Usted está aquí: sábado 25 de febrero de 2006 Opinión DESFILADERO

DESFILADERO

Jaime Avilés

Ha muerto Nora Muchnik

Cuba, Chile, Nicaragua, Chiapas, etapas de su vida

Madrazo, atorado en el pantano de los escándalos

El apoyo de Aznar a Calderón, gesto desesperado

Cuando en julio pasado esta plana preguntó a sus lectores qué significa ser de izquierda y las múltiples respuestas que trajeron los vientos electrónicos antepusieron a los matices la certeza colectiva de que "toda persona de izquierda, por principio de cuentas, tiene que ser bien derecha", yo creo que en el fondo de las ideas estaba pensando en Nora Muchnik, que murió esta semana, recién cumplidos los 67 años de edad, asesinada por un ataque al corazón después de pasar la etapa final de su vida como Tina Modotti, en un cuarto de azotea de la ciudad de México.

Nacida en Buenos Aires, crecida como la más hermosa que en esos días jamás hubiesen contemplado los ojos humanos, educada en las disciplinas del ballet clásico, elevada por su tenacidad y su belleza a la categoría de prima ballerina, estaba en Roma, acompañando a su marido, que participaba como actor en el rodaje de una película de Antonioni, cuando los barbudos del movimiento 26 de Julio derrocaron a Fulgencio Batista en Cuba.

Renunciando al promisorio futuro que le insinuaba la industria cinematográfica italiana, la pareja se trasladó a La Habana y se incorporó a las tareas del proceso revolucionario que se estaba poniendo en marcha. ¿Cuánto tiempo se quedaron los dos en la isla? Tengo en la memoria una laguna que llega hasta 1970, cuando Salvador Allende y la Unidad Popular ascienden al poder en Chile. Desde el esplendor hasta la agonía de aquel episodio histórico, Nora acumuló amargas y terribles reflexiones que me trasmitió en su cuarto de azotea a principios de 2003, después de un memorable taller de periodismo en la Casa Refugio del Escritor en la calle Citlaltépetl.

Tras el golpe pinochetista del 11 de septiembre de 1973, Nora y su familia regresaron a Argentina, donde el sistema político se estaba desmoronando entre la crisis económica, la debacle del peronismo, la ofensiva militar de las organizaciones guerrilleras y las siniestras actividades de la triple A. Cuando la junta militar encabezada por Jorge Rafael Videla derrocó a Isabel Perón en marzo de 1976, los peregrinos, y sus hijos, volvieron a movilizarse. Reaparecen en la Nicaragua de la lucha y la victoria sandinistas contra Anastasio Somoza en 1979, donde ella se integra a la redacción del periódico Barricada y resiste, peleando con la pluma desenfundada, los años de la guerra contrarrevolucionaria que patrocinaba el gobierno de Ronald Reagan.

Una vez más, cuando la derrota aparece como inevitable perspectiva en el horizonte -los comandantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional envueltos en las trampas de la corrupción, los abusos de poder y el tráfico de influencias; la economía destrozada por la guerra (de cada diez metros de tela que producía la industria local, seis eran de color verde oliva para los uniformes militares), el pueblo harto y decepcionado de sus líderes-, el esposo de Nora se suicida y ella se ve sola, hundida en la miseria y rodeada de la aflicción de sus tres hijos.

La etapa siguiente en su periplo es México, donde la vida le vuelve a sonreír cuando los zapatistas se levantan en armas en 1994. Tras el ataque militar de Ernesto Zedillo en febrero de 1996, ella consagra toda su energía a explicarnos, a los simpatizantes de los rebeldes, el origen, los propósitos y los métodos de la guerra de baja intensidad. La última vez que nos reunimos en su cuarto de azotea, después de aquel taller, me entregó una traducción de diversos materiales recogidos en Internet sobre las nuevas armas nucleares, de "alcance limitado", que aún está fabricando el gobierno de George WC Bush. Cuando publiqué una síntesis de esa información en este espacio, con los ojos abiertos, gracias a Nora, respecto del horroroso tema, se produjo un largo silencio, determinado quizá por el asombro, la incredulidad o las ganas de negar la espantosa realidad por parte de los siempre hipotéticos lectores. Pero a finales de ese año, 2003, Immanuel Wallerstein confirmó con su propia denuncia la existencia de esos artefactos, equiparables por su capacidad destructiva a los que la fuerza aérea de Estados Unidos arrojó sobre Japón en agosto de 1945.

