Usted está aquí: martes 28 de febrero de 2006 Opinión ANDANZAS

ANDANZAS

Colombia Moya

La Giselle de Alicia Sánchez, en la Covarrubias

LA GISELLE ORIGINAL, estrenada hace 165 años, reunió un selecto grupo de talentos, de esos que de tanto en vez, mágicamente se reúnen para realizar lo que también da en llamarse "capolaboro" u obra maestra del arte universal de todos los tiempos, perdurando a través de cambios y embates transformadores de la realidad, cuya interpretación y objetivos permanecen con validez y vigencia hasta el presente, pasando todas las pruebas posibles para permanecer palpitante en el corazón de la humanidad.

¿QUE REUNIO GISELLE?... el amor inconmesurable de un gran poeta y crítico de arte del siglo XIX, T. Gautier, por una bellísima bailarina, encontrando el tema apropiado para Carlota Grisi, en una antigua leyenda popular alemana recogida por el poeta Heine en su libro De Alemani, y que con la ayuda del escritor Jules Henry Vernoy de St Georges, lograron un libreto excepcional que captaba magistralmente, del mundo de aquella época y de la eterna quimera del amor más fuerte que la muerte, toda la serie de elementos dramáticos y teatrales que, con la ayuda de la música creada por Adolphe Adam, y la coreografía de Corelli y Jules Perrot, otro hombre apasionado del amor y de la musa bailarina de sus tormentos, cristalizaron en este ballet formidable, cuya esencia romántica, aún respira nostálgicamente, en este mundo vulgar y descarnado de hoy.

HOY, LOS NOMBRES de Théophile Gautier, Adam, Grisi, Perrot, inclusive Taglioni, quien a mediados del XIX, envolvió las puntas de sus zapatillas con lienzos almidonados para elevarse sobre ellas y llegar a la cumbre del espíritu romántico de una época en la danza, no sólo permanecen en bustos de mármol en los lujosos salones de La Opera de París, sino como punto de referencia ineludible para todos aquellos coreógrafos contemporáneos que han hecho de Giselle, una inocente retrasada mental, y otras versiones que por el momento se me escapan. Ahora, la coreógrafa mexicana, Alicia Sánchez, de talento e imaginación creativa a borbotones, nos dice que "Giselle, es él...", un joven enamorado.

PENETRAR EL MUNDO filosófico del amor, la validez de la inocencia y el romanticismo en el mundo contemporáneo, detrás de bambalinas, entre besos y abrazos entre homosexuales y heterosexuales, voltear la cara de la moneda y presentarnos el mundo de pesadilla, plagado de fantasmas deformados y lisiados emocionales, donde la mediocridad y el montón son la tónica del poder, y la fuerza; nos lleva al borde, al emocionante filo de la navaja donde el milagro, ¡ahhh! está a punto de suceder. La maravilla de una obra de arte, redonda y perfecta donde cada elemento encaja como por arte de magia con el anterior hasta llevarnos al consuelo incomparable de la satisfacción, el reposo, el alivio, porque el arte es una especie de orgasmo espiritual, paladear el sabor de la vida y de quien ha sabido contarnos, traducirnos lo que todos queremos saber y sentir, pero que sólo unos cuantos pueden hacerlo. Y una de esas es Alicia Sánchez, maravillosamente madura y audaz, clara en su pensamiento y en la dirección correcta con originalidad y creatividad, porque ella es esencialmente creativa.

QUISE IMAGINAR SU gramática corporal (con todo el respeto que me merecen sus bailarinas), con más, mucho más del dominio del lenguaje corporal, no sólo cubierto de emoción y sinceridad; hace falta, se requiere, se necesita más, mucho más de esto para cerrar con broche de oro una obra excelente, asombrosa que nos llena de expectativas en la obra de esta joven mujer, surgida del grupo de Raúl Parrao, es decir de la banda de los bizarros, los audaces y valientes, los imaginativos y abre caminos.

EN ESTA OBRA, donde el escaso humor, o sentido de lo cómico, del gag, es casi inexistente en la danza contemporánea mexicana por su maldito gene de "seriedad" que es incapaz de recrear bajo otra óptica la maravilla de la existencia de manera sincera; se puede disfrutar, aunque en ocasiones un poco too much, de este buen humor, de éste no tomarnos tan en serio porque el "gran ego"... es bastante estúpido, inútil y totalmente infecundo, etcétera... haciendo fluir la obra sin colocarnos una piedra en el estómago o salir del teatro brincoteando de gusto. Rodeada de gente talentosa como Ballina, Marcelo Gaete, Chaz y Kazan, además del conjunto de bailarines, Sánchez, ha dado un grande e importante paso en la madurez y concreción de una obra. Merecen los bailarines egresados de las escuelas del país mucha mejor preparación técnica, desarrollo corporal, etcétera, porque las muletas son muy bien manejadas, pero se antoja también ver bailar en otro nivel (con el debido respeto).

GISELLE DE ALICIA Sánchez es otra de esas obras importantísimas de la danza contemporánea mexicana que merece todo, y no andar deambulando en la periferia de los presupuestos de las escleróticas cúpulas fortalezas, torres de marfil anquilosadas, respirando oxígeno en los flamantes tanques del presupuesto para "los elegidos" que "llegaron primero". Usted debe ver esta obra en la sala Miguel Covarrubias, donde permanecerá hasta el 26 de marzo, los jueves, viernes, sábados y domingos, a las 20, 19, y 18 horas. Respectivamente.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.