Usted está aquí: miércoles 1 de marzo de 2006 Opinión MEXICO SA

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Control de la oferta y del mercado minero

Productores primarios y la semimanufactura

Gil y Ortiz deberían vivir en Ciudad Gótica

Las rebanadas del pastel:

Ampliar la imagen El ex presidente ejecutivo de Enron, Kenneth Lay, a su llegada a la corte, en el caso de fraude y conspiración. A la derecha un manifestante contra las empresas energéticas Foto: Ap

MEDIO SIGLO ATRAS, continúa la Cepal, las estrategias de las empresas mineras se basó en el control de la oferta, resultando de esta forma un poder oligopólico. Sus estrategias fundamentales para el dominio del mercado eran la concentración de derechos mineros como reserva, a través de una búsqueda general de cobre no sólo en Estados Unidos, sino en el extranjero. Se financiaron trabajos de exploración y explotación de yacimientos de este metal en otras partes del mundo, particularmente Chile, Zaire y Zambia.

FIJABAN UN PRECIO de productores de cobre el cual mostraba una mayor estabilidad que el precio que regía en el mercado libre. El control de gran parte de la producción, de una importante parte del consumo y la capacidad de influir sobre el precio de venta, constituían una sólida barrera de entrada frente a los nuevos productores, que empezó a aflojar recién finalizada la segunda guerra mundial, debido principalmente al boom de la demanda de cobre por las necesidades de la reconstrucción y del desarrollo económico de la postguerra, que buscó diversificar sus opciones de abastecimiento, permitiendo de esta forma la incursión de nuevos productores.

EN LOS AÑOS sesenta y setenta se da una ola de nacionalizaciones y la entrada en escena de nuevos actores. Con las primeras se redujo el grado de concentración en la industria minera y el grueso de la producción en los respectivos países pasó a manos nacionales. A partir de este momento, tres compañías estatales surgidas de las nacionalizaciones (Codelco, Chile; Gécamines, Zaire y Zambia Consolidated Copper Mines) encabezaron la lista de los mayores productores de cobre primario del mundo occidental. En 1980, CODELCO controlaba el 13 por ciento del mercado, Gécamines el 8.9 y ZCCM el 5.9.

LAS GRANDES EMPRESAS privadas que habían perdido varias de sus filiales en los países en desarrollo entraron en crisis, lo que provocó cambios en la propiedad de estas empresas, fusiones, cierres, etcétera. En el periodo en que ocurrían estos cambios se producía el primer shock petrolero y la percepción que predominaba era que el mundo se encaminaba hacia una escasez de materias primas. Las proyecciones de la demanda y de los precios eran optimistas y alentaban el aumento de la capacidad de producción y la entrada en escena de nuevos actores.

ES ASI COMO algunas empresas petroleras decidieron utilizar sus masivos excedentes en la adquisición de activos mineros. Las operaciones más destacadas fueron la adquisición de Anaconda por Arco en 1977, y la de Kennecott Copper por Standard Oil Company de Ohio en 1981. En 1980, 41.4 por ciento de la capacidad minera en Estados Unidos estaba directa o indirectamente en manos de compañías petroleras que habían adquirido empresas mineras ya existentes. Sin embargo, esta incursión de las empresas petroleras fue pasajera y en los años ochenta la mayoría emprendió la retirada, por un resultado por debajo de sus expectativas.

LOS CAMBIOS RADICALES en la propiedad de las empresas cupríferas tuvieron tres importantes consecuencias en el mercado: los productores de cobre perdieron el poder de influir en los precios internacionales, las empresas estadunidenses tradicionales que habían perdido sus intereses afuera, concentraron sus operaciones en el mercado interno. Sin embargo, operaban con altos costos y se vieron obligadas a cerrar minas en Estados Unidos. La caída de la producción doméstica trajo aparejado el aumento de las importaciones a precios iguales a los que regían en las bolsas de metales.

HASTA FINES DE los años setenta la integración vertical se extendía generalmente hasta las semimanufacturas en el caso de los productores de cobre primario de Estados Unidos. La reestructuración de la industria llevó a algunas empresas a concentrarse en mejorar su competitividad en la producción del metal no elaborado que era su principal negocio, cortando su nexo con las semimanufacturas. Esta tendencia se profundizó con la entrada y salida de las empresas petroleras del sector minero. La entrada de estas empresas se realizó mediante la compra de un paquete financiero que incluía las semimanufacturas, pero cuyos activos principales estaban constituidos por operaciones mineras que eran el principal blanco perseguido en estas adquisiciones. Con la salida de las petroleras, éstas vendieron las operaciones por separado.

CON SU EMERGENCIA como empresas independientes, las semimanufactureras empezaron a abastecerse de materia prima en las condiciones comerciales más ventajosas, lo cual abrió oportunidades a los traders y contribuyó a disminuir la capacidad de los productores de cobre para influir en los precios. En el ámbito mundial, se dan también algunos otros casos de integración de productores primarios o refinadores con la industria semimanufacturera.

LOS NUEVOS ACTORES de la oferta tenían prioridades y estrategias muy distintas de las que diseñaban los grandes consorcios cuando tenían el control del mercado. En efecto, las nuevas empresas estatales tenían que responder a las expectativas de sus respectivos gobiernos cuyos ingresos fiscales dependían en gran medida de la venta del metal. Por otro lado, habían surgido nuevas empresas extractivas privadas financiadas por fundiciones y refinerías alemanas y japonesas, que necesitaban mantener un alto nivel de producción para poder cumplir con el pago de la deuda contraída. En el caso de las empresas mineras compradas por las petroleras, el respaldo financiero de la casa matriz que realizaba importantes ganancias en el mercado petrolero, actuaba como un subsidio que ayudaba a mantener el nivel de actividad a pesar de los altos costos.

MAÑANA SEGUIMOS CON el tema.

QUE BUENO QUE Batman y Robin vivían en otros lares y utilizaban su tiempo libre en capturar malosos, porque si su oficio fueran las finanzas públicas, como Paco Gil y Guillermo Ortiz, el dúo dinámico sería responsable del menor crecimiento económico en cuando menos dos décadas, aunque viéndolo con calma nada mal estaría que Gil y Ortiz se fueran a vivir a Ciudad Gótica.

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