Usted está aquí: domingo 5 de febrero de 2006 Política Defiende el Ejército del Pueblo la necesidad del movimiento armado

Es recurso legítimo de defensa y transformación radical para los oprimidos, sostiene

Defiende el Ejército del Pueblo la necesidad del movimiento armado

En otra parte de su comunicado, la Tendencia Democrática Revolucionaria-Ejército del Pueblo (TDR-EP) hace extensas referencias a la necesidad y la pertinencia del movimiento revolucionario armado en México para evitar cualquier posibilidad de lucha fratricida.

''De la trágica noche de Jaramillo a las masacres de Aguas Blancas, Acteal, El Charco y El Bosque, una línea nítida de constitución y articulación de movimientos revolucionarios armados atraviesa el país sin que estos hayan podido ser 'controlados' o 'erradicados' por el Estado y gobierno mexicanos. Sea en Chihuahua, Monterrey, Guerrero, Oaxaca, Jalisco, Chiapas, Michoacán, Morelos o estado de México; sea con una u otra sigla; sea con una estrategia u otra -guerrilla campesina, guerrilla urbana, comandos de ajusticiamiento, insurreccionales, foquistas-; sea por cortos o largos periodos de tiempo; sea como fuere, en silencio temporal o con sonoros pasos, el movimiento revolucionario armado ha podido mantenerse como un recursos legítimo de defensa y transformación radical para los oprimidos, expoliados y excluidos de siempre (...)

''El asesinato de dirigentes y luchadores sociales conocidos, o su aprehensión, tortura y encarcelamiento; la represión de los cuerpos de granaderos a todas las manifestaciones populares; las masacres del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971; las masacres de copreros y campesinos en el estado de Guerrero; la represión militar y paramilitar a las universidades de Michoacán, Sinaloa, Puebla, Guadalajara, Guerrero, la UNAM, el IPN, la UACH, a las Escuelas Normales Rurales (hoy casi extintas), a las casas de estudiantes de diferentes entidades federativas en el DF (hoy extintas), abrieron nuevamente la puerta de las armas y de nuevas transformaciones en dirección, desde ese entonces, de la utopía socialista.

''Estado y gobierno mexicanos no supieron interpretar los sonidos de Ciudad Madera (...) Determinaron 'judicializar', 'criminalizar' y 'militarizar' un problema de naturaleza político-económico (...)

''Creyeron que con la muerte de algunos de los combatientes caídos el 23 de septiembre de 1965 dejarían de escucharse los sonidos de las armas y del pueblo (...)

"No fue así. Años más tarde surgieron y emergieron nuevos grupos político-militares que interpretaron que no había más opción para que fuera escuchada la voz de los mexicanos que el camino de las armas. Surgieron la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR), el Partido de los Pobres (PDLP), las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), el Movimiento Armado Revolucionario (MAR), el Frente Unido Zapatista (FUZ), la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC-23), las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), la Organización Revolucionaria Clandestina Unión del Pueblo (más tarde PROCUP), las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (FRAP) y otros grupos revolucionarios más. Estado y gobierno mexicanos no supieron nuevamente leer el mensaje y organizaron, como política de Estado, una guerra sucia en contra del pueblo de México (...)

''Una vez que todo parecía terminado, que ya parecía el fin de la historia y de la utopía, el viejo topo de la revolución volvió a salir de las entrañas de la tierra. El levantamiento zapatista el 1º de enero de 1994, así como el surgimiento del EPR el 28 de junio de 1996, mostraron la persistencia del movimiento revolucionario armado. El EZLN logró consolidar su presencia en los territorios bajo su control, así como crecer y ampliar su influencia en el plano nacional e internacional (...).

''Por su parte, el EPR, después de la ofensiva del 28 de agosto de 1996, decreció progresivamente su actividad político-militar, como expresión de las contradicciones internas que lo fragmentaron, como lo documentan palmariamente diversos medios de comunicación.

''Dicha documentación permite establecer el surgimiento de nuevas organizaciones revolucionarias armadas, como el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), el Ejército Villista Revolucionario del Pueblo (EVRP), las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP), la Tendencia Democrática Revolucionaria-Ejército del Pueblo (TDR-EP), entre las más conocidas.

''Y, por lo que se puede apreciar a través de sus mismos comunicados, lejos de verse atenuadas las contradicciones que los separaron, éstas se han agudizado a tal grado que hoy es imprescindible que las organizaciones respeten sus espacios y reconozcan que ninguna de ellas, por sí misma, podría realizar lo que al pueblo de México corresponde por derecho propio.

''De cualquier modo, la línea de constitución y articulación de nuevos o renovados movimientos revolucionarios armados en nuestro país, parece destinada a persistir, en virtud de que perviven las condiciones materiales de existencia que la hicieron necesaria (...)

''En estas circunstancias: ¿qué podrán y querrán aportar las organizaciones derivadas de la diáspora eperrista para superar dichas contradicciones? A ellas corresponden dar la respuesta.''

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