Usted está aquí: domingo 12 de febrero de 2006 Estados Impulsan Iteso y UdeG venta en el exterior de artesanías de 9 etnias

El objetivo, desalentar a intermediarios y ofrecer mayores ganancias a los indígenas

Impulsan Iteso y UdeG venta en el exterior de artesanías de 9 etnias

Mediante una cooperativa, visitan comunidades, dan asesoría y opciones de comercialización

NELDA JUDITH ANZAR CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Tianguis ubicado en Contreras Medellín 245, zona centro de Guadalajara, Jalisco, donde se pueden adquirir artesanías y productos orgánicos elaborados por indígenas de diversas comunidades Foto: Arturo Campos Cedillo

Ampliar la imagen Tianguis ubicado en Contreras Medellín 245, zona centro de Guadalajara, Jalisco, donde se pueden adquirir artesanías y productos orgánicos elaborados por indígenas de diversas comunidades Foto: Arturo Campos Cedillo

Ampliar la imagen Juguetes de madera y artesanías en hoja de maíz son elaborados por indígenas y comercializados en Japón, Estados Unidos y otros países, mediante la cooperativa del Iteso Foto: Arturo Campos Cedillo

Guadalajara, Jal., 11 de febrero. Con el propósito de desalentar a los intermediarios y ofrecer mayor ganancia a los indígenas que elaboran artesanías y productos orgánicos, 15 egresados del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores (Iteso) de Guadalajara formaron hace cuatro años la cooperativa Manos Indígenas Trabajando.

Maricarmen Martínez, responsable de mercadotecnia de la asociación, informó que el proyecto beneficia a 2 mil indígenas de nueve etnias, principalmente mujeres cuyos esposos emigraron. Asegura que todos los que participan en esta cooperativa son voluntarios.

Con esfuerzo, dice, obtuvieron la marca Manos Mexicanas, con la que comercian arte y productos a Alemania, donde se han interesado sobre todo por el arte huichol; a Japón, que prefiere textiles tzotziles, y Estados Unidos, donde se vende toda la gama de productos.

Los voluntarios trabajan con comunidades chamulas, tzeltales, tzotziles, mayas, mixtecas, purépechas, huicholes, tarahumaras y chucs, que producen juguetes de madera, artesanía en hoja de maíz y en barro negro, trastería y sobre todo textiles, además de comestibles como miel de abeja, jamaica, frijol, haba, café, conservas, jarabes, semillas y cremas.

El proyecto tiene apoyo del Iteso y de la Universidad de Guadalajara (UdeG). La primera brinda un espacio para la comercialización de los productos, la segunda promueve la agricultura orgánica entre la población indígena.

En diciembre la cooperativa abrió dos bazares navideños en esta capital y tiene también un punto de venta en el centro de la ciudad y otro en un anexo de la cafetería del Iteso.

Maricarmen Martínez señala que la capital de Jalisco es la principal plaza donde se organizan exposiciones y se promueven los productos, principalmente en centros de educación superior.

El grupo asesora a los indígenas sobre procesos de calidad y les propone diseños para que elaboren además accesorios modernos, como portadores de agendas, celulares o computadoras.

La mutualidad respeta la simbología que los indígenas imprimen a sus productos, sobre todo los artesanales y textiles, lo que da más riqueza al producto y es más apreciado por el comprador.

El grupo realiza visitas periódicas a las comunidades indígenas, donde adquiere los productos que paga antes del envío y a precio justo, pues se trata de obtener el mayor beneficio para el indígena.

Mensualmente la cooperativa factura productos por aproximadamente 50 mil pesos, en tanto en temporada alta, como Navidad, las exportaciones rebasan hasta 300 mil pesos.

La mejoría en el nivel de vida de las familias que participan en este proyecto se verá a largo plazo, pero al menos ya tienen capacidad para responder principalmente a sus necesidades de salud, carencia constante de este grupo, comenta.

La entrevistada insistió en que ninguno de los voluntarios recibe sueldo, comisión o bonificación; en cambio, promueven descuentos o donaciones de algunos prestadores de servicios para el gasto operativo, transporte, empaque y promoción de las mercancías. No obstante, se ha tenido que contratar a 10 personas para actividades temporales y administrativas.

Maricarmen Martínez recuerda que cada uno de los cooperativistas desarrolló la sensibilidad por las etnias; algunos no sólo conocieron algunas comunidades, sino que llegaron a vivir en ellas y regresaban cargados de artesanías que terminaban vendiendo en la universidad y entre amigos y familiares.

La mayoría tenía un amigo en común: el sacerdote Gonzalo Rosas, quien también gustaba de visitar comunidades indígenas y apreciaba su artesanía, y fue a iniciativa de él que conjuntó a los jóvenes para, después de madurar la idea, conformar la cooperativa y posteriormente la marca con la que hoy comercializan los productos.

Recuerda que al principio picaron piedra, sobre todo para ganarse la confianza de los indígenas y encontrar formas de trabajo que empataran su empleo remunerado con una actividad voluntaria.

Hoy están a punto de editar el primer catálogo de productos y de abrir una página en Internet a fin de expandir las posibilidades de comercialización.

El reto es grande porque se busca incluir en el proyecto a todas las etnias del país. De 52 que conforman el territorio nacional apenas trabajan con nueve.

Para incluir a otra etnia se debe tener organización de la comunidad o de una familia indígena y que sus productos sean de calidad. Los interesados deben llamar a los teléfonos: (01 32) 36 57 71 03, 36 57 64 67 y 39 44 31 79 para una cita y que sus productos sean valorados por el grupo de mercadotecnia de la cooperativa, explicó.

 
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