Usted está aquí: miércoles 15 de febrero de 2006 Capital Alertan sobre los riesgos de tolerar violencia en el noviazgo

Víctimas participan en grupo de autoayuda

Alertan sobre los riesgos de tolerar violencia en el noviazgo

LAURA GOMEZ FLORES

La celebración del Día del Amor y la Amistad no es color de rosa para muchas jóvenes, que a su corta edad han sufrido agresiones físicas, sicológicas, emocionales y hasta sexuales en sus noviazgos, pero que difícilmente denuncian, ante la incomprensión de familiares o amigos.

Melody es una chica de 20 años que por más de un año soportó las humillaciones de su pareja, porque "no quería que se molestara conmigo y me dejara; hubiera sido lo mejor, pero no quería aceptarlo. Necesitaba estar a su lado y, entre más me advertían del riesgo, más me aferraba a esa relación destructiva".

Los enojos de él, recuerda, eran constantes por el uso de faldas cortas, ropa entallada o blusas escotadas; intervenir en conversaciones que "estaban por encima de mi intelecto" o dar opiniones contrarias a las de él, y, cuando no explotaba, sus silencios eran cada vez más prolongados, "lo cual nos condujo a peleas constantes y, en mi caso, a la búsqueda de ayuda profesional".

Tras varias sesiones en grupos de auto-ayuda y para prevenir la violencia intrafamiliar, entendió que ella no era el problema y que la actitud de su novio era producto de la desintegración de su familia y los constantes pleitos que presenciaba en su hogar, pero él nunca lo aceptó y prefirió que la relación terminara.

Ahora, reconoce, su vida es mejor, aunque "cada vez que un chico se me acerca lo estudio cuidadosamente y evito un acercamiento más allá de la amistad. No sé cuándo volveré a tener pareja, pero de lo que estoy segura es que no permitiré que nadie me ofenda, humille u obligue a realizar actos que no deseo". Como ella, otras jóvenes, como Ana Laura, Mariana, Monserrat y Diana, han sido víctimas de algún tipo de violencia en el noviazgo, expresada en distintas formas, como pequeños empujones, pellizcos, prohibiciones, descalificaciones veladas, presiones y manipulaciones para tener relaciones sexuales; en casos más graves, inclusive golpes, gritos, amenazas y humillaciones.

"Nunca te imaginas que esas situaciones den pie, en una relación de matrimonio, a la violencia intrafamiliar, pues se convierten en patrones a seguir de manera generacional, y sólo tomas conciencia de que algo anda mal cuando platicas con tus padres o amigos, o conoces historias trágicas de gente allegada y no quieres que te pase lo mismo", explica Ana Laura, de 19 años.

Su visión es compartida por Monserrat, que a sus 17 años se enroló en un grupo de teatro junto con sus amigas para presentar una obra sobre la forma en que son maltratadas las mujeres durante el noviazgo, los problemas emocionales y sicológicos que representa superar esa etapa y la posibilidad de reconocerse como un ser humano capaz de ser respetado.

"Se trata de una tarea difícil, porque estamos condicionadas a aceptar a la pareja como es, sin darnos cuenta del daño que provoca no hablar a tiempo, aceptar conductas que no van con nosotras y permitir que se nos trate como una cucaracha, como sucede en cientos de relaciones. Sin embargo podemos cambiar la situación cuando nos lo propongamos y evitar, posteriormente, mayor daño físico o emocional, que afecte a nuestros descendientes", afirmó.

 
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