Usted está aquí: domingo 26 de febrero de 2006 Opinión A LA MITAD DEL FORO

A LA MITAD DEL FORO

León García Soler

En la mesa del patrón

Ampliar la imagen El viernes pasado, durante el anuncio de la suspensión de trabajos para rescatar a los 65 mineros que quedaron atrapados en la mina Pasta de Conchos FOTOMarcoPeláez

ADELANTARON VISPERAS Y cavaron tumbas en un páramo que pasa por panteón. Venían en camino expertos, del otro lado. Los medios electrónicos cubrían la tragedia y Juan Rebolledo, nada menos que encargado de "asuntos internacionales" del Grupo México, visitaba las siete casas para hablar, acá de este lado, de buenas condiciones laborales en la mina de Pasta de Conchos y de lo imponderable. ¿Qué le vamos a hacer? Los hados se empeñan en que mueran mineros en el socavón, contratados por terceros para no tener que pagar seguro social y prestaciones. Para ser competitivos, pues.

"OUT SOURCING", pudo decir el subsecretario de Relaciones Exteriores de Ernesto Zedillo y secretario auxiliar de Carlos Salinas de Gortari. De modernidad se trata. Competir con las armas de la nueva ortodoxia, bajo el dictado neoconservador del Consenso de Washington. De patrones que compran países y venden democracia en el mundo de la verdad única. Nada nuevo bajo el duro suelo de nuestra tierra minera. Cananea, Nueva Rosita, Barroterán, Sabinas. Cananea y la matanza de huelguistas, preludio de la Revolución que liquidó al porfiriato. Y del Congreso Constituyente que nos diera el artículo 123. Nueva Rosita y la marcha desde el desierto hasta la capital de la República que estrenaba el gobierno del primer relevo generacional; el del alemanismo optimista y moderno.

SE INICIABA EL ascenso de la casa Larrea, con altibajos del revisionismo sexenal, sociedades con políticos de aquí y capitales de allá, y la globalización, y la derecha que osa decir su nombre, la democracia que daría cristiana sepultura al ogro filantrópico y condenaría las utopías de ideologías difuntas. Y Barroterán y Sabinas. El poder vale un Potosí. Los encomenderos cambiaron la cruz y la espada por el signo del dólar. In hoc signo vincis. La alternancia para copetear la estabilidad económica. El Congreso del Trabajo en manos del mozo de estribo de la privatización de los ferrocarriles. Y la CTM gerontocrática. Y los independentistas afincados por su condición de accionistas de la telefonía. El combate sin tregua al sindicalismo.

POR ESO, DESPUES de que Napoleón Gómez Urrutia, heredero de liderazgo sindical, denunciara que numerosos mineros de Pasta de Conchos laboraban contratados por terceros y no por el consorcio explotador de la mina, el silencio acompañó las oraciones del presidente Fox, quien pedía al cielo por los trabajadores y sus familias. Nadie preguntó si los mineros tenían seguro de vida, entre otras cosas. Nadie. Hubo escenas dramáticas y el realismo ineludible que exhibía los duros rostros de varones que bajan a las entrañas de la tierra, los harapos que visten, la pobreza de mujeres fuertes que no se resignan, pero hablan con orgullo de sus hombres, padres, esposos, hermanos, hijos. No es hora de buscar culpables, repetían en las mesas de consejos de administración.

AL MENOS HASTA que el secretario del Trabajo, el que debiera titular los intereses de los trabajadores y no acatar la voluntad patronal del "out sourcing", escuchó a los expertos del otro lado y dijo a las familias de los mineros atrapados en los vericuetos de túneles y derrumbes, que por la densidad de los gases se suspendían las labores de rescate. Un directivo de la mina, ahí presente, ofreció indemnizar a los familiares con 750 mil pesos por cada vida sacrificada. Y estalló la ira. Y el secretario del Trabajo tuvo que huir a toda carrera para refugiarse en las oficinas de la empresa. Y cuentan las crónicas que los servicios médicos atendían a funcionarios del consorcio minero afectados por alteraciones cardiacas.

NO ES HORA de buscar culpables, repiten los de arriba. Es hora de exigir responsabilidad a las autoridades y definición política a los partidos y a sus candidatos. ¿Cómo puede decir quien ha puesto su baza en favor de los pobres que no hay que "politizar" el asunto de las minas de carbón y los mineros ahí enterrados? Andrés Manuel López Obrador ha enfrentado, con alusiones, insinuaciones, el rechazo de Carlos Slim a su proposición de reducir salarios a los altos funcionarios, como fuente de recursos de inversión para recuperar el crecimiento. Cuentas del gran capital. Pero la explotación de mineros, su contratación a cargo de terceros, su indefensión, el vacío social que enfrentan las familias, esos son asuntos que tienen que ser "politizados". Son políticos por naturaleza.

THE NEW YORK TIMES nos ofrece una notable crónica de la tragedia minera, en la que James C. Mckinley, Jr, enfoca la vida de los mineros y sus familias, expone los salarios miserables que reciben. Industrial Minera México presume tener "el mejor equipamiento". Pero los mineros y la terca realidad lo desmienten. Además de malas condiciones de seguridad, "quizás el aspecto más peligroso de la mina es la pobreza... Los mineros del carbón de por acá ganan un salario base de 45 a 85 dólares a la semana, pero reciben un bono por productividad. El resultado -le dijeron los trabajadores- es que los mineros (para no perder el bono de subsistencia) a veces desconectan los indicadores de seguridad y trabajan cuando los niveles de gas exceden el umbral de seguridad."

