Usted está aquí: domingo 12 de febrero de 2006 Opinión Ambulante, gira de documentales

Carlos Bonfil

Ambulante, gira de documentales

En los años recientes algo se ha constatado claramente: el cine mexicano tiene una existencia virtual: todo mundo sabe que existe, está en todas partes, pero nadie lo ve. En espacios informativos se habla de las películas de ficción, documentales y cortos que anualmente se producen, y las cuentas optimistas cifran la producción anual en más de 50 títulos. De ellos, el público apenas consigue ver fugazmente en cartelera unos cuantos. El resto permanece de algún modo enlatado.

En la exhibición comercial el desdén es casi total. Revísese hoy la cartelera, o los archivos de hace tres meses o un año; el resultado será el mismo: notas periodísticas sobre lo que se produce en México y ausencia de esos productos en la oferta comercial. También se repite que la crisis del cine nacional de ficción es crónica (falta de buenos guiones, poco apoyo estatal, fuga de talentos al extranjero, competencia desleal de productos foráneos), y que existe en cambio un auge de opciones interesantes en el cortometraje y en el documental.

A la difusión y eventual premiación en festivales de documentales recientes sucede, sin embargo, su extinción comercial en el país. Apreciados únicamente por cinéfilos en muestras o festivales, estos trabajos carecen de distribución efectiva, de reconocimiento masivo y apenas permiten a sus realizadores lanzarse a una nueva aventura, cada vez más azarosa.

Por ello, es alentadora la iniciativa de la productora Canana (impulsada por los actores Diego Luna y Gael García Bernal), en colaboración con el Festival Internacional de Cine de Morelia y la organización Cinépolis de proyectar en salas de este conjunto, del 10 de febrero al 6 de abril, en 15 ciudades del país, una gira de documentales llamada Ambulante. En la ciudad de México se proponen, del 10 al 16 de febrero, 19 documentales, siete extranjeros y 12 nacionales, que cubren de modo representativo la producción más reciente del género.

Inmigración. La sexta sección (Alex Rivera) es un trabajo sobresaliente sobre el esfuerzo de un grupo de trabajadores mexicanos en Estados Unidos que envía dinero para sufragar obras públicas en su comunidad natal poblana, eclipsando por completo la inversión estatal. Una cinta imaginativa, llena de humor y aciertos visuales. Farmingville (Catherine Tambini/Carlos Sandoval) es otra crónica de inmigrantes, esta vez clandestinos, que se enfrentan en el estado de Nueva York a una ola brutal de racismo. Un trabajo polémico e inteligente.

Al otro lado (de Natalia Almada, no confundir con la cinta homónima de Gustavo Loza) relata la experiencia de la inmigración ilegal a partir del corrido sinaloense. Una visión cruda de los vínculos del narcotráfico y la marginación de mexicanos en California. Por último, la cinta De nadie (Tin Dirdamal) aborda el tema de inmigración clandestina a partir de la experiencia de una joven hondureña, María, que padece en México un gusto previo de discriminación y racismo en su aventurado tránsito al sueño americano.

Marginalidad. Relatos desde el encierro (Guadalupe Miranda), Niños de la calle (Eva Aridjis), Voces de la Guerrero (Diego Rivera) y el documental colombiano La sierra (Margarita Martínez y Scott Dalton) son crónicas de la supervivencia urbana. Destacan en el trabajo de Miranda la frescura humorística y el comentario acerbo en los testimonios de mujeres presas en un penal de Jalisco; también es interesante el oído con que Rivera captura la experiencia cotidiana de un barrio popular capitalino, y los contrastes testimoniales que ofrece, en viva voz, el documental de Aridjis. Desconozco el trabajo colombiano sobre la violencia en un barrio de Medellín, pero será interesante ver cómo enlaza con la experiencia descrita en los demás trabajos.

El recorrido continúa con Comunidad. Trópico de cáncer (Eugenio Polgovsky), La canción del pulque (Everardo González), Toro negro (Carlos Armella/Pedro González-Rubio), XV en Zaachila (Rigoberto Perezcano), Un día más (María Inés Roque) y la española El cielo gira (Mercedes Alvarez). Los cuatro primeros son una muestra elocuente de las virtudes de este género en México. Historias originales, acercamiento sensible a los trabajos y regocijos de una comunidad rural o urbana y, en el caso de Toro negro, vigoroso retrato de un impulso autodestructivo. Un día más relata la experiencia de un grupo de mujeres que sobreviven al cáncer; en tanto, El cielo gira es un trabajo casi antropológico sobre una comunidad an-cestral en la región de Soria.

Cuatro documentales internacionales completan la gira: Tarnation, de Jonathan Caouette, es una brutal y emotiva crónica sobre su experiencia gay y su relación con su madre esquizofrénica; Grizzly man, de Werner Herzog, retrato épico de Timothy Treadwell y su insólita convivencia con osos salvajes en Alaska; La corporación, de Mark Achbar y Jennifer Abbott, formidable incursión crítica a la lógica despiadada de las multinacionales, y La pesadilla de Darwin, de Hubert Sauper, crónica de una depredación ecológica.

Ambulante, gira de documentales 2006 (www.ambulante.com.mx) se ex-hibe en estos días en Cinépolis Diana y Plaza Universidad.

 
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