Usted está aquí: domingo 29 de enero de 2006 Política Corrompidos, los responsables de la seguridad: obispo

Corrompidos, los responsables de la seguridad: obispo

GABRIEL LEON ZARAGOZA

La Iglesia católica reprobó la creciente ola de violencia en el país y demandó al gobierno federal detener esa situación, porque, de continuar, ''no habrá vencedores ni vencidos; sólo destrucción, lágrimas y muerte".

El viernes una balacera a plena luz del día entre narcos y policías en una populosa colonia de Acapulco dejó el saldo confirmado de cuatro gatilleros muertos y siete heridos. El obispo de esa ciudad, Felipe Aguirre Franco, indicó -sin mencionar nombres ni cargos- que el punto turístico ''se ha convertido en un corredor de narcotraficantes que se disputan la plaza. Tienen dinero y corrompen hasta a los mismos encargados de ver por la seguridad de los acapulqueños".

Para la Iglesia, expuso, las agresiones entre los delincuentes y de éstos hacia la población son vistas como ''algo que no debe llenarnos de miedo ni como amenaza, pero sí de preocupación'', porque, en lo relativo a su diócesis, en las costas Chica y Grande de Guerrero la presencia de los narcos es ''preocupante'': ''hay pueblos que se convertido en entidades fantasmas a causa de los ajustes de cuentas y la siembra de estupefacientes".

La mayor pesadumbre de los clérigos, manifestó el mitrado, se debe al cultivo de enervantes que se da entre la gente humilde del campo, a la que fácilmente enganchan los capos con la entrega inmediata de dinero, lo cual los compromete y obliga a continuar en esa actividad ilícita, ''y si hay alguna falla en sus compromisos, vienen los ajustes de cuentas".

La preocupación se extiende al narcomayoreo, señaló Aguirre Franco. Los grandes distribuidores se han convertido en grandes y ostentosos empresarios con recursos mal habidos y "dinero del mal".

Pero lo más triste de todo, remató, lo viven los destinatarios de las drogas: los consumidores, que provocan muchas situaciones de violencia para ellos y sus familias.

El obispo llamó a los narcotraficantes "para que se den cuenta del grave mal y desgracia que están provocando en el mundo y para que detengan su carrera".

Acapulco, municipio que capta gran parte de los ingresos de Guerrero gracias a su actividad turística, ha sido escenario de actos violentos en los recientes meses por disputas entre cárteles de la droga.

Progreso relativo

Por separado, el obispo de la diócesis de Matehuala, Rodrigo Aguilar Martínez, señaló que el narco y las ejecuciones son una "señal triste y dolorosa" de cómo se están perdiendo los valores entre los mexicanos, quienes ven a sus semejantes como ''alguien que les estorba y a quien tienen que eliminar''.

La violencia asociada a la producción y distribución de drogas cobró en 2005 mil 500 vidas, la mayoría en el norte del país.

El narcotráfico, definió, es un negocio ilícito que destruye vidas y relaciones familiares, y que trae un progreso sólo para unos cuantos y daños para la gran mayoría.

Esa actividad ilícita ''es uno de los males que hunden a la sociedad" y "a sus gobiernos", señaló.

 
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