SpaceX quiere reducir a la décima parte el costo de lanzamiento de satélites
El jueves saldrá al espacio el primer transbordador de propiedad privada
París, 7 de febrero. Medio siglo después del lanzamiento del primer Sputnik, una nueva generación de empresarios privados quiere demostrar que las leyes del capitalismo también pueden aplicarse en el espacio, reservado a los gobiernos por ser un negocio demasiado costoso y poco rentable.
La nueva generación comparte un mismo sueño: lograr más éxitos y, sobre todo, menos caros, que ese puñado de gigantescas compañías a las que Estados Unidos ha subcontratado, hasta ahora, sus ambiciones espaciales. Poner en órbita satélites a precio de saldo es el objetivo de SpaceX, nueva compañía privada estadunidense que pretende revolucionar el sector espacial a partir del jueves, cuando efectuará su primer lanzamiento.
SpaceX quiere reducir a la décima parte el costo de los lanzamientos de satélites, mientras su compatriota Blue Origin desarrolla en gran secreto un avión espacial. Por otra parte, Virgin Galactic quiere poner el llamado "turismo espacial" al alcance de todos... o, al menos, de aquellos que puedan pagar 200 mil dólares por su boleto, entre otras empresas.
Falcon 1, el cohete de SpaceX, debe realizar su primer lanzamiento a las 0:30 horas del jueves desde la base militar estadunidense de Kwajalein, en la islas Marshall (al noreste de Australia). Cohete de dos cuerpos a propulsión de oxígeno-keroseno, pondrá en órbita el satélite FalconSat-2 por cuenta del Departamento estadunidense de Defensa, con el objetivo de observar las perturbaciones que el plasma espacial causa en las telecomunicaciones.
Si el lanzamiento tiene éxito, el Falcon 1 será el único transbordador competitivo totalmente desarrollado por el sector privado.
Sus rivales -aunque pertenezcan a compañías privadas como Arianespace, Boeing o Lockheed-Martin- han sido creados por organismos gubernamentales con fondos públicos.
El objetivo declarado de SpaceX es reducir los costos de lanzamiento de satélites. Propone precios de apenas 6.7 millones de dólares por satélite lanzado, mientras las alternativas menos costosas ascienden a unos 20 millones de dólares por satélite.
Por el momento, Falcon 1 es una nave pequeña, aunque sus propietarios esperan contar con versiones más potentes en 2007.
Entre éstas existe incluso un modelo capaz de poner en órbita satélites hasta de 9.6 toneladas, por un costo que no sobrepase los 78 millones de dólares.
Detrás de estos planes está el cerebro de un millonario de origen sudafricano de 34 años, llamado Elon Musk.
SpaceX es la tercera compañía creada por Musk después de Zap2 -vendida a Compaq en 1995 por 300 millones de dólares- y PayPal, el sistema de pago por Internet, comprado en 2002 por el sitio de subastas EBay por mil 500 millones de dólares.
Cien millones de dólares invertidos
"Invertí en SpaceX alrededor de 100 millones de dólares", manifestó Musk en una entrevista concedida por escrito en la que se declaró "dispuesto a realizar una inversión más significativa, si fuese necesario. Sin embargo, después del primer lanzamiento tengo la intención de dejar entrar a otros inversionistas" en el proyecto, aseguró.
Pese al optimismo de Musk, la historia del espacio tiene frustrados intentos del sector privado, desde las naves Conestoga hasta el cohete reutilizable Rotary Rocket, que tenía previsto volver a la Tierra gracias a gigantescas hélices de helicóptero.
"Algunos de estos proyectos eran parodias de dibujos animados, pero no todos eran tan extravagantes", recordó Rachel Villain, vicepresidenta de la empresa especializada en asesoría en tecnología espacial Euroconsult.
No obstante, todos fracasaron hasta ahora, ya fuera por problemas técnicos, falta de financiamiento o a causa de la indiferencia del gobierno estadunidense.