Usted está aquí: martes 24 de enero de 2006 Cultura Presentaron en Bellas Artes Noventa y tres, nuevo poemario de Claudia Vela

Su contenido ''interpela nuestra profunda condición humana'', dijo la autora

Presentaron en Bellas Artes Noventa y tres, nuevo poemario de Claudia Vela

ARTURO JIMENEZ

Un libro cuya esencia es explicable por la palabra redención, que abreva de la ''materia prima" de la diversidad humana y cuyo título, Noventa y tres, se aparece como un enigma, es el que acaba de publicar la poeta Claudia Vela.

''Noventa y tres, 93, es tanto una frase como un número. 93 significa voluntad, según una particular forma de numerología en la cual he estado inmersa, pero en la que no me adentraré esta noche debido a que el tema exige otro tipo de disertación... en algún otro tiempo."

Así habló la poeta hace unos días, cuando el volumen, editado por Libros para Todos, fue presentado en la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes. Y la escritora, más bien, agregó elementos al misterio:

''De lo que sí hablaré es de la voluntad, significado de mi título. Voluntad de ser, de crear, de osar: de osar intentar redimir lo aparentemente irredimible."

Fue una noche redonda para la poeta, porque ahí estuvieron varios de sus seres queridos y el flautista Horacio Franco acudió a ofrendar su virtuosismo con improvisaciones que se intercalaron con la lectura de poemas.

''Mi libro es un espectro de temas varios. Si pudiera definir su esencia en una palabra: redención lo haría de golpe", dijo, y agregó: ''Creo que los poemas narrativos logran interpelar nuestra profunda condición humana y nos conmueven porque en ellos y en sus formas se teje historia y ficción".

La poeta se mostró convencida de que ''la palabra es herramienta que permite transformar en único lo más común y en universal un modesto sueño de luz". Y compartió ideas como ésta:

''El hecho poético es un acto de voluntad pura. Es una opción reflexiva, lúdica y existencial que abre la posibilidad de abolir el tiempo del acaecer mediante moradas ficticias más habitables."

Verdades desnudas e inefables

Jaime López Vela, su amigo, abogado y defensor de derechos humanos y de la diversidad sexual, comentó:

''Este libro ha sido descrito como inquietante y misterioso y, en efecto, fue concebido para quienes disfrutamos visitar el inconsciente colectivo y el individual también."

Para López Vela, ''el acoplamiento de estos relatos no dejan duda del halo que sólo puede imprimirles Claudia, esta madre que pare hijos, pensamientos y libros, aunque provoque con ello incomprensión y desatino".

Agradeció a la poeta ''por compartirnos estos relatos que blanden tu mente en donde habitan las verdades desnudas e inefables de bellísima anormalidad y monstruosa belleza, donde viven confinados con la esperanza más alta de ser liberados algún día".

Al hablar de su cercanía con la escritora, López Vela compartió: ''A nosotros nos une la injusticia que provoca el ejercicio de nuestra condición humana, ese andrógino que cuesta trabajo reconocer y al que ante la incomprensión pretendimos desterrar algún día, como si la naturaleza humana se pudiera alterar".

El editor Octavio Colmenares se refirió al contenido de Noventa y tres como de una ''poesía deslumbrante y sobrecogedora", así como ''desconcertante", en el que se habla de ''hienas", hadas, hidras, pueblos oaxaqueños, prismas basálticos.

El poemario, agregó, refiere a ''algo superior, un tipo de literatura poética que se introduce en las entrañas y se acomoda como propia".

Fue entonces que la lectura de poemas, a cargo de David S. González, comenzó a intercalarse con la música de las flautas de Horacio Franco, con el deseo de que la improvisación pudiera generar un universo común para ambos discursos creativos, lo cual, si se considera la intensidad de los aplausos, al parecer pudo lograrse.

 
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