A la mitad de esta semana última de febrero, Paula Thibault, hija de Nora, me llamó de repente por teléfono desde una funeraria de la colonia Roma para comunicarme la noticia. Paula estaba con sus hermanos Emiliano y Antonio, y los tres recordaban el poema de Ezra Pound que su madre les leyó muy poco antes de morir, y cuyos versos finales son éstos:

Busquen al adolescente asfixiado
en familia:

Oh, cuán odioso resulta

ver tres generaciones de una

casa reunidas

como un árbol viejo con retoños

con algunas ramas podridas y ruinosas.

Salgan a desafiar la opinión

contra esta vegetal servidumbre

de la sangre.

Adiós, querida Nora Muchnik. Gracias por tu amistad. Donde sea que estén se acordarán de ti, igualmente, Elizabeth, Isadora, las muchachas y los muchachos del taller, y tus legiones de admiradores secretos. Hasta siempre, compañera.

Cuatro meses cuatro

Sin contar el de mañana, faltan 18 domingos para las elecciones del 2 de julio. Para los más pobres del país, que son la población mayoritaria, la decisión ya está tomada. Los mercachifles de las encuestas a la carta se ganan el pan y la sal contentando a sus clientes, y éstos explotan los supuestos "resultados" como pueden. Los despliegan en periódicos, los cacarean en Internet, se dan palmaditas cibernéticas en el hombro. Algunos farsantes, en el colmo de la indecencia, se atreven a profetizar que sus pronósticos se volverán reales "al tiempo".

De manera que se antoja inevitable, la campaña responde a una sola finalidad en la que son especialistas los políticos: amarrar más y más votos, no discutir ideas, programas, tácticas y estrategias para el sexenio que viene. Roberto Madrazo alquila multitudes efímeras con dinero sucio que circula debajo de las mesas. Felipe Calderón juega un patético futbol de contragolpe, tratando de subirse al área enemiga y pidiendo el balón para tratar de anotar, pero cada vez que el esférico llega a sus botines, si por casualidad lo patea, lo manda a las tribunas.

Pero están perdidos, PAN y PRI, su ciclo está agotado. En el partido de Madrazo toda la semana buscaron una salida imposible, porque no existe, para reducir los daños causados por el escándalo Marín-Nacif. Estudiaron la posibilidad de quitar al gober precioso pero comprendieron que eso no los protegería contra la erosión del desprestigio. Si el mandatario poblano renunciara, habría elecciones extraordinarias en 90 días y las ganaría el PAN. Pero si permanece en el cargo, como aparentemente sucederá, será blanco de protestas cada vez más extendidas, que no se traducirán sino en mayor desgaste para el priísmo.

Puebla es todavía una reserva del voto campesino para el PRI. Al sostener a Mario Marín al frente del gobierno estatal y del dinero del erario, Madrazo confía en aprovechar esos recursos y esos mecanismos de control para apostar a la victoria por la vía del fraude. Sin embargo, las mediciones disponibles contemplan que en el mejor de los casos obtendrá menos de los 10 millones de votos que Francisco Labastida recibió en 2000.

Los bigotitos de Franco

Si Madrazo es sinónimo de podredumbre y desvergüenza, el abanderado panista comienza a lucir, tras la dura sonrisa, la máscara de la angustia y la desesperación. Sólo así se explica la monumental estupidez que cometió al traer a México al ex jefe del gobierno español, José María Aznar, que vino con su bigotito franquista a emitir rebuznos envueltos en una triste receta publicitaria: "El México de 2006 es mejor que el de 2000", dijo tal vez cobrando por ello un cheque.

En 2000, cuando el ex presidente en funciones, Vicente Fox, asumió la primera magistratura, había en México dos millones de familias que ahora, en 2006, están desintegradas porque al menos uno de sus miembros se fue a vivir en Estados Unidos, huyendo de la miseria. Eso le parecerá magnífico al petimetre Aznar, que mucho dice saber de países como el nuestro.

También le resultará encantador el hecho de que los mineros sepultados bajo toneladas de tierra en una mina de Coahuila bajaron a jugarse la vida a 150 metros de profundidad estimulados por la perspectiva de ganarse 70 pesos por el esfuerzo y el riesgo de ese día en un túnel que tarde o temprano se iba a derrumbar por la falta de mantenimiento. O verá con entusiasmo los dos pesos por hora de trabajo bestial que ganaban hasta ayer los presos de la cárcel de San Miguel en Puebla.

AVISO: la semana próxima se dará a conocer el nombre de la persona ganadora del concurso de ensayo sobre los partidos políticos en Internet.

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