Usted está aquí: domingo 29 de enero de 2006 Opinión A LA MITAD DEL FORO

A LA MITAD DEL FORO

León García Soler

Campañas del sonambulismo

Fiesta de las balas

Proselitismo de tres

Ampliar la imagen Las campañas de los tres principales candidatos han sido un intercambio de acusaciones. En la imagen, Roberto Madrazo durante un mitin en el Edomex Foto: Mario Vázquez / MVT

DE PLAGIOS, pitonisos, tropezones y tartajeos; del triángulo de trivialidades y el intercambio pe-yorativo en el deambular de sonámbulos entre el olor a pólvora y los cadáveres que siembra la violencia desatada por el crimen organizado en toda la República. Arrancan las campañas electorales, y a cada paso cuesta más trabajo distinguir entre las cuentas de vidrio que ofrecen como programa personal, político y partidista. Proyectos alternativos de nación. Que no le digan, que no le cuenten...

PODRIAMOS ATRIBUIRLO al parto de los montes, a los cangrejos devorados por sus hijos en marcha. Cronos sin reloj. Júpiter de incontinencia verbal. O simplemente al optimismo irredento de la burguesía criolla que atribuye el marasmo a los partidos, a los políticos; al malhadado corporativismo a la mexicana al que desprecian por igual y confunden con el corporativismo fascista tanto la derecha mocha como las izquierdas apóstatas que unió en el centro el priato tardío. Algo así como la tierra de nadie que ve lo popular como populista. Los más sobrios analistas de la región concluyen que la "sociedad civil", la comunidad nacional, la ciudadanía, ha sabido evolucionar: los políticos, el régimen, la política y el poder constituido, no. Portento del cambio que envió a la tintorería la piel manchada del gatopardo.

LA SOCIEDAD CAMBIADA es cómplice de los candidatos que bailan la danza de los polkos en torno a la despenalización del aborto, la "muerte inducida", la unión de parejas del mismo sexo. Ya no digamos de la libertad de la mujer para disponer de su cuerpo, la eutanasia, el matrimonio homosexual, consecuencia del Estado laico y la ilustración que tradujo la voluntad mayestática en razón de Estado, el Oráculo manual y arte de la prudencia de Baltasar Gracián en El Príncipe de Maquiavelo y El espíritu de las leyes de Montesquieu. De ahí que en las somnolientas campañas se diera el sobresalto del discurso sobre el laicismo de Carlos Monsiváis en Guelatao, y repiquen las campanas tapatías para festejar la condena del cardenal Juan Sandoval Iñiguez al capitalismo salvaje que "ha acentuado la disparidad entre ricos y pobres".

SENTENCIA EN EL FORO Social Mundial. La extrema derecha a escena. Al son de la ética de los mercaderes, el yunque evoca rigores tomistas. Rigor aristotélico para exigir concesiones de televisión abierta y recordarnos que "hay una ética natural inserta en el corazón del hombre". Gemela del derecho natural que impone la primacía de lo eclesiástico sobre lo laico, lo terrenal. Desde ese foro surge una ética que enarbola la defensa de valores morales para participar directamente en lo político electoral. A 200 años del natalicio de Benito Juárez. A 100 años de haberse instituido la separación de Iglesia y Estado, de que Francia aprobó la ley sobre la laicidad. Allá, exposiciones, coloquios y banquetes, a pesar del pasmo de políticos divididos por la irrupción violenta de la otredad entre los marginados. Y la respuesta represiva que mostró el feo rostro del racismo, de la xenofobia.

AQUI, EN LA TIERRA DE JUAREZ, las espléndidas palabras de Monsiváis sobre la tolerancia, virtud y cualidad incontestables de lo laico, son desatendidas por los medios, cuyos sesudos analistas concentraron su atención en los adoquines sueltos y dispersos por las obras emprendidas en Guelatao por el gobierno de Ulises Ruiz. Unos días antes, los medios denunciaron el abandono de la plaza y calles del poblado que vio nacer al Benemérito. Se impone lo maniqueo. Lástima, porque en el Palacio de Minería el rector de la UNAM inauguró los festejos del bicentenario del natalicio de Juárez, y no asistieron el titular del Poder Ejecutivo ni el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La desmemoria como manto para hacer de sus investiduras un sayo, y despreciar la historia del país.

¿QUE IMPORTAN el proceso histórico, la separación de Iglesia y Estado, el laicismo y la división de poderes si estamos en trance de elegir al sucesor del prócer fundacional que elevó a la categoría de arte el juego de espejos de la estabilidad macroeconómica y blindada que heredó el doctorcito Zedillo? El ex presidente de lauros democratizadores habla en Davos para recomendar optimismo a los mexicanos que son pobres porque quieren. No hay que envidiar a China ni a India, nos dicen. Crecen sus economías, mientras la nuestra languidece. En las cabañitas de Los Pinos impera el optimismo y el Macabeo abajeño nos previene de las promesas populistas de falsos profetas.

