideó un proyecto que impulse un sistema autogestivo, el cual incluye la edición de un libro de cuentos y teatro, ilustrado por los niños de ese poblado.

A partir de una serie de entrevistas a ancianos de la comunidad para conocer su tradición oral, realizadas en 1999 por alumnos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la escritora Laia Jufresa (DF, 1983) concluyó las historias ¡Qué suerte!, El señor de Ojo Zarco y Adriana y el eclipse, así como las obras El misterioso caso de los pollos extraviados, No tengas miedo, Virginia y Las Remudas.

En octubre de 2005, en una sesión abierta, los niños de la primaria rural Miguel Hidalgo, luego de conocer los relatos, realizaron los dibujos que ilustran el libro ¿Vivir en Ixtla? ¡Qué suerte!, editado por la subdirección de proyectos integrales con comunidades de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, Patrimonio Cultural de Guanajuato y la UAM.

''El propósito final es irnos despegando de la responsabilidad de conservar este patrimonio para que sea la propia comunidad quien se encargue de ello y se genere un sistema de autogestión de turismo, por ejemplo", señaló Schneider en entrevista.

Comentó que son muchas las comunidades en las que el patrimonio cercano y cotidiano se está perdiendo; ''en Ixtla la gente no tenía forma de recuperarlo y cómo identificarse con ello. La comunidad ha perdido su lengua y eso genera un olvido de la tradición. Estaban perdiendo la idea de quiénes eran, pues, al mismo tiempo, la gente vive en una comunidad muy pauperizada.

''Afortunadamente se dieron cuenta de que en ningún lugar de alrededor hay capillas familiares y pensaron: 'entonces, algo fuimos, hay que recuperarlo'. Los visitantes ya pueden encontrar en Ixtla guías que muestran algunas de las capillas.

''A partir de la publicación del libro ¿Vivir en Ixtla? ¡Qué suerte!, estamos tratando de convencer al municipio para que pague las cédulas informativas que se requieren.

''Hay que generar toda una infraestructura para que el turismo tenga un lugar donde quedarse, donde comer; eso lo queremos poner en marcha mediante cooperativas."

Resistencia indígena: Glantz

En julio de 2002 Margo Glantz, colaboradora de este diario, describió que los murales de la capilla La Pinta, de Ixtla, ilustran a la perfección ''lo que se llama resistencia indígena a la penetración de la cultura invasora: se presentan cuatro escenas del calvario de Cristo, donde en lugar de los tradicionales judíos y romanos, aparecen los indios otomíes representados del mismo tamaño que los españoles, y los chichimecas, figuras de menor tamaño, una de las cuales tiene el 'honor' de ser el verdugo".

El proyecto de rescate del patrimonio cultural e histórico de Ixtla, aunque modesto, tiene muchas connotaciones, añadió la escritora, sin importar que ''carece de la seducción que ofrecen los grandes sitios arqueológicos e históricos nacionales para la Secretaría de Turismo".

El próximo viernes será entregada a la comunidad de San Miguel Ixtla la edición de mil ejemplares del libro ¿Vivir en Ixtla? ¡Qué suerte! Los niños del poblado representarán las tres obras de teatro incluidas en el volumen.

 
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