Usted está aquí: miércoles 22 de febrero de 2006 Opinión Minería y grandes negocios

Octavio Rodríguez Araujo

Minería y grandes negocios

Las minas más peligrosas son las subterráneas, y entre éstas las de carbón, por ser roca blanda. Los peligros en una mina subterránea son principalmente de dos tipos: derrumbes y explosiones por los gases desprendidos de las rocas, el metano en primer lugar, también conocido como grisú.

Los mineros de carbón subterráneo, además de los riesgos mencionados, suelen padecer silicosis o neumoconiosis, por los polvos que con frecuencia están respirando. En los tiempos recientes la vida promedio del minero se ha podido alargar gracias a la tecnología, pero ésta no siempre es actualizada adecuadamente por las compañías que tratan de ahorrar gastos. China, Pakistán e India son, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) los principales países con el mayor número de pequeñas minas de carbón subterráneas, que son normalmente las más peligrosas porque requieren menor inversión que las grandes, y porque sus trabajadores no están suficientemente capacitados, además de no tener derechos.

En países donde los trabajadores carecen de derechos laborales y de sindicatos, como China, los accidentes mortales en las minas de carbón son más comunes y frecuentes que en otros. En México, según información del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares, la mayor proporción de los 65 trabajadores enterrados en la mina Pasta de Conchos carecen de sindicación, de prestaciones y de capacitación para ese trabajo. Es muy probable que, como en los otros países citados, en nuestro caso la responsabilidad de este terrible "accidente" sea de la empresa Grupo México (que se anuncia como la compañía minera más grande en el país), por insuficiencias de inversión para evitar estas catástrofes, comunes pero no inevitables en estas minas si la empresa toma las previsiones adecuadas.

Industrial Minera México SA de CV (Grupo México) opera ocho minas subterráneas polimetálicas en el centro y en el norte del país, además del complejo carbonífero y coquizadora de Nueva Rosita, Coahuila. Este grupo se ha beneficiado de las privatizaciones de compañías mineras que se han realizado desde la instalación de gobiernos neoliberales, comenzando por el de Miguel de la Madrid, pero sobre todo con Salinas de Gortari. Precisamente en el gobierno de este último el grupo adquirió la mina de Cananea, Sonora, por 525 millones de dólares, junto con Acec Union Miniere.

En su consejo directivo, como se señala en su sitio web, se pueden leer los nombres de salinistas muy conocidos, como Claudio X. González, Luis Téllez Kuenzler, Juan Rebolledo Gout, Armando Ortega y otros que ni siquiera tienen su origen en el mundo empresarial. Rebolledo Gout fue uno de los publicistas más importantes de la llamada reforma del Estado de Salinas.

El presidente de este grupo y CEO (chief executive officer, como llaman en inglés a los directores de empresas) es Germán Larrea Mota Velasco, pariente de Francisco Mota Velasco, subdirector de proyectos de Ferromex (Ferrocarril Mexicano), la red ferroviaria más extensa del país, con casi 500 locomotoras y 8 mil 500 kilómetros de vía, también propiedad del Grupo México.

Esta empresa, dicho sea de paso, se formó junto con la Union Pacific Railroad en 1998, cuando Ernesto Zedillo era presidente de México. Por las facilidades que otorgó para esta operación, Zedillo goza ahora (desde 2001) de los beneficios de ser parte de los once miembros de la junta directiva de Union Pacific Railroad.

No es ocioso recordar que el Senado de la República aprobó la iniciativa de Zedillo (1995) para privatizar el sistema de ferrocarriles del país, incluido el Ferrocarril Pacífico-Norte (comprado también por el Grupo México y la UPR), de donde fueron despedidos de inmediato diez mil de los 13 mil trabajadores, con la complicidad del sindicato presidido entonces por Víctor Flores Morales (diputado plurinominal del PRI en el segundo trienio de Zedillo) y ahora otra vez presidente del Congreso del Trabajo (CT) gracias al reconocimiento ilegal que le dio el derechista secretario de Trabajo y Previsión Social por haber brindado el apoyo del CT al gobierno de Fox el 30 de marzo del año pasado.

La tragedia de los mineros de San Juan de Sabinas, Coahuila, es una más de las consecuencias de la corrupción existente en México, tanto en la esfera de los grandes capitales como en la de los gobiernos neoliberales a su servicio.

Las minas subterráneas de carbón, con la tecnología existente en la actualidad, no debieran ser tan peligrosas como son, si las instalaciones fueran adecuadas.

Desde la tragedia de Barroterán, en 1969, cuando murieron 153 mineros, han ocurrido en la zona alrededor de 10 explosiones semejantes. ¿Cómo ha sido posible, por ejemplo, que los mineros hayan sido dotados de oxígeno sólo para seis horas si se sabía que estarían trabajando a más de 2 kilómetros de la boca de la mina y a 150 metros de profundidad?

¿Falta de previsión? ¿Ahorro por parte de la empresa? No lo sé, pero sí que los obreros están en peligro de muerte.

 
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