DE FRANCISCO GIL nada sino admiración y pasmo de propios y extraños. Felipe Calderón, Roberto Madrazo y Andrés Manuel López Obrador entonan variaciones sobre el mismo tema. El concierto cacofónico del mítico desacuerdo impidió la aprobación de las reformas estructurales que nos hubieran transportado al Nirvana del libre mercado, que, por cierto, no está a debate. Lo que exigimos los mexicanos después de cinco lustros de crisis, de nulo crecimiento, desempleo rampante, ingreso per cápita que no aumenta ni uno por ciento anual, son medidas económicas en el libre mercado, una política industrial, educativa, de salud y social capaz de permitirnos volver a crecer. China e India crecen, Canadá y Chile crecen, decenas de naciones del mundo crecen: han encontrado los medios para aprovechar las ventajas que ofrece el mercado como generador de riqueza sin atarse las manos en espera de que el mercado haga lo que no puede hacer, es decir, distribuir equitativamente esa riqueza y no condenar a millones a la pobreza extrema.

ESA ES FUNCION DEL ESTADO. Los candidatos de los tres partidos en somnolientas campañas, coinciden, más o menos, con esa razón de ser del Estado. No digo razón de Estado para no escandalizar a los Felipillos santos, para no confrontar a las redes y tribus del estratega de Nacajuca, para no revivir el fuego que arde bajo los rescoldos de la unidad priísta que intenta la reconciliación de opuestos, cuyos intereses son incompatibles. Por eso trastabillea Madrazo, el corredor de largas distancias. Arranca su campaña en Ecatepec, donde Enrique Peña consolidó su presencia con 40 mil partidarios. La Sosa nostra lo lleva a una encerrona en Hidalgo. Y los medios de la diversidad se hacen una para exhibir las fallas y debilidades del candidato del PRI.

LAS INDEFINICIONES EXCLUYENTES sin el poder incluyente desaparecido por los tecnócratas del aperturismo. Como me ves te verás, diría Mariano Palacios Alcocer, mientras aprieta el puño para predecir el término fatal del sexenio y el advenimiento de un posible juicio en tribunales. Somos partido en el poder, no partido del poder, grita Manuel Espino. No hay sumisión del Estado a Televisa, declara Enrique Aranda. Pero junto a las imágenes del águila mocha se reproducen en la pantalla muertes, asesinatos, ajustes de cuentas, asaltos en despoblado y balaceras en Acapulco, Nuevo Laredo, Culiacán, Guadalajara, Monterrey y el Distrito Federal. Matanzas y linchamientos frente a un Estado impotente, incapaz de cumplir su primera obligación: garantizar la seguridad de los ciudadanos.

FIESTA DE LAS BALAS y un contrapunto de linchamientos que exhiben al sistema de justicia y reclaman su reforma: que se restablezca la convivencia y se restaure el tejido social desgarrado por la barbarie de hacer justicia por mano propia. Se han cometido más de 100 linchamientos en cinco años, y hay tres o cuatro procesos judiciales en curso. Hay incuria, irresponsabilidad, cobardía y locura en atribuir los linchamientos a los usos y costumbres. Somos amigos y socios cercanos, no los vecinos distantes descritos por Alan Riding, dicen en la atalaya. En la Casa Blanca y el Capitolio exigen cuidar la casa, resolver la violencia en la frontera.

INCURSIONES DEL narcotráfico como vuelta de tuerca de las que se dieron para perseguir bandoleros, comanches, apaches, revolucionarios. No todos con el acuerdo previo que permitió el paso de tropas bajo el mando de John Pershing para buscar inútilmente a Pancho Villa. Joaquín Terrazas navegaba el desierto en Chihuahua en persecución de los apaches y no había muro alguno en la frontera finisecular de entonces. Los de azul incursionaban incesantemente de allá para acá. Entre Estados Unidos y México, el desierto, decían los mexicanos decimonónicos. Ya ni esa ilusión queda. No es ajeno al cargo del embajador Tony Garza hablar y actuar como procónsul. Pero a éste sí, amigo de Bush, no se le deben dar respuestas de pésima retórica. El Estado mexicano debe hacerse cargo de la seguridad de este lado de la frontera. O lo van a hacer los vecinos cercanos que ven la lumbre llegar a sus aparejos.

CALDERON, MADRAZO y López Obrador tendrán que posponer los dimes y diretes, los intercambios de gracejadas y acusaciones de plagios de ideas desgastadas, tan semejantes entre sí que son del dominio común, tentativamente propuestas como alternativa, apegadas a la ortodoxia del centrismo cuyo dogma es el poco margen de cambio en la economía; la imposibilidad de abandonar el camino trillado de la concentración de la riqueza en pocas manos y la multiplicación de quienes sobreviven en la pobreza extrema. Los tres tendrán que hacer campañas activas. O empieza el auténtico debate, de ideas y propuestas, o serán parte del vacío que llegó con el régimen nonato.

DEL ALTO VACIO al de la otra campaña, la de Marcos transformado en de-legado Zero, predicador de la inutilidad del voto, la democracia representativa, la razón de Estado. La anarquía de la antigua prudencia que ha de traducirse en "mandar obedeciendo", en algunos otros usos y costumbres a redescubrir y adoptar. Entre Estados Unidos y México, la defensa de la soberanía, el respeto al derecho, el imperio de la ley. Lo del desierto es para que mueran nuestros migrantes cuando huyen de los muros de pobreza que hemos erigido en esta tierra.

 
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