QUE LE VAMOS a hacer. Estabilidad económica y elevada reserva de divisas, inflación bajo control y disciplina fiscal garantizada por Francisco Gil y Guillermo Ortiz, a quienes un banquero de la Reserva de allá de aquel lado llama "Batman y Robin". El dúo dinámico garantiza la transmisión serena del poder, pagar deuda externa con los dólares de reserva. Y la ilusión inconmensurable de transustanciar la parálisis en crecimiento económico; aplaudir a la Suprema Corte que impone silencio al aria triunfalista de Vicente Fox. Y la urgencia de evitar que algo, el voto popular por ejemplo, interrumpa la marcha triunfal de la derecha. Ya no hay tiempo para las reformas estructurales del milagro. Quizás para la reforma laboral; la reforma Abascal, dice el eufemismo que elude la raíz patronal y fuente sinarquista.

CUANDO LAS ENCUESTAS buscaban el punto de equilibrio y nadie parecía acordarse de que debería haber diferencias ideológicas, políticas y programáticas entre los tres partidos dominantes y sus tres candidatos titubeantes, decenas de mineros se quedan enterrados en el socavón, las facultades de funcionarios son sustituidas por oraciones al Señor. Y a los dirigentes del PAN, Espino y Espina, como mandan los cánones foxianos, se les ocurre dar la palabra en México a Aznar el exiguo. El 33 es un bar perdido en la desmemoria urbana. Haga de cuenta el Sonora-Sinaloa. Cosas de leguleyos, nostálgicos del presidencialismo fantasmal. Pero vino a "asnar" Aznar y pidió el voto de los mexicanos para Felipe Calderón. Tuvo a bien el orgulloso falangista, heredero del franquismo oscurantista, de espadón y rosario, traer a cuento la lírica definición de Vargas Llosa: el engendro de la dictadura de Franco previno a los mexicanos del peligro de volver a la "dictadura perfecta."

FELIPILLO SANTO NO acudió al encuentro con el del PP. Se fue a Chihuahua, a la sierra Tarahumara. A la tierra de Pancho Barrio, el que habla directamente con Dios. De los bárbaros del norte no queda sino el gobierno de Eugenio Elorduy en Baja California. Del oro de Barrio, nada. Felipe Calderón fue efímero secretario de Energía de Vicente Fox. Conoció Pemex y el valor geopolítico del petróleo. No digo que se convirtiera en estatista, pero experimentó los efectos del desmantelamiento que desapareció minas y empresas paraestatales de la secretaría de la que salió por haber iniciado prematuramente su campaña en pos de la Presidencia. Por eso andaba en Coahuila el secretario del Trabajo.

Y LA TERCA REALIDAD expone cómo viven los obreros que tienen empleo. Humberto Moreira, gobernador de Coahuila, es de la generación que alcanzó victorias electorales en el tránsito del cesarismo sexenal al resurgimiento del poder regional. Espacios de poder real. Supo hacerse presente y ausentarse oportuna y prudentemente cuando las versiones contradictorias y la visión clasista condujeron al estallido de la ira contenida por la esperanza y por la solidaridad de los trabajadores mineros que integraron cuadrillas de rescate. No estuvo el de Coahuila en la reunión de Roberto Madrazo y sus compañeros del recambio de mando en 17 estados de la República. Siete de ellos acudieron a la casa de Ulises Ruiz, gobernador de Oaxaca, en el sur de la ciudad de México.

ENRIQUE PEÑA, con el cúmulo de compromisos contraídos y la carga del escándalo incontenible, inagotable, en torno a bienes y fortuna de Arturo Montiel. Eugenio Hernández, de Tamaulipas, territorio apache en la guerra declarada por el narco al Estado mexicano. Silverio Cavazos, de Colima, con la carga de Tecomán y el del relevo que lo sorprendió. Ney González, de Nayarit, con la ventaja que le da el espectáculo del saltimbanqui Antonio Echevarría. Y Manuel Andrade, de Tabasco, el que presume de haber derrotado electoralmente, una y otra vez, al PRD. Y Jorge Carlos Hurtado, de Campeche, uno de los que reafirmaron la consolidación del príismo en el sureste. Y Félix González Canto, de Quintana Roo, en medio de la tormenta de lodo que siguió al huracán devastador de Cancún y la Riviera Maya.

LA TORMENTA DE fango ha puesto en jaque al gobernador de Puebla, Mario Marín, y exhibido el activismo insolente del Rey de la mezclilla. El de la demanda penal por difamación contra Lydia Cacho. La autora del libro que denuncia complicidades entre dinero, poder y pederastas, pide que se investigue al ex gobernador Joaquín Hendricks. El escándalo exhibe la omnipresencia del impresentable señor Kamel. Desde dar dinero al fideicomiso Vamos México hasta compartir micrófono con el presidente Fox, y haberse reunido con el recaudador de fondos para la campaña electoral de López Obrador. Las cintas filtradas no sólo comprometen: Félix González Canto resulta no sólo ajeno, sino poco grato para los personajes del sucio asunto.

EN EL SOCAVON, 65 mineros enterrados. No es hora de buscar culpables, dicen los patrones. En la atalaya los encomiendan a Dios: "... Lo que es seguro es que come en la mesa del patrón."

 
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