Número 116 | Jueves 2 de marzo de 2006
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus

La elección de México como país anfitrión de la Conferencia Internacional de Sida en el 2008 es, ni duda cabe, una buena noticia por la que debemos congratularnos. Sin embargo, tal elección no sólo debe verse como un reconocimiento internacional al esfuerzo realizado por nuestro país en el combate a la epidemia y a su ganado liderazgo regional, también debe verse como una oportunidad de colocar el tema en la agenda de prioridades nacionales. La coyuntura podría posibilitar asumir los compromisos necesarios para revertir los rezagos que aún se arrastran en materia de prevención, diagnóstico oportuno y de educación en sexualidad.

La realización de esta cumbre mundial de sida en México podría actuar como una fuerza catalizadora de todos los esfuerzos realizados por los diferentes sectores involucrados en el combate a la epidemia, y aún más, podría sumar a nuevos actores hasta ahora no integrados, como el sector privado, o reacios a asumir la responsabilidad que les corresponde, como la Secretaría de Educación Pública y las Fuerzas Armadas.

Un evento de esta magnitud podría tener también repercusiones a nivel regional. Será la primera vez que se lleve a cabo una conferencia mundial de esta naturaleza en un país latinoamericano. Si la conferencia realizada en Durban, Sudáfrica, en 2000, significó, según se afirma, un parteaguas en la respuesta dada a la pandemia en los países más afectados de esa región, se debe hacer todo lo posible para que la conferencia de México tenga un impacto similar en al menos la región centroamericana y del Caribe.

Esperemos que la perspectiva de contar con la atención mundial sobre México durante los cinco días que dura la Conferencia Mundial de Sida sea el factor que movilice a todas las fuerzas y recursos necesarios para instrumentar una respuesta coordinada y efectiva a la epidemia en nuestro país.