Usted está aquí: domingo 29 de enero de 2006 Opinión ¿LA FIESTA EN PAZ?

¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Seda, hambre y sol

EXISTEN POCOS LIBROS del tema taurino como Seda, hambre y sol, que describan con tanto realismo y crudeza la vida de un aspirante a torero de cartel, como lo llama su autor, Héctor Budar, señaló en la presentación de la obra el escritor tapatío José Luis Cuéllar de Dios.

QUIZAS DEBA ELEVARSE a la categoría de libro de texto, para que todos aquellos que han decidido hacerse toreros se brinden la oportunidad de conocer vivencias que hagan suyas espiritualmente hablando, sin temores, dudas y padecimientos. La novela está contada con un lenguaje casi perdido: el caló taurino de tanta riqueza y expresividad, un caló que además tiene léxico, morfología y sintaxis. Buen diccionario para las nuevas generaciones, que evitará el antitaurino "güey", hoy tan en boga.

EL TOREO ES el mismo pero ya no es lo mismo, demuestra Budar en su rico relato. Aspirantes a toreros que se jugaban la vida en lugares ignotos y recónditos ante ejemplares de media casta que con sus más de 600 kilos le hablaban de tú a los que osadamente les robaban pases.

LA NOVELA, LITERARIAMENTE hablando, está resuelta con gallardía, gracia y ritmo, como las faenas que pudo haber soñado su autor, quien da cuenta de innúmeras dignidades pisoteadas, que son el común denominador en este áspero y difícil medio. Por momentos imaginé -continúa Cuéllar de Dios- que las humillaciones y los sufrimientos de Chaval, el personaje principal, los guarda Budar entre sus reliquias de amor, y nos relata las tiernas lealtades que se producen cuando la tragedia se asoma a la vida del protagonista, así como las inmensas soledades de cuerpo y alma que invaden la vida de un soñador de gloria taurina.

SU LECTURA SERA útil para varios de los protagonistas del espectáculo taurino actual, a fin de que los convoque a un ejercicio de autorreflexión respecto a la autenticidad de su quehacer y a la solidez de su vocación. La pluma de Héctor Budar está guiada por un sólido espíritu taurino, además de conducirse con vigor y, cosa admirable, con elegante prudencia, si bien refleja susceptibilidades heridas que develan malignidades soterradas, tan comunes -y tan corrientes- en este medio. La trama de la novela nos permite entender cómo con la auténtica vocación taurina, la del mandato perentorio, llega implícita la aceptación de sacrificios libremente consentidos.

SEDA, HAMBRE Y SOL rebosa, como las buenas faenas, sentimiento, fuerza, estructura e inspiración. Budar nos logra comunicar esa brutal nostalgia por un pasado que parece perdido y que en el fondo es el hambre por las glorias de antaño. Cuando se ha leído la última página, la 174, uno ya se metió en la onda del autor y terminamos por reflexionar que tanto éste como personajes y lectores han quedado con el espíritu taurino intacto. Enhorabuena a Héctor Budar, y bienvenido su relato, que seguramente será paseado en hombros por cuantos tengan la fortuna de leerlo, concluyó José Luis Cuéllar. (Seda, hambre y sol, de Ediciones Urdimbre, está a la venta en las librerías Gandhi, y en Puebla en las librerías Angeles. También en el puesto de libros frente a la puerta principal de la Plaza México.)

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