Usted está aquí: jueves 2 de marzo de 2006 Opinión MEXICO SA

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Pese la crisis de la minería, el Estado apoya a Grupo México

Hasta Zambia decidió en 1994 no participar más en exploración ni producción mineras

Ampliar la imagen Trabajadores protestaron ayer en San Salvador contra el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos Foto: Ap

EN LOS AÑOS ochenta y noventa se desata la ola privatizadora, la formación de grandes conglomerados y la mayor internacionalización de la producción en la industria minera, apunta la Cepal.

LA NECESIDAD DE reducir costos en el sector se hizo patente en la segunda mitad de los años setenta, cuando los precios llegaron a niveles muy bajos, producto del aumento de la producción por un lado, y del estancamiento de la demanda por el otro. Esta situación se veía agravada por el endurecimiento de las reglamentaciones ambientales y por la fuerte alza de los precios del petróleo. La capacidad de las empresas de reducir costos constituía el principal determinante de la competitividad.

PARA INCREMENTAR ganancias, las empresas recurrieron a un conjunto de medidas que incluían el cierre permanente o temporal de las operaciones de altos costos, racionalización del proceso productivo, modernización de las operaciones e introducción de nuevas tecnologías, reducción de los costos laborales a través de despidos, renegociación de contratos y recortes salariales, y la capacitación del personal para aumentar la productividad.

ENTRE 1980 Y 1986, la capacidad minera de Estados Unidos fue reducida en un tercio, mientras la fundición y la refinación perdieron cerca de 40 por ciento de su capacidad. Después de una época de repliegue de las inversiones mineras dentro de las respectivas fronteras con la ola de nacionalizaciones, se reanudó en los años 80 un movimiento de internacionalización de la producción, que fue cobrando fuerza en los noventa.

ESTA INTERNACIONALIZACION o relocalización se acompañó de una estrategia de fusión o absorción en unos casos, de la generación de alianzas estratégicas en otros para la puesta en operación de algunos grandes proyectos, teniendo como objetivo central la reducción del costo promedio de las operaciones internacionales. Los criterios fundamentales para la internacionalización eran la disponibilidad de grandes yacimientos de alta calidad, a los cuales se incorporaban las últimas tecnologías, la flexibilidad en el manejo del costo medioambiental, bajos costos de la mano de obra, infraestructura adecuada, un marco legal que promoviera la inversión privada, y una estabilidad política que garantizara la seguridad de la inversión. Es así como se asistió, desde finales de los años ochenta, a la expansión de las inversiones en los países en desarrollo, esencialmente en América Latina, el Sudeste Asiático y en Oceanía, donde durante los años noventa se experimentó un gran auge de la inversión extranjera directa en el sector minero. Destacó el caso de Chile, donde se concretaron varios proyectos de producción a gran escala en los años 90.

DE ESA FORMA se constituyeron grandes conglomerados interrelacionados entre sí a través de participaciones cruzadas en la propiedad, o a través de la constitución de joint venture para algunas operaciones conjuntas. Las transacciones que realizan se concretan esencialmente en circuitos intrafirma o sobre la base de contratos de compraventa concertados con consumidores, que son generalmente de largo plazo.

LAS EXPERIENCIAS DE nacionalizaciones en la industria del cobre llevadas a cabo a partir de los años 60 en los países en desarrollo, no dieron, en la mayoría de los casos, los resultados que de ellas se esperaban, y que eran básicamente la voluntad de incrementar la renta minera del Estado. Las empresas mineras estatales tenían su estrategia subordinada a las decisiones de los respectivos gobiernos, los cuales, urgidos por necesidades de financiamiento a corto plazo, aprovechaban los ingresos generados por estas empresas, sin asignarles suficientes recursos en contraparte.

LA FALTA DE financiamiento para realizar las inversiones necesarias para el mantenimiento y modernización de las instalaciones existentes, así como para financiar planes de expansión, terminó afectando la capacidad de generación de recursos a largo plazo de las empresas. Esto fue particularmente serio en Zaire, Zambia y Perú. En lo que se refiere a Codelco, aunque gran parte de sus utilidades se destinaban al financiamiento de sectores o presupuestos ajenos a su actividad, se le asignaban presupuestos de inversión y operación que le permitieron mantener aceptables niveles de rentabilidad.

TRES EMPRESAS ESTATALES encabezaban en los años 70 el ranking en términos de capacidad productiva: Codelco, ZCCM, y Gécamines. En la década de los 80, tanto Gécamines como ZCCM estaban enfrentando serios problemas, como fuerte incremento de sus costos de producción, productividad reducida, baja tasa de utilización de la capacidad instalada, y disminución de su nivel de producción.

ESTA SITUACION DE las empresas, sumada a un contexto internacional donde predomina desde los años 90 una orientación de las políticas económicas hacia la privatización y la apertura de los mercados, revirtió la tendencia de los años 60 y 70.

EN 1994, EL gobierno de Zambia anunció su decisión de no participar más en actividades de exploración ni de producción mineras, limitando sus funciones a la promoción y la regulación. En 1996 se lanzó un plan de privatización de Zimco, la empresa estatal que participa de 60.3 por ciento del capital de ZCCM. En la República Democrática del Congo (ex Zaire), los problemas que estaba enfrentando la empresa estatal Gécamines en los años 80 empeoraron en los 90, debido a los conflictos armados que sacudieron a este país. Los planes de privatización de la empresa se vieron obstaculizados por las condiciones políticas y militares.

SIN EMBARGO, Y A pesar de estos conflictos, Gécamines intentó a partir de 1995 empezar a restaurar la capacidad de producción de cobre a través de nuevas inversiones modestas y de joint venture con empresas privadas extranjeras. A pesar de los altos riesgos políticos, los renombrados depósitos de cobre y cobalto de alta ley en este país, así como la infraestructura de base existente atrajeron a algunas empresas extranjeras que se asociaron con Gécamines.

Y EN MEDIO del desbarajuste internacional, Grupo México se fortalece con el apoyo del Estado. Total, si hay problemas se ordenan "investigaciones" a modo.

Las rebanadas del pastel:

GRACIAS POR LA PACIENCIA; la ocasión lo ameritaba.

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