La universidad tiene litigio con una minera y ejidatarios de Cosalá le exigen más predios
En peligro, reserva protegida de la UAS; ha perdido 50% de terreno
Negociará con grupo Scorpio Mining un convenio que le permita conservar la riqueza biológica del lugar
Culiacán, Sin., 27 de enero. La zona protegida Mineral de Nuestra Señora de la Candelaria perdió 2 mil 542 hectáreas, más de la mitad de las 5 mil 128 que tenía cuando fue donada a la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) en 1968, debido a que comuneros de la región exigieron la ampliación de sus ejidos y ya presentaron otra solicitud, en la que demandan otras mil 180 hectáreas, señala Eduardo Guevara Niebla, director de Gestión y Promoción de Apoyos Institucionales de la UAS.
Además, la institución educativa enfrenta otro conflicto con la empresa minera canadiense Scorpia Mining Corp., que sin permiso ha explotado material pétreo en 140 hectáreas, lo que ha servido para todo "menos para mejorar las funciones académicas", dice el investigador.
El área, ubicada en el municipio de Cosalá, colindante con Durango, fue donada a la casa de estudios en 1968 por el entonces gobernador Leopoldo Sánchez Celis. La casa de estudios decidió promover la investigación, conservación y aprovechamiento sustentable de los recursos naturales en la región.
Guevara Niebla, quien ha descrito la zona como de "exuberante belleza, con árboles gigantescos que compiten con las crestas de la Sierra Madre", considera que la mayoría de las 2 mil 542 hectáreas se perdieron porque cuando la universidad tuvo la propiedad legal ya exis-tían solicitudes de ampliación de ejidos, entre ellos el de Cananea, Durango, cuyos comuneros solicitaron mil 398 hectáreas".
Manifestó que el resto se perdió cuando el ejido Santiaguillo y Anexas, de Sinaloa, solicitó también la entrega de demasías. Ahora se agrega otra solicitud de comuneros de la zona, que pretenden adjudicarse otras mil 180 hectáreas".
La UAS mantiene otro conflicto que, paradójicamente, podría solucionar la falta de recursos y le permitiriía obtener beneficios no sólo para la institución, sino para las comunidades de la zona.
Desde 1998 la compañía Scorpia Mining Corp. y los herederos de Jorge Amador, quienes también reclaman estos terrenos donados a la UAS, firmaron un convenio de exploración y explotación del mineral. Es decir, firmó con particulares, y no con la UAS, que es la propietaria legal.
En febrero de 2005 la minera obtuvo una autorización de uso de suelo, con la que solicitó ante la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales el permiso para la explotación de las minas en 140 hectáreas.
La depredación a raíz de los trabajos de la minera provocó que un sector de universitarios, sobre todo investigadores y académicos, buscaran que el área fuera declarada zona ecológica protegida.
Luego de dos años y medio de gestiones y de estudios técnicos de la UAS, el 27 de marzo de 2002 aparece en el Diario Oficial del Gobierno del Estado de Sinaloa el decreto que ampara esta región como "zona sujeta a conservación ecológica".
El consejo universitario formó una comisión de estudios y negociaciones. Se elaboraron dictámenes técnicos sobre la utilización y la posesión de los terrenos, propuestas para una explotación que beneficiara a los habitantes de las comunidades cercanas, y esbozos de convenios en favor de la casa de estudios.
El 10 de diciembre de 2004 el representante planteó a la UAS una opción de compra de 100 mil acciones del capital social de la empresa Scorpio Mining Co., un pago único de 50 mil dólares estadunidenses como tributo por la ocupación temporal y laconstitución de una servidumbre.
Asimismo, una renta mensual de 10 mil dólares por el mismo concepto y aportaciones adicionales en beneficio de la preparatoria Heraclio Bernal, de la UAS, en Cosalá.
Además, financiamiento de estudios y trabajos para la zo-na protegida y para la conservación del patrimonio cultural del municipio, obras de contención de los jales (desechos), tendido de energía eléctrica, aceptación de cuatro pasantes con estudios pagados en procesos minerales, y el pago de los estudios sobre impacto ambiental que pudiera ocasionar la explotación minera.
Pero el entonces rector, Gómer Monárrez González, sólo respondió con indiferencia.
En agosto de 2005 la minera nombró a un nuevo negociador: Roger Scamel, pero el escaso contacto entre las partes sólo analizó la posibilidad de desconocer las ofertas planteadas por el anterior representante, ante quien Scorpio anunció una inversión de 20 millones de dólares para explotación, además de los 20 millones ya gastados en exploración.
Esos fondos servirían también para la conservación del hábitat de 14 especies de mamíferos, nueve de reptiles y 108 de aves, que para la Escuela de Biología de la UAS representan "una gran riqueza biológica".
No obstante, Guevara Niebla tiene esperanzas. No va a perderse nada de lo que todavía tiene la universidad si se reanudan las negociaciones entre la institución y la compañía minera: "Es cuestión de negociar con ellos lo que mejor convenga para la universidad y para la reserva natural protegida, para que resulte lo menos dañada posible".
A partir de que tomó posesión, el actual gobernador Jesús Aguilar Padilla y su equipo de asesores ingresaron a la disputa en busca de salidas. Trascendió que las autoridades estatales lograron que se destrabara, lo que no fue aprovechado por el anterior rector.
La UAS y su nuevo rector, Héctor Melesio Cuen Ojeda, formaron una comisión de las áreas jurídico, administrativa y académica, pero falta el aval del consejo universitario.
-¿Está en riesgo de perderse esta reserva?
-No, para nada, es el único predio protegido. De hecho toda la gente lo reconoce como propiedad de la universidad. Otros terrenos se perdieron porque la UAS nunca tuvo el cuidado de protegerlos, de defenderlos.