Usted está aquí: sábado 28 de enero de 2006 Cultura ''Las prácticas médicas de la época provocaron la muerte de Mozart''

Conferencia magistral de Adolfo Martínez Palomo en la UNAM

''Las prácticas médicas de la época provocaron la muerte de Mozart''

Purgantes y extracción de sangre fueron la puntilla, sugiere el especialista

Los largos y numerosos viajes que realizó también influyeron en su fragilidad física

ANGEL VARGAS

Ampliar la imagen Adolfo Martínez Palomo, integrante de El Colegio Nacional, durante su conferencia, ayer en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, con motivo de los 250 años del natalicio de Mozart Foto: Yazmín Ortega Cortés

Aunque en el gremio médico no hay consenso sobre los orígenes de la muerte de Wolfgang Amadeus Mozart, a más de 200 años del hecho, para el especialista mexicano Adolfo Martínez Palomo está muy claro que la causa inmediata de ella se debió a las prácticas médicas de la época.

''Si este hombre estaba en enfermedad terminal, los purgantes, la extracción de sangre (mediante sangrías) y los eméticos (usados para provocar vómito) seguramente dieron la puntilla", subrayó, refiriéndose a los métodos utilizados por el galeno antes del deceso del compositor, ocurrido el 5 de diciembre de 1791.

Como parte de la conferencia magistral Mozart: la historia clínica. A los 250 años de su nacimiento, efectuada ayer en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Martínez Palomo señaló que de los diagnósticos dispares emitidos sobre la muerte del genio de Salzburgo a lo largo de la historia, el único punto en común es el rechazo de la hipótesis del envenenamiento, surgida pocos días después de la defunción y a la que han contribuido historiadores y luego literatos.

Entonces, ¿de qué murió Mozart?, subrayó. ¿A qué se referían los médicos al hablar de una enfermedad descrita como un depósito en la cabeza?

''No tenemos una interpretación adecuada; para unos pudo haber sido indicador de un accidente vascular cerebral que produjo hemiplejia; para otros, sugiere meningitis, encefalitis, nódulo reumático cerebral o tumor cerebral", indicó. ''Ninguna de estas posibilidades, pienso yo, es compatible con el resto del cuadro clínico. Mozart estuvo consciente hasta pocas horas antes de morir y el edema generalizado y la poliartitris no podían haber tenido relación directa con una cuestión cerebral."

Integrante de El Colegio Nacional y coordinador general del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República, Martínez Palomo enumeró las tesis de varios médicos sobre las razones de la muerte de Mozart, entre las que figuran la fiebre reumática aguda o una anomalía craneana congénita.

Destacó que la más reciente sostiene que la única causa que puede explicar los síntomas terminales ''es curiosamente una en la que nadie ha pensado: triquinosis, enfermedad parasitaria frecuente en la época, cuando la miocarditis terminal por triquinosis no era infrecuente".

El autor de dicha hipótesis, dijo, la sustenta ''en la afición del músico a la carne de cerdo'', que deja plasmada en una carta escrita a su esposa, Constanze, un mes antes de morir.

La historia clínica desarrollada por el especialista durante la conferencia -quien ha realizado trabajos similares con otros compositores, entre ellos Bach, Chopin (de quien asegura no murió de tuberculosis) y Chaikovski (quien, asevera, fue obligado a ingerir veneno)- implicó un análisis de la forma de vida en la época de Mozart en su natal Salzbulgo y el ambiente y sus condiciones familiares, apoyado en textos y documentos históricos, entre ellos cartas escritas por el propio creador y su familia.

Puntualizó que los padecimientos físicos y de salud del músico se remontan al momento del parto, luego de que se complicó por la retención de la placenta, lo que puso en peligro su vida y la de su madre.

De allí para adelante, según fue mencionando, padeció frecuentemente amigdalitis severas; también se vio atacado por la viruela, la tifoidea, probablemente fiebre reumática y se ignora si sufrió hepatitis o fiebre amarilla

A lo anterior debe sumarse, como factor determinante de su fragilidad física, los largos y numerosos viajes que realizó desde edad muy temprana. Según cálculos de Martínez Palomo, de sus 35 años, 10 meses y nueve días de vida, Mozart viajó sin parar 10 años, dos meses y ocho días.

La historia clínica del médico reveló lo poco agraciado que era la apariencia física del personaje: ''individuo del sexo masculino, de baja estatura: 1.52 centímetros; complexión delgada, pálido, con numerosas cicatrices de viruela en la cara, pelo castaño, nariz prominente, ojos de intenso color azul", saltados, que evidencian un probable hipertiroidismo.

Mozart, agregó, nació con la capacidad de recordar y reconocer diferencias hasta de un octavo de tono, cualidad que los músicos llaman oído absoluto. Paradójicamente, ese oído se acompañó de un defecto anatómico en una oreja, imperfección a la que se suma un supuesto estrabismo, que todavía no se documenta.

Martínez Palomo abordó la personalidad del autor y afirmó que el carácter alegre y comportamiento irreverente y desgarbado de éste nada tienen que ver con alguna enfermedad neurológica o siquiátrica, como sugieren algunos especialistas.

